Rocío Molina muestra el galardón en un momento de la ceremonia de la Bienal de Venecia. Foto: Andrea Avezzù

Rocío Molina muestra el galardón en un momento de la ceremonia de la Bienal de Venecia. Foto: Andrea Avezzù

Danza

Rocío Molina recoge el León de Plata de la Danza de la Bienal de Venecia

La bailaora es la primera artista flamenca que se alza con el galardón. El jurado ha destacado su capacidad para "recrear la tradición desde una aguda perspectiva contemporánea"

24 julio, 2022 10:52

La bailaora Rocío Molina (Málaga, 1984) ha recogido este sábado el León de Plata de la Bienal de Danza de Venecia, un galardón que le fue concedido en enero, que se ha otorgado por primera vez a una artista flamenca y con el que se quiere ensalzar a jóvenes talentos de la danza.

El jurado, ha informado la organización, ha destacado de su baile la capacidad para "recrear la tradición desde una aguda perspectiva contemporánea", un fallo aprobado por la Junta Directiva de la Bienal de Venecia bajo recomendación de Wayne McGregor, director de la sección de Danza.

McGregor ha resaltado que Molina ostenta “su propio lenguaje artístico” y ha articulado en su arte "coreografías vanguardistas, extravagantes y poderosamente crudas donde el flamenco tradicional se encuentra con el baile moderno y con impulsos (improvisaciones)".

[Rocío Molina recibe el León de Plata de la Danza 2022 de la Bienal de Venecia]

Molina es una de las artistas españolas con mayor proyección internacional y desde 2014 es artista asociada al Teatro Nacional de Chaillot de París. Premio Nacional de Danza 2010, la artista ha subrayado que no dedicaba el premio a ningún equipo, pero sí a "la fragilidad, que de la mano de la renuncia y el desapego" la han guiado, explica, "hasta la honestidad".

El León de Plata de la Bienal de Venecia se suma a una excelsa lista de reconocimientos en la carrera de Rocío Molina. Además del Nacional de Danza, ha sido premiada con el UK National Dance Award (2016 y 2019), los Premios Max (2015, 2017, 2019) o el Premio Olivier de Londres (2018, nominación), entre otros. En los últimos años, la artista ha conquistado algunos de los templos más importantes de la danza y las artes escénicas como el Barbican Center de Londres, el New York City Center, el Esplanade de Singapur, el Festival Tanz Im August de Berlín. Además, Rocío Molina ha sido artista asociada al Teatro Nacional de Chaillot en París.

En esta edición Rocío Molina comparte palmarés con otro icono de la danza internacional como es Saburo Teshigawara, que ha obtenido el León de Oro. Ambos reciben estos premios en el marco del XVI Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Bienal de Venecia que se celebrará hasta el 31 de julio bajo el lema Boundary-less.

La artista malagueña estrenará mundialmente el próximo miércoles 27 de julio su nuevo espectáculo, Carnación, en el Teatro alle Tese, en el marco de la Bienal. Será el próximo miércoles 27 de julio y se trata de una pieza en colaboración con Niño de Elche, Olalla Alemán, Pepe Benítez, Maureen Choi y el coro compuesto por la agrupación Cantori Veneziani y proyectoeLe. Carnación es una coproducción entre La Bienal de Venecia, La Bienal de Flamenco de Sevilla, Grec 2023 Festival de Barcelona y Teatro Español.

Carnación

El título de la pieza hace referencia al proceso pictórico de coloración de la carne. Se trata de un trabajo que, desde una particular sensibilidad, realiza un recorrido abierto alrededor del deseo. Rocío Molina aborda las tensiones que el deseo produce, ya sea en la creación artística o en su forma más carnal, en una pieza en la que se encuentran la música sacra y la electrónica, la celebración de la fiesta, así como la represión y el placer íntimo de la atadura.

La obra, que cuenta con la codirección escénica de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola, la colaboración en el diseño escénico y de vestuario de Julia Valencia, el diseño de vestuario de Leandro Cano y la iluminación de Carlos Marquerie, permite un lugar de encuentro entre la violencia, los cuidados y la ternura, la represión y el placer. De esta manera, las posibilidades del baile y de la voz nos conducen a abandonar etiquetas superficiales para comprender la capacidad de liberación de la danza en un mundo constreñido por el materialismo y la competitividad. Así observamos de forma reveladora que, como los brotes que afloran en lugares recónditos, existe una forma de belleza en la aridez violenta del deseo.