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La hoja de servicios de Guirao: logros y promesas en el aire

El ministro de Cultura, que no seguirá en el cargo, frenó la fusión del Teatro Real y la Zarzuela, aprobó parte del Estatuto del Artista, plantó cara a la SGAE y anunció una reforma del INAEM aún pendiente

10 enero, 2020 12:46

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comunicado este jueves a José Guirao que no seguirá al frente del Ministerio de Cultura y Deporte, pero hasta el domingo no anunciará oficialmente quién lo relevará en el cargo. Guirao (Pulpí, Almería, 1959) fue nombrado ministro el 13 de junio de 2018 en sustitución de Màxim Huerta, escritor y estrella televisiva que ostentó fugazmente la cartera, ya que dimitió cuando salió a la luz que había defraudado a Hacienda en el pasado.

El nombramiento de Guirao fue bien recibido por el sector cultural, debido a su sobresaliente currículum como gestor al frente de instituciones como el Museo Reina Sofía (1994-2001) y el centro cultural La Casa Encendida (2001-2014) de Madrid, que puso en marcha. Desde entonces y hasta su llegada al ministerio, fue director general de la Fundación Montemadrid, entidad propietaria de La Casa Encendida. Más tibia fue la respuesta del mundo del deporte, especialmente cuando el propio ministro confesó que no entendía mucho de la materia.

La gestión de Guirao, que ha estado 19 meses en el cargo (9 de ellos con el Gobierno en funciones), comenzó fuerte en la toma de decisiones, pero en los últimos meses se fue desinflando al postergarse varios puntos importantes de su agenda. Una de sus primeras decisiones fue cancelar la absorción del Teatro de la Zarzuela por parte del Teatro Real, un proyecto del anterior Gobierno del Partido Popular, cuando Íñigo Méndez de Vigo era ministro de Cultura. El ministro socialista frenó la fusión debido al descontento de la plantilla del Teatro de la Zarzuela, que vio peligrar sus puestos de trabajo y la independencia del teatro.

La Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad y con propuestas de todos los grupos el borrador del Estatuto del Artista, un paquete de 75 medidas que debían implantarse progresivamente. Durante su mandato, Guirao consiguió poner en marcha de manera urgente mediante Real Decreto-Ley una parte de esas medidas, entre ellas la compatibilidad entre el cobro de la pensión de jubilación y el de derechos de autor. El resto de las medidas están aún por hacerse realidad.

A pesar de su carácter moderado y conciliador, en los últimos meses Guirao se vio obligado a solicitar a la Audiencia Nacional la intervención parcial de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por parte del Ministerio de Cultura, debido a la enquistada guerra interna de la entidad, que se ha mostrado incapaz de aprobar unos nuevos estatutos para cumplir con la nueva Ley de Propiedad Intelectual. Finalmente, debido a la incertidumbre política provocada por las elecciones del 9 de noviembre y el posterior periodo de negociaciones para formar Gobierno, la intervención no ha llegado a producirse, a pesar de que la SGAE no ha conseguido enderezar aún el timón.

Otro frente abierto por Guirao ha sido, sin que tampoco haya llegado a hacerse realidad, la reforma del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que ha sido reclamada por el sector durante años. Anunciada nada más llegar al cargo, el pasado mes de diciembre Guirao prometió que el borrador de la nueva ley que regule este organismo sería una prioridad del Gobierno en 2020, labor que tendrá que acometer la persona que le suceda al frente del Ministerio de Cultura.

En cuanto al IVA cultural —que regresó al 10 % en el caso de las entradas de espectáculos (2017) y de cine (2018)—, siguen al 21 % el de la venta de música en formato físico, el de las obras de arte por parte de galerías y el del libro electrónico, a pesar de que Europa ha dado vía libre para equipararlo al superreducido (4 %) de los libros en papel.

En este último año y medio tampoco ha entrado en la agenda inmediata del Ministerio de Cultura la elaboración de una Ley de Mecenazgo para incentivar la creación artística y cultural, una de las principales reclamaciones del sector desde hace años, y que ha figurado en los programas electorales de los principales partidos sin que se haya hecho realidad.