Image: Kendrick Lamar vuelve a lo grande con un disco urgente

Image: Kendrick Lamar vuelve a lo grande con un disco "urgente"

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Kendrick Lamar vuelve a lo grande con un disco "urgente"

14 abril, 2017 02:00

Kendrick Lamar en uno de sus vídeos

El rapero publica DAMN., otro punto y aparte en una trayectoria fulgurante que sigue su propio ritmo y marca el de los demás.

Dos años después de To Pimp a Butterfly, probablemente el disco más influyente de la década, Kendrick Lamar ha lanzado hoy mismo en medio de una gran expectación su cuarto LP, DAMN. ("maldita sea") en cuya portada aparece con aspecto abatido dispuesto a romper el juego, una vez más. Porque DAMN., en el que colaboran Rihanna y U2, y por momentos parece una revisión en clave de vanguardia del old school, no se parece a nada que haya hecho Lamar hasta ahora y supone otro punto y aparte en una trayectoria fulgurante que sigue su propio ritmo y marca el de los demás.

Sabemos, como mínimo, desde To Pimp a Butterfly que para comenzar a entender un álbum de Kendrick Lamar hay que escucharlo, como mínimo, tres veces aunque esta vez no pueda "verse" como una película. Dispuesto a cambiarlo todo con cada nueva entrega, el músico de Los Angeles no sigue la estela jazzística de su anterior trabajo sino que nos propone un nuevo salto hacia lo desconocido en un DAMN. mucho más minimalista en el que Kendrick rapea de cabo a rabo porque esta vez las letras son más importantes que nunca. Una potente mezcla entre rabia y espiritualidad que, desde un lugar distinto, reproduce el mismo conflicto entre el bien y el mal que ha tratado en toda su trayectoria.

"Mi intención es volver a mi comunidad y a las comunidades alrededor del mundo que están haciendo trabajo sobre el terreno", ha dicho Lamar a The New York Times. "Estamos en un momento en el que excluimos uno de los componentes más importantes de esta cosa llamada vida: Dios. Nadie habla sobre ello porque casi está en conflicto con lo que pasa en el mundo cuando hablas de política, el gobierno y el sistema". Y concluye: "To Pimp a Butterfly atacaba directamente el problema. Ahora ya no". Lo cual no es del todo cierto porque DAMN. vuelve a ser un disco muy político.

Dios, los negros, Donald Trump y como siempre sus propios tormentos interiores son los asuntos de un disco en el que Lamar se erige definitivamente como líder "urgente" de la comunidad negra estadounidense y los desarrapados del mundo en general. DAMN. es un llamamiento al autorreconocimiento como primer paso de la acción. Como rapea en la enérgica DNA, "Lealtad, tengo realeza en mi ADN/ Un cuarto de cocaína, tengo guerra y paz en mi ADN/ Tengo poder, veneno, ambición, flow dentro de mi ADN". Y si en su último disco se comparaba con Mandela, aquí va un paso más lejos y en esa misma canción llega a decir: "Yo nací así, desde el primero soy así / Inmaculada Concepción/ Lo transformo así, actúo así/ Fui la nueva arma de Jesús".



Lamar se ve a sí mismo en una misión divina para cambiar el mundo y lo mejor del asunto es que va camino de conseguirlo. DAMN. es un disco sobre el autorreconocimiento, sobre el orgullo de ser quién uno es y sobre la importancia de los valores en un mundo en caos. En LOYALTY, la canción con Rihanna que probablemente será el mayor éxito comercial del disco, rapean: "Dime a quién eres leal/ ¿Es el dinero? ¿Es la fama? ¿Es la marihuana? ¿Es la bebida?" para terminar diciendo: "Dime cuando tu lealtad venga del corazón".

La humildad también parece ser un asunto que preocupa a un Kendrick Lamar que se ha pasado dos años viendo cómo le aclaman de una punta a otra del mundo como el artista negro más importante desde los tiempos de Michael Jackson. En HUMBLE (Modesto), primer single, hace una defensa apasionada de la naturalidad en tiempos de artificialidad, lo cual viene a justificar su propia actitud en la portada del disco. "Estoy tan jodidamente harto del Photshop/ Enséñame algo natural como el afro en Richard Pryor / Enséñame algo natural como un culo con estrías". En los discos de Lamar siempre ha habitado una pulsión neorrealista en su deseo de convertirse en un cronista de lo cotidiano.

La colaboración con U2, que ha causado cierta controversia, funciona de maravilla en uno de los temas más directamente políticos del disco. El track se llama XXX y con breves intercalados de Bono, Lamar se dirige directamente a su comunidad para relatar el drama de las muertes a balazos de miles de jóvenes afroamericanos: "La gran bandera americana/ Está envuelta y cargada de explosivos/ Desorden compulsivo, hijos e hijas/ Mirad lo que nos habéis enseñado/ Es asesinato en mi calle, tus calles, las calles de atrás", sobre un fondo turbulento marcado por la sirena de un coche de policía.

El disco encuentra momentos para el romanticismo y la sensualidad acercándose al soul lírico de Marvin Gaye. La maravillosa LUST es una suerte de canto al hedonismo y nos regala una balada pura y dura tan emocionante como esa LOVE con Zacari en la que alcanza lo sublime sin olvidar esa ELEMENT en la que ha contado con la producción de James Blake en la que el tono confesional de Lamar alcanza una gran hondura dramática.

En un disco muy personal, como todos los suyos, Lamar incluso le dedica una canción a Dios que titula GOD. Rapea el pequeño (por estatura, mide 1.65) genio: "Desde que era un hombre joven/ Siempre he querido ser un pistolero/ Disparando a las listas de éxitos/ Soy un mejor pistolero". Es posible que este DAMN. supere en influencia a To Pimp a Butterfly. Es muy difícil saber hasta dónde puede llegar Kendrick Lamar o hasta dónde quiere llegar él mismo. En DAMN. más que un músico, se sigue revelando como un profeta.

@juansarda