Escenarios

Kabuki, cuatro siglos de teatro japonés

20 mayo, 2016 02:00

Tras casi 30 años de ausencia, una obra de teatro kabuki vuelve a los escenarios españoles con una obra representada en dos funciones este fin de semana en el Círculo de Bellas Artes. El kabuki, nacido en el siglo XVII, es uno de los cuatro géneros de teatro clásico japonés, y se caracteriza por su mezcla de actuación, baile y canto, la espectacularidad de su maquillaje y su vestuario, y el estar únicamente representado por hombres.


En octubre de 1987, el Palacio de Congresos de Madrid acogió la primera representación de teatro kabuki que tuvo lugar en España que terminó con una ovación de casi un cuarto de hora. Casi 30 años han tenido que pasar para que podamos volver a ver un espectáculo de este arte escénico tradicional japonés que este fin de semana (sábado y domingo) llega a al Círculo de Bellas Artes de la mano de la Fundación Japón y de la Embajada del país nipón. "La iniciativa parte del embajador Kazuhiko Koshikawa, que cuando supo el tiempo que hacía que no se representaba un espectáculo de teatro kabuki en España, decidió traer esta pequeña representación", cuenta Hajime Kishi, coordinador de Cultura y Comunicación en Embajada de Japón. La colaboración de las entidades extranjeras es fundamental para que esta clase de espectáculos puedan llegar a España como explica Gonzalo García, director del Área de Espectáculos del Círculo de Bellas Artes. "Traer un teatro de esta índole es muy caro, es un montaje que el CBA solo no puede abordar, así que colaboramos con instituciones como la Fundación Japón y la Embajada".

El prestigioso actor japonés Yajuro Bando dirige e interpreta junto a su hijo Shingo la obra En los límites de Osaka, bajo las nieves del amor (Tsumoru Koi Yuki no Seki no To) una clásica historia de amor y rivalidad que se desarrolla en el siglo IX en la frontera de Osaka, en un lugar en el que un cerezo florece mientras cae la nieve. "Yajuro Bando realizará una introducción al teatro kabuki previa al espectáculo, donde explicará las connotaciones, características y claves necesarias para apreciar este género ancestral, inscrito en 2005 por la UNESCO en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad", añade García. De hecho, desde que es patrimonio de la UNESCO "son muchos los actores que, como Bando, han querido dedicar tiempo a la difusión del teatro kabuki, con un aspecto didáctico y fácilmente inteligible para hacerlo asequible al público no japonés", asegura Kishi.

Un momento de la representación de En los límites de Osaka, bajo las nieves del amor

El kabuki es uno de los cuatro géneros de teatro clásico japonés, junto con el noh, el kyogen y el teatro de marionetas conocido como bunraku; y aunque no es muy frecuente ver representaciones fuera de Japón, es el más conocido en Occidente. Las obras tienen temática variada, combinando los dramas históricos y las grandes historias del pasado, que admiten elementos cómicos, hasta los dramas domésticos que narran hechos de la vida de la gente de clase baja, siendo estos los más populares. "El teatro kabuki es un teatro terriblemente efectista, lo que busca es fundamentalmente la espectacularidad en todos los sentidos", explica Fernando Doménech, profesor de Dramaturgia de la RESAD. "Ya no utiliza máscaras pero utiliza un maquillaje extraordinariamente llamativo y un vestuario vistosísimo, y juega constantemente con una coreografía muy elaborada y sorpresiva que incluye el canto y el baile".

Los orígenes del teatro kabuki se remontan a principios del siglo XVII, cuando tras una época de sangrientas luchas por el poder se inicia un largo periodo de paz y estabilidad conocido como período Edo (1600-1868) en el que florece una populosa clase media de comerciantes. El kabuki nace precisamente como un espectáculo de entretenimiento para esta pujante clase media mayoritariamente urbana. "Esta clase de teatro nace dentro de un proceso de secularización del teatro y de la sociedad, porque inicialmente, lo que existe con anterioridad, es sobre todo el teatro noh que es teatro mucho más ligado al ritual y a la religión", explica Doménech. "En cambio el kabuki ya es más un espectáculo para un público popular". Este proceso de secularización de las artes escénicas guarda cierto paralelismo con lo ocurrido en Europa cien años antes con el salto del teatro medieval al renacentista. "Con la aparición del kabuki el teatro empieza a separarse del ritual. Sería un poco el salto ocurrido en Europa con el teatro medieval, todavía muy ligado al ritual cristiano, y el teatro renacentista, cien años antes que en Japón. Empieza a haber un teatro que tiene sus orígenes en el ritual, pero que es secular, es laico, es para que pague la gente por verlo y pueda divertirse un rato".

Xilografia de los años 60 del siglo XIX que ilustra una obra de teatro kabuki

De este origen popular y festivo es consecuencia uno de los rasgos más llamativos del kabuki, el que solamente sea interpretado por hombres, porque esto no fue así en su origen. De hecho, el teatro kabuki lo inicia una mujer, Izumo no Okuni, una bailarina y actriz ligada a un templo, algo común entonces. "La prohibición de las mujeres es posterior y surge porque se comienzan a hacer un tipo de farsas costumbristas muy atrevidas que las autoridades prohíben en defensa de la moral pública por la posibilidad de que den lugar a la prostitución, como así ocurrió", cuenta Doménech. Por ello, solo se permitió representarlo a chicos jóvenes, pero se dieron los mismos problemas que con las mujeres, y para evitar la prostitución masculina, a partir de la segunda mitad del siglo s. XVII, solamente lo pueden representar hombres maduros, que ejecutaban todos los papeles.

Desde entonces el teatro kabuki es una tradición ininterrumpida hasta el día de hoy, aunque ha vivido algunos momentos de declive y de pérdida de popularidad, como a mediados del siglo XIX tras la apertura de la era Meiji o tras la debacle absoluta que supuso la Segunda Guerra Mundial. "Hoy en día se sigue representando con bastante fluidez en escenarios legendarios como el Teatro Kabukiza de Tokio, inaugurado en 1924. Sigue siendo fiel a las raíces tradicionales y se representa por familias de actores que mantienen su tradición de generación en generación", asegura Kishi. Incluso sigue siendo un arte muy demandado a pesar de tener como competencia un teatro moderno de corte occidental también presente en el país nipón. "Lógicamente también existe un teatro de corte europeo en Japón y se representa tanto teatro de corte occidental como musicales, que tienen también gran aceptación por parte del público". Aunque según afirma Doménech "incluso las formas teatrales europeas están muy relacionadas con sus teatros tradicionales porque introducen elementos propios creando un teatro europeo con rasgos tomados de la tradición japonesa".

El Teatro Kabukiza de Tokio, templo mundial del teatro kabuki

Precisamente una incógnita es cómo reaccionará el público español ante un espectáculo de este tipo. ¿Puede un arte tan específico, tan característico de una cultura atrapar a un público ajeno a ella? "Esta clase de espectáculos tan tradicionales pueden ser hipnóticos para nosotros de la misma forma que lo más racial nuestro, que sería el flamenco, es tan atractivo para ellos. Es como un juego de influencias recíprocas entre ambas culturas", opina García. Según Doménech, el hecho de no captar todos los múltiples matices de la obra, no es óbice para no poder disfrutarla. "Nosotros captaremos a lo mejor el 10% de lo que capta un japonés, pero lo que sí que se puede apreciar es la precisión absoluta con la que trabajan los actores de kabuki, la belleza del vestuario, del movimiento, del juego gestual. Trascendería más lo emocional que lo intelectual, y sobre todo lo visual, porque la parte plástica siempre es de una extraordinaria brillantez".

Aunque el público no pueda profundizar en todos los niveles, la representación ya ha sido un éxito antes de tener lugar debido al masivo interés del público, que ha agotado las entradas como si de un concierto de rock se tratase. "Hemos tenido un record de ventas tipo Rolling Stones, porque pusimos a la venta las entradas de los dos días, algo más de 600, y desaparecieron en 22 minutos", menciona entusiasmado García. Un factor que refleja el índice de interés que suscita este espectáculo que, según afirma Hajime Kishi es un aperitivo para abrir boca y preparar un poco el terreno para 2018, porque no tardaremos otros 30 años en tener el kabuki entre nosotros. "En 2018 se cumplen 150 años del establecimiento de relaciones diplomáticas contemporáneas entre España y Japón, y nuestra intención es traer a una compañía completa de teatro kabuki para que pueda realizar varias representaciones en el país".

Teatro clásico, tradición viva

Además del kabuki, el teatro clásico japonés ha mantenido vivas a través de los siglos otras formas de representación que recogen el folclore y la mitología del país:

Teatro noh: Es un drama lírico japonés que surge a principios del siglo XIV como una evolución del teatro anterior introduciendo música y danza. Es el teatro de la aristocracia y de las clases militares y tiene una fuerte impronta religiosa, pues la lentitud la elegancia y el refinamiento de sus movimientos pretenden evocar la transitoriedad, concepto característico del pensamiento budista.Una de las características principales son las máscaras que los actores llevan puestas durante la actuación y que simbolizan los diferentes personajes. Los temas de las obras, basados en leyendas antiguas, son diversos y tienen como punto en común el cuestionamiento del destino del ser humano dentro de un mundo transitorio.

Teatro kyogen: Muy ligado al teatro noh ya que se representa normalmente entre los diferentes actos de estas obras. Es una comedia hablada donde los personajes gesticulan y se mueven a una velocidad mucho más animada. En contraste al noh, los temas tratados en el kyogen suelen ser sobre los actos diarios de la gente común en una sociedad feudal. Un personaje característico de esta representación es el sirviente, que con grandes dosis de humor, cuenta sus penurias diarias riéndose de sí mismo y de la realidad que le rodea.

Teatro bunraku: Este tipo de teatro se caracteriza por el uso de marionetas de proporciones gigantes, de manera que para manejar a un títere se requieren de dos o tres personas. No necesariamente se tienen que ocultar los titiriteros, más bien utilizan ropas discretas que permiten centrar la atención en las marionetas. Los temas que trata el bunraku surgen del conflicto entre las obligaciones sociales y los sentimientos humanos. Las obras de bunraku usualmente se interpretan acompañados del shamisen, un instrumento de tres cuerdas.