La soprano Ruth González y el tenor César Arrieta en un ensayo de 'Tristana'. Foto: Ricardo Espinosa
La 'Tristana' de Galdós se muda al Chamberí del siglo XXI con una ópera que mira a la adaptación de Buñuel
Este viernes, el festival Ópera a quemarropa estrena en el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial la nueva obra del compositor Miguel Huertas, en colaboración con el escritor Jorge Volpi.
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El festival Ópera a quemarropa, que se desarrolla en algunas localidades madrileñas, es una bocanada de aire fresco en el ámbito de la creación contemporánea. Buena muestra es el el título que lo abre, Tristana, sobre la conocida obra de Pérez Galdós, recreada posteriormente por Luis Buñuel.
Los protagonistas de la nueva aventura son el compositor de Tomelloso, Miguel Huertas –pianista de amplio espectro y director de escena y musical muy considerado– y el libretista, el escritor mexicano Jorge Volpi.
El autor de En busca de Klingsor nos pone en antecedentes del proyecto que podrá verse en primer lugar en el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, este viernes, y el domingo en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez.
Llama la atención el trasvase de la acción original al barrio madrileño de Chamberí en pleno siglo XXI. Volpi nos da las claves de esta decisión que nace de una toma de conciencia de la actualidad de sus temas (por más que sus soluciones fueran aún las propias de su tiempo): "La manipulación, el machismo, el juego de poder y, sobre todo, el ansia de libertad de Tristana, siempre postergada. A partir de allí se volvió natural la idea de mantener los escenarios, pero trasladar la acción al presente".
El otro cambio operado en colaboración con Huertas consistió en traspasar la acción al mundo de la música, "convirtiendo a don Lope en maestro de canto, a Tristana en su alumna y a Horacio en compositor. Las tensiones entre los tres se mantienen, pero adquieren un peso mayor para los espectadores contemporáneos al revelar los sesgos y la violencia de género que ya estaban presentes en el original. En el fondo, se trata apenas de una traducción a nuestra época que creemos conserva asimismo gran fidelidad al espíritu de Pérez Galdós y, también, en una medida muy importante, a Buñuel".
La soprano Ruth González y el tenor César Arrieta en un ensayo de 'Tristana'. Foto: Ricardo Espinosa
El trabajo ha supuesto una enorme concentración de la acción, aunque se han procurado mantener las líneas esenciales de la trama y de la caracterología de los personajes. Con todo ello, el libreto participa hábilmente tanto de la novela de Benito Pérez Galdós como del guion de Buñuel y Julio Alejandro, que ya transformaban bastantes cosas, sobre todo el final, que está mucho más cerca de lo que Volpi y Huertas pensaron para la conclusión de la ópera.
Importante sin duda es haber calibrado el valor literario de la obra primigenia, que, a juicio de Volpi, "sigue siendo una creación moderna, ambigua: ni don Lope es el villano tradicional (pese a su hipocresía y sus contradicciones) ni Tristana es solo una víctima. Aquí descansa su modernidad, por más que al final Pérez Galdós se ciñera a la moralidad de su época, dejando apenas una duda irónica sobre el destino de los dos en ese célebre ‘Tal vez’ con el que se cierra la narración. Es como si él vislumbrara ya el camino que debía haber seguido, sin atreverse a ello todavía, en el vértice entre el siglo XIX y el XX. Si a ello se añade la lectura de Buñuel, mucho más transgresora, sus claroscuros se vuelven aún más intensos".