Image: Bob Dylan, la música que aceptó el caos

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Música

Bob Dylan, la música que aceptó el caos

9 noviembre, 2015 01:00

Bob Dylan en un estudio de grabación en los años 60

Sale a la venta la última exploración del genio dylaniano, The Cutting Edge 1965-1966, que pone al descubierto el proceso de creación de la trilogía eléctrica de Bob Dylan. Se trata de una inmersión en todas las grabaciones de estudio de las tres obras maestras que transformaron la música popular y consolidaron su conversión de mesías del folk a poeta incandescente del rock. En definitiva, el nacimiento de la estrella y del mito.

Fueron los meses en los que Bob Dylan aceptó el caos como salvoconducto a su inmortalidad y gloria. Los tiempos de anfetaminas, carretera y febril creación que llegaron a su fin con un enigmático accidente de moto, el que irónicamente le salvó la vida. En 18 meses, hace ahora medio siglo, entre 1965 y 1966, Dylan grabó tres álbumes que reformularon la historia del rock, realizó dos giras internacionales, filmó dos películas y escribió un libro. También tuvo tiempo para casarse con Sara Lownds, inspiración y musa de buena parte de sus temas más perdurables. Todavía hoy no hay forma de comprender qué clase de fuerza motora hizo posible todo aquello. La trilogía que consolidó su conversión del folk al rock, del acústico al eléctrico, del Blowin in the Wind al Like a Rolling Stone, sigue siendo un espacio de culto y misterios insondables. El álbum que ahora sale a la venta, The Cutting Edge 1965-1966: The Bootleg Series Volume 12, se adentra en ese misterio con todas sus consecuencias.

Se trata del último capítulo en la serie de volúmenes Bootleg que Columbia viene editando desde 1991, dando salida a la voluminosa y demandada producción del genio de Duluth, desde tomas alternativas y versiones en directo a temas inéditos y todo tipo de rarezas. Esta nueva entrega se centra en el periodo más creativo y revolucionario no solo de su carrera, sino probablemente de la historia del rock: las míticas y anárquicas sesiones en las que se coció la trilogía eléctrica: Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y el disco doble Blonde on Blonde. Tres obras maestras que consolidaron la reputación de Dylan como compositor pero también como intérprete, aunque en el camino pusiera a buena parte de sus fans -los puristas del folk y la canción protesta- en su contra. La colección The Cutting Edge pone al descubierto los mecanismos de creación y de inspiración de los álbumes, escritos y grabados a lo largo de 14 meses en Nueva York y en Nashville, y en los que con la participación de diversos músicos que entraban y salían del estudio se lograría imprimir, en acetato, la alquimia de órgano (Al Kooper) y guitarra (Mike Bloomfiled) que identificó el sonido mercurial de la trilogía. El sonido irrepetible.

Transferidos y mezclados directamente de las originales cintas registradas en el estudio, los temas están aquí abiertos en canal, su evolución expuesta hasta el mínimo detalle, desde los primeros ensayos de cada tema hasta sus tomas finales. El tamaño de producción es tan amplio, los fetichismos y pasiones que generan tan intensos, que como todos los vólumnes bootleg su lanzamiento obedece a diferentes rangos de interés (y posibildiades económicas): desde los 18 cds de la edición para coleccionistas (apenas 5000 copias, adquirible por seiscientos dólares), que incluye cada nota grabada en las sesiones, cada toma y letra alternativa a los temas, hasta una selección de dos discos con los momentos álgidos de las grabaciones, The Best of The Cutting Edge 1965-1966, pasando por una edición de lujo de seis cds, con temas nunca editados oficialmente, descartes del estudio y la evolución detallada del mítico Like a Rolling Stone, que se grabó en 15 tomas, solo dos de ellas con la canción íntegra.

"Dylan se ha vendido a Dios. Esto es, su misión era propogar su belleza tan lejos como fuera posible. Era todavía un desafío artístico comprobar si el gran arte cabía en una jukebox. Y él ha demostrado que sí". Con estas palabras el poeta Allen Ginsberg quería dar por zanjada, ya en 1966, la enconada disputa que la conversión eléctrica de Dylan generó entre sus seguidores. No se trataba de si se había vendido a la moda o el comercio, sino de una evolución en su música que demostró ser tan orgánica como necesaria para su supervivencia como icono de la música popular. El viaje a las profundidades de la creación de temas como Positively 4th Street, Tombstone Blues, Desolation Row, Highaw 61 Revisited, Ballad of a Thin Man, I Want You, I's All Over Now Baby Blue o Stuck Inside of Mobile With the Memphis Blues Again no solo responde al culto por todo tipo de música que haya salido de la mente de Dylan -de hecho, los dylanófilos ya conocen estas sesiones de colecciones piratas como Jewels & Binoculars o The Nite Crash Ballads-, sino a la pertinencia de su edición tratándose de un artista que, en busca del momentum creativo, acostumbra a grabar sus álbumes de estudio con interpretaciones en directo, con todos los músicos en la misma sala, sin mezclas sofisticadas ni arreglos de producción. Así se hizo la trilogía.

Como parte de la promoción de The Cutting Edge, el cineasta australiano John Hillcoat ha dirigido el video-clip de Visions of Johanna medio siglo después de la creación del tema. Desde el carácter onírico y destellos de imágenes de archivo (sobre todo directos de Dylan filmados por Howard Alk), el vídeo propone una interpretación del misterioso tema en el que una "emisora de country suena mansamente pero no hay nada, de veras, nada que apagar". Los sonidos y las palabras de The Cutting Edge nos coloca, parafraseando el tema, frente a esas "visiones que asedia(ba)n la mente" de Bob Dylan hasta desvelarle, junto al "crío extraviado que se toma a sí mismo muy en serio", haciendo que "todo parezca cruel a su alrededor", mientras su "conciencia estalla" y "las armónicas suenan en claves maestras". La ordenación del caos.

@carlosreviriego