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Música

Sagi, tiempos para la lírica

El regista celebró cuatro décadas de carrera con 'La del manojo de rosas' en La Zarzuela. En el lado épico, destacó Antonio Moral por levantar el Festival de Granada en cuatro días y el Teatro Real por adelantarse a todos con 'La traviata'

22 diciembre, 2020 18:18

Emilio Sagi

La del manojo de rosas. Teatro de la Zarzuela

Emilio Sagi en el decorado de La del manojo de rosas. Foto: Juan Marchán

A este ovetense de nacimiento (1948) de casta le viene su dedicación lírica. Mamó desde muy pronto el ambiente de los teatros. La zarzuela y la ópera estaban instaladas muy cerca de él. Era lo más lógico siendo nieto como era del barítono Emilio Sagi Barba y de la soprano Luisa Vela y, consecuentemente, sobrino nieto del hijo de estos, el también barítono Luis Sagi-Vela. Hombre culto, sintió enseguida la llamada de las tablas líricas e inició, a principios de los ochenta del siglo pasado, una carrera como director de escena para la que nunca le han faltado conocimientos –también musicales– y gusto.

Debutó con La traviata. Sin dejar su constante labor, ha ocupado sucesivamente la dirección artística del Teatro de la Zarzuela y del Teatro Real y no ha parado de crear imaginativas producciones, en las que prevalecen su olfato teatral y su mirada omnicomprensiva. Recientemente se ha vuelto a reponer su tan coreográfica y elegante recreación de la zarzuela de Sorozábal La del manojo de rosas, que presentó hace ahora 30 años y ha envejecido muy bien y en donde, de manera muy sabia, se sitúa a la obra en un universo tan distinto como imaginativo.

Festival de Granada

Antonio Moral

Recital de Barenboim en el Palacio de Carlos V. Foto: Fermín Rodríguez

Antonio Moral se las sabe todas ya en el arte de organizar conciertos. Le avalan su pasado al frente de dos instituciones capitales en nuestro país, el Teatro Real y el Centro Nacional de Difusión Musical, este último con una actividad frenética e ingente. Pero levantar el último Festival de Granada, en un contexto tan disuasorio y con tantos elementos en contra es quizá su máximo logro como gestor musical. Pensaba que su papel en la ciudad de La Alhambra iba a ser más relajado pero se topó con el virus y le tocó movilizar voluntades a la carrera. Consiguió lo que parecía imposible: congregar a varias orquestas sinfónicas españolas y, gracias a su audacia, sus contactos y un poco de suerte, hacer que por Granada pasaran figurones internacionales como Daniel Barenboim, Gregory Sokolov, Elisabeth Leonskaja e Igor Levit, auténtica selección mundial del piano.

Víctor Pablo Pérez

ORCAM

Víctor Pablo Pérez. Foto: Iván Castellano

Lleva años bregando este burgalés de 1954 encima de un podio, desde que accediera al de la Escuela Superior de Canto de Madrid y ejerciera labores de pianista acompañante del Coro Nacional. Ha sido una figura crucial en la forja de orquestas como la antigua Sinfónica de Asturias, la Sinfónica de Tenerife y la Sinfónica de Galicia, en las que realizó una gran labor. En los últimos años ha hecho crecer poderosamente la de la Comunidad de Madrid. Tarea entorpecida últimamente por una drástica reducción del presupuesto. Deja esta rectoría en los próximos meses no sin antes haber diseñado una temporada muy interesante bajo la pandemia.

La traviata

Teatro Real

Lisette Oropesa en La traviata. Foto: Javier del Real

La ópera tenía todas las de perder en este annus horribilis para los escenarios. Pero en el Teatro Real se confabularon para dar la batalla, bajo un lema motivador: “La normalidad se conquista”. Así que decidieron mantener en cartel La traviata verdiana, que se programó, en versión semiescenificada, durante la práctica totalidad del mes de julio. Numerosos medios internacionales se hicieron eco de la iniciativa a contracorriente. Además, en lo artístico brilló la mano experta de Nicola Luisotti, firme y flexible a un tiempo en el podio, y la soprano Lisette Oropesa, que se encumbró con un bis, el primero de una soprano solista en el Real.

Baset. Sinfonías. Madrid, 1753

Forma Antiqva

Forma Antiqva. Foto: Gonzalo Sanguinetti

Acontecimiento discográfico fue la aparición de un cedé lanzado por Winter & Winter con once sinfonías del valenciano Vicente Baset (1719-1764), un músico hoy desconocido. Forman parte de un conjunto escrito en 1753 y conservado en la biblioteca del barón Carl Leuhusen, secretario del Embajador de Suecia en España de 1752 a 1755. Estas obras, expone Aarón Zapico, director de Forma Antiqva y descubridor del tesoro, “saben a Nebra y Scarlatti pero también a Telemann o Vivaldi”. Una valiosa primicia. Como lo fue en su momento la grabación de sinfonías del avilesino Ramón Garay (1761-1823), recuperadas por José Luis Temes y situadas en los atriles de la Orquesta de Córdoba.

Flamenco: Trilogía de la guitarra

Rocío Molina

En Trilogía de la guitarra, que obtuvo un gran éxito en el Festival de Nimes y en la Bienal de Sevilla, Rocío Molina despliega su caudal creativo, ofreciendo un repertorio dancístico profundo y original. Sin principio ni fin, es una ceremonia fuera del tiempo en la que el baile llega a la culminación. El proceso creativo comenzó en 2018 con Impulso para completarse en 2020 con las dos primeras partes de la Trilogía, Inicio (Uno), que comparte con el maestro Rafael Riqueni, y Al fondo riela (Lo otro de Uno), con las guitarras de Eduardo Trassierra y Yerai Cortés.

Jazz: Share the Wealth

The Nels Cline Singers. Blue Note

De la cosecha discográfica (dado que el directo se nos ha ido al traste) destacamos lo último de Nels Cline (Wilco), hoy reconvertido en músico con alma jazzística, como demuestra el monumental Share the Wealth, junto a sus Singers: el saxofonista e iconoclasta Skerik; el maravilloso Brian Marsella al teclado; el enérgico Trevor Dunn al bajo; el baterista Scott Amendola; y el percusionista brasileño Cyro Baptista agitando todas las rítmicas. Jazz orillado a un rock progresivo que en realidad es un festín de música elevada, libre y espiritual.