Image: Marisa Manchado

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Música

Marisa Manchado

“Componer es salir a la caza del silencio”

27 abril, 2012 02:00

Marisa Manchado. Foto: Rafa Martín.

El japonés Kazushi Ono dirige esta tarde en el Auditorio Nacional de Música de Madrid el estreno de Concierto para fagot y orquesta. Notas para la Paz, un encargo de la Orquesta Nacional de España a Marisa Manchado. El Cultural ha hablado con la compositora madrileña, que prepara con Amelia Valcárcel una ópera sobre La Regenta.

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  • De no haber sido compositora, Marisa Manchado (Madrid, 1956) se habría dedicado a la pintura. Siempre ha relacionado el intenso olor a óleo del taller de su abuelo con una serie de "propiedades mágicas" que explican su temprano despertar como pianista. Quizá por eso necesita "ver" la música antes de sentarse a escribirla. Su Concierto para fagot y orquesta, que se estrena esta tarde en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, es un fresco sinfónico en el que, después de años en el campo de la experimentación electroacústica, destila un silencio sereno a través de instrumentos tradicionales. Feldman, Lachenmann, el último Nono, el Webern de las "cuatro pes" y el Brecht del exilio ("En los tiempos sombríos, ¿se cantará también?") inspiran esta obra que se niega a considerar de madurez. "No creo que tal cosa exista", enfatiza. "Mejor así".

    El hábitat natural de Manchado es la música de cámara, que marca de principio a fin esta nueva creación. "Al contrario de lo que sucede con mi Doble concierto para dos pianos, aquí no abundan los tutti sino una construcción a base de dúos, cuartetos y, por supuesto, el instrumento solista, que va abriendo paso al resto de los músicos".

    Reconoce, en un prudente off the record, que no ha sido precisamente el fagot del Concierto de Mozart su referente a la hora de bocetar la partitura, sino otros: el fagot primigenio de la Consagración de la primavera de Stravinsky, el fagot ascético de Gubaidulina y, sobre todo, el fagot virtuoso del valenciano Enrique Abargues, quien se ocupará de estrenar la obra. "El origen de este proyecto está en Fuegos, que programó el Plural Ensemble y donde coincidí con Enrique. Quedé impresionada con su manera decidida y a la vez delicada de tocar y muy satisfecha con el resultado. Tanto que me animé a componer tomando como referencia a este músico y su manera de tratar el instrumento". Teniendo en cuenta que a lo largo de su carrera la voz ha ocupado un lugar preferente en su lista de intereses musicales no exagera cuando afirma que su "fagot parece hablar".

    Lápiz y goma de borrar


    Cuenta Manchado que le ha llevado un año y medio terminar la partitura. Ha trabajado al "estilo antiguo", es decir, "a la manera en que Beethoven, Mozart, Puccini o Verdi concebían las acotaciones sobre las que luego hacían gravitar al resto de la orquesta". Hace mucho que se doctoró en la Universidad de París VIII, pero sigue definiendo su música como "afrancesada", en la línea de Berlioz, Debussy y también de Satie.

    Allí, en París, tuvo tiempo de familiarizarse con la maquinaria electrónica del IRCAM, "donde la gente se pasa tres años entre ordenadores para inventar un sonido que apenas dura un segundo", aunque ella siempre ha escrito a mano, "con lápiz y goma de borrar", como le enseñaron sus maestros Carmelo Bernaola y Luis de Pablo. "Tardo mucho en gestar una primera idea. Me escapo al monte, paseo, leo. Pero nunca escribo una nota hasta que no escucho perfectamente en mi cabeza el sonido que busco. Entonces la escritura, que es más transcripción que otra cosa, su vuelve vertiginosa y hasta convulsa".

    Su rutina de trabajo consiste en una mesa amplia donde impera un caos calmo de papel y en una serie de itinerarios secretos por Madrid, que es después de Tokio la ciudad más ruidosa del mundo. "En esos lugares inconfesables todavía existe un silencio que sobrecoge. Revelarlos sería una imprudencia por mi parte. Porque componer es salir a la caza de ese silencio". Hace años, casi al mismo tiempo que experimentaba con las ondas sonoras de los sintetizadores de Stockhausen, Manchado soñaba con alcanzar algún día el Everest. Su primera obra para orquesta y solista, Caminando camino, no ha llegado a estrenarse pero anuncia desde su letargo un espíritu ambulante: como Machado, Manchado también hace camino al andar.

    El maestro japonés Kazushi Ono dirigirá a la Orquesta Nacional de España por los pentagramas de una obra vivace de aproximadamente 16 minutos. "Es complicado determinar con exactitud su duración, pues hay mucho tiempo rubato y una gran libertad de ejecución". Aunque compone con la idea de un público instruido e inquieto en la cabeza, en los últimos años su música se ha simplificado, dice, por el peso de la vida. "Me he dado cuenta de que cuando se empieza a teorizar sobre una práctica, la práctica empieza a desaparecer. Es cierto que cada vez me alejo más de la electroacústica de mis comienzos pero no reniego de nada de lo que he hecho". El ideal de simplicidad que persigue está contenido en los cuatro movimientos de la Quinta de Beethoven, "que surge de una natural necesidad de expresión, más allá de cualquier tipo de alarde". Manchado ha sido avanzadilla de la vanguardia de finales del siglo XX, pero también víctima de la dictadura del postmodernismo musical. Sólo así se entiende que su obra Lockta, que escribió en 1981 "contra la corriente imperante de la época", no se estrenara hasta la pasada edición del Festival de Música de Alicante.

    Mujeres en la Historia

    Además de compositora y profesora (hoy vicedirectora del Conservatorio Teresa Berganza), ha sido subdirectora general de Música y Danza del INAEM, circunstancia que aprovechó para editar un detallado catálogo de compositoras españolas que abarca desde la Edad Media hasta nuestros días. "La gran mayoría de mujeres dedicadas a la música ha sido silenciada por el sistema patriarcal. Entendí que teníamos una importante cuenta pendiente con la Historia".

    En sus comienzos, Manchado compuso varias piezas de música incidental para teatro y ya cuenta con dos óperas en su catálogo: El cristal de agua fría, con libreto de Rosa Montero, y Escenas de la vida cotidiana, de Elena Montaña. Desde 2002, trabaja en una ópera sobre La Regenta con la catedrática Amelia Valcárcel. "La obra de Clarín es una gran novela-río que aún no ha sido adaptada a la ópera. Confío en poder llevarla a cabo con ayuda del INAEM. Sólo llevamos dos actos terminados, pero ya soñamos con estrenarla dentro de poco en Oviedo".

    De momento, concentra toda su energía en el estreno de esta tarde. "Estoy nerviosa pero con la seguridad que me da esta orquesta. Josep Pons ha hecho un trabajo sensacional. Yo, que he crecido con los conciertos de la Nacional, le puedo asegurar que hoy suena mejor que nunca". El programa (que se repetirá mañana y pasado dentro de la temporada París 1900) incluye la suite de Pelléas et Mélisande de Fauré y la Sinfonía Manfred de Tchaikovsky.

    Acompañando al título de su obra, la compositora ha añadido una frase (Notas para la Paz) que es una llamada al optimismo como alternativa a la dura realidad. "Empecé con este proyecto en 2008, que es el origen de estos tiempos convulsos. Mi Concierto recoge todo este malestar pero con la convicción de que la música puede ganarle la batalla a las portadas de los periódicos".