Kool and the Gang durante el concierto. Foto: Gabriel Lavao

Kool and the Gang durante el concierto. Foto: Gabriel Lavao

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Kool & the Gang en Noches del Botánico: el funk no se jubila

Con un único miembro original sobre el escenario, la banda convirtió Madrid en una pista de baile intergeneracional con himnos eternos como Get Down On It y Celebration.

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No queda mucho de la formación original, pero la fiesta sigue. En su paso por Noches del Botánico, Kool & the Gang ofreció un concierto que fue más celebración que nostalgia, más sudor y ritmo que melancolía por los años dorados del funk.

De aquellos jóvenes que en los setenta sacudieron los cimientos de la música en Estados Unidos con sus riffs abrasivos y sus vientos arrolladores, solo queda Robert "Kool" Bell, bajista, líder espiritual y símbolo de resistencia de la banda. Pero eso no impidió que la noche en Madrid se convirtiera en una pista de baile multigeneracional, un ritual compartido a base de groove y buenos recuerdos.

El set arrancó con Open Sesame, con Kool aún entre bastidores, y desde los primeros compases quedó claro que el grupo no venía a tocar por tocar. El sonido fue impecable, los metales brillaban con precisión y los coros —con un reparto rotatorio de vocalistas— funcionaban como un engranaje perfectamente engrasado.

Cuando Kool apareció sobre el escenario para Pneumonia, el público ya estaba entregado. Con un traje de purpurina y una sonrisa que no se le borraría en toda la noche, marcó el pulso del concierto:  una reafirmación presente de lo que Kool & the Gang representa.

Kool & the Gang durante el concierto. Foto: Gabriel Lavao

Kool & the Gang durante el concierto. Foto: Gabriel Lavao

Pero fue en el tramo central cuando Kool & the Gang mostró por qué sigue siendo una institución viva. Funky Stuff, Jungle Boogie y Hollywood Swinging sacudieron el jardín botánico con su mezcla de salvajismo rítmico y sofisticación bailable. Cada instrumento ocupaba su lugar sin solapar al otro, y la sección de viento —con saxofón, trompeta y trombón— funcionó como una locomotora funk que no admite frenos.

Summer Madness, instrumental y brumosa, dio un respiro antes del tramo final, más festivo. Let’s Go Dancing, Ladies Night y Get Down On It fueron la trilogía perfecta para convertir el concierto en una fiesta total. El cierre, cómo no, fue con Celebration, himno planetario que sobrevive bodas, partidos de fútbol y generaciones enteras.

Con los asistentes en pie, bailando bajo los árboles del Jardín Botánico y bajo el hechizo de una banda que no necesita más presentaciones, Kool & the Gang demostró que el legado no se mide solo en miembros originales, sino en la capacidad de conectar, de hacer bailar, de seguir siendo relevantes a pesar del tiempo.

Puede que ya no estén Ronald Bell, ni Dennis Thomas, ni George Brown —fallecido en 2023—, pero su espíritu sigue latiendo en cada compás. Kool, como único superviviente del núcleo fundador, ejerce de guardián del templo, de maestro de ceremonias. En una era donde las bandas eternas se diluyen en homenajes o en giras nostálgicas sin alma, Kool & the Gang aún suena a presente.