Image: Baryshnikov 'baila' los diarios de Nijinsky

Image: Baryshnikov 'baila' los diarios de Nijinsky

Danza

Baryshnikov 'baila' los diarios de Nijinsky

29 abril, 2016 02:00

Baryshnikov encarna a Nijinsky en Letter to a man. Foto: Lucie Jansch

Llega a Madrid Letter to a Man, un espectáculo de danza con la personalidad hipnótica y arrolladora de Mijail Baryshnikov encauzada por Bob Wilson. Juntos, evocan la atormentada existencia de Nijinsky, recreando el personaje del gran bailarín cuando este perdía contacto con la realidad debido a su enfermedad. Serán cuatro únicas funciones, del 12 al 15 de mayo, en los Teatros del Canal.

El binomio Mikhail Baryshnikov-Robert Wilson llega a Madrid de la mano de uno de los grandes mitos de la danza de todos los tiempos: Vaslav Nijinsky. Los Teatros del Canal acogen, del 12 al 15 de mayo, Letter to a Man, una pieza construida en torno a los diarios que Nijinsky escribió en uno de los momentos más dramáticos de su incipiente locura, tras retirarse de los escenarios. Una tormenta de emociones que, canalizada en textos de Christian Dumais-Lvowski, desemboca con un brillante despliegue escénico y la personalidad arrolladora de su protagonista.

La publicación en 1999 de la versión completa y sin censuras de los diarios de Vaslav Nijinsky supuso un auténtico revulsivo en el mundo de la danza, que por primera vez se encontraba con la mente abierta y deconstruida del bailarín. Los párrafos en los que se refería a su relación con Sergei Diaghilev -su mentor, creador de Les Ballets Russes- habían sido censurados por su esposa Romola de Pulszky cuando se publicaron por primera vez en 1936. Más de sesenta años después resurgió un texto brillante y enajenado que el bailarín escribió en apenas seis semanas y media, entre el 19 de enero y el 4 de marzo de 1919. Sólo interrumpió su escritura cuando fue ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Vaslav Nijinsky pasó el resto de su vida de internado y murió en 1950, poco después de cumplir los 60 años.

"Siempre me ha fascinado el trabajo de Bob Wilson -confiesa Mikhail Baryshnikov a El Cultural- y trabajar con él tan íntimamente en esta obra ha sido una enorme responsabilidad, pero también un enorme privilegio. Para desarrollar Letter to Man me dejé guiar por él y por el dramaturgo Darryl Pinkney". Por su parte Wilson, quien firma la dirección, escenografía e iluminación de esta pieza, ha explicado que se trata de "un trabajo lleno de pasión, poético y adictivo". Especialista en crear espacios ambiguos en los que la emoción navega junto a la luz, Wilson no podía dejar de sucumbir a la magia de estos diarios tormentosos. El proyecto comenzó a fraguarse mientras trabajaba en otro montaje -The Old Woman con Baryshnikov y William Dafoe- pocos años atrás, y se estrenó el pasado mes de julio en el Festival Dei 2Mondi, en Spoleto, Italia. Tras su paso por Madrid, el espectáculo podrá verse en la Sala Garnier de la Ópera de Montecarlo. La polifacética presencia de Baryshnikov -a quien en más de una ocasión habían ofrecido que encarnara el personaje de Nijinksy- ha sido la herramienta ideal para dar cuerpo al desagarro que encierra la obra. "Baryshnikov es perfecto para esto: puede ser neoclásico, trágico y romántico… puede ser descarado o formal. Es un prisma". Una presencia teatral que lleva décadas cautivando al público y que el director de escena explica: "Es un gran intérprete, capaz de captar la atención del público y sepultarlo en su propio mundo".

El montaje, que como todos los que firma Wilson es más complejo de analizar que de disfrutar en vivo, consta de tres partes que a la vez se subdividen en otras tres, y que él mismo define como Retrato, Bodegón y Paisaje. "Cada una de ellas -explica- está presentada por un breve prólogo y luego, lentamente y a medida que se desvela su contenido, la perspectiva se expande". Por tanto, no debemos esperar una acción protocolariamente coreografiada o ver al bailarín con los trajes que caracterizaron a Vaslav Nijinsky. "Soy un artista visual -ha querido aclarar Wilson- y lo he concebido así". El director también afirma que este trabajo "es una colaboración" y que "uno más uno no es siempre dos". Las voces de Baryshnikov, del propio Wilson y de Lucinda Childs -brillante coreógrafa amiga de ambos, quien asume el papel de esposa del protagonista- resuenan en el escenario y se deslizan entre el inglés y el ruso, idioma en el que Nijinsky escribió originalmente sus diarios. La sala roja de los Teatros del Canal ofrece sobretítulos en español de este texto bilingüe.

El título -Letter to a Man- está tomado de una carta que Nijinsky escribió a Diaghilev, y que probablemente nunca llegó a mandarle. En los diarios, el fantasma de Diaghilev aparece periódicamente, como su esposa Romola, su hija Kira o su madre, mientras se revela el inicio de su declive mental, que se manifiesta con obsesiones que llevaban al bailarín por la manía persecutoria o los delirios de grandeza. Baryshnikov ha reconocido en ocasiones haber estado fascinado por los ballets interpretados por Nijinsky desde sus años como estudiante en la prestigiosa Academia Vaganova de San Petersburgo donde precisamente también -aunque con el nombre de Escuela Imperial de Ballet Ruso, aún en la época zarista- se había formado Nijinksy. Aunque los personajes que encumbraron a Nijinsky estaban lejos del registro habitual de Baryshnikov, quien alejó para siempre la imagen andrógina que el público occidental tenía de los bailarines clásicos, el ruso estuvo tentado en varias ocasiones a encarnar a su mito; incluso hubo un intento de película con Ingmar Bergman. Sólo ahora, cuando Baryshnikov ya ha dejado -por fin- de ser considerado sólo un bailarín clásico, se ha decidido a hacerlo.

Pregunta.- ¿Por qué ha eligió aceptar ahora interpretar el papel de Nijinsky? ¿Cuál es la principal diferencia entre esta pieza y otros trabajos sobre él?
Respuesta.- La idea de Bob Wilson era explorar la voz interior de un hombre muy afligido; un hombre de una genialidad inmensa, pero muy atormentado. Creo que la única forma posible de explorar las profundidades de este artista tan fascinante es tocar ante la puerta de esa voz. Por supuesto, no conozco todo lo que se ha hecho sobre Nijinksy, pero sabía que Bob Wilson tendría su propia visión, y colaborar con él en este proyecto fue muy tentador.

P.- ¿Y por qué es tan especial trabajar con él?
R.- Wilson exige el 100 por cien de ti. Tu educación, tu intuición, tu paciencia, tu imaginación… saca todo de ti, te guste o no te guste.

P.- ¿Cómo ha sido su experiencia usando distintos idiomas en la obra?
R.- Fue Darryl Pinkney, de acuerdo con Bob Wilson, quien esbozó y dio forma al texto. Darryl ha colaborado con Bob en algunos proyectos, incluyendo The Old Woman, que se interpretaba tanto en inglés como en ruso. Bob mantuvo esa idea para Letter to a Man, y creo que tiene sentido. Por supuesto, es maravilloso actuar en mi lengua natal.

"Escribo para ti (Romola) en mi cuaderno, pues quiero que leas en ruso. Yo he aprendido a hablar en francés. Tú no quieres hablar en ruso", escribió Nijinsky en sus diarios. Un texto del que había dicho Henry Miller: "Es una comunicación tan desnuda, tan desesperada que rompe moldes. Estamos cara a cara con la realidad y es casi insoportable. Si no hubiera terminado en el asilo hubiéramos tenido en Nijinsky un escritor tan valioso como el bailarín". "Creo que Miller dio en el clavo con esas palabras", nos dice Baryshnikov. "Lo primero que me llamó la atención de este diario -añade- es lo coherente y lo emotivo que era, sobre todo sabiendo que había sido escrito por alguien con una enfermedad mental seria". La utilización que se hace del texto original de Nijinsky cuenta con las bendiciones de The Vaslav & Romola Nijinsky Estate y proporciona un ambiente perturbador por su realismo y la crudeza con la que se adivinan sus obsesiones atormentadas. Las mismas obsesiones -sus alucinaciones o el sexo- que Diaghilev supo potenciar sobre el escenario para crear de Nijinsky un ídolo de masas. "He bailado casi todos sus roles -ha declarado Baryshnikov- pero nunca me he atrevido a bailar su Preludio a la siesta de un fauno… no hubiera sabido ni por dónde empezar". Sí interpretó Baryshnikov, de forma inolvidable, El espectro de la rosa o Petrushka, ambos con coreografía de Mikhail Fokin. "Creo que aquí estoy interpretando el alma atormentada de Nijinksy, no el hombre ni el bailarín", nos dice Baryshnikov. "No creo que haber bailado algunos de sus roles añada nada de color a esta obra."

En Letter to a Man no veremos a Baryshnikov emulando al bailarín; ni siquiera caracterizado a la manera del periodo de entreguerras en el que éste escribió sus Diarios. Enmarcada en la estética de cine mudo que tanto fascina a Wilson, la obra arranca en Budapest, donde Vaslav y Romola se refugian con la familia de ella durante las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial. La mente de Vaslav, que se había vuelto hermética tras el estallido del primer gran conflicto europeo, parece dejar ahora que nos adentremos en ella, gracias a este sorprendente montaje. Un esencial y a la vez fastuoso juego de luces, la escenografía exquisita del director y la desbordante personalidad de Baryshnikov nos presentan a los fantasmas que rigen la mente disparada de Nijinksy por la que, como en sus mayores momentos de lucidez, se pasea descaradamente Sergei Diaghilev. "He advertido un error, pues he escrito el nombre de Dios y el de Diaghilev con mayúscula. Quiero escribir dios con minúscula, pues quiero hacer una distinción", dejó escrito Nijinsky.

@ElnaMatamoros