Image: Su estrella, Arrabal, lleva el nombre de Cervantes

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Escenarios

"Su estrella, Arrabal, lleva el nombre de Cervantes"

23 abril, 2015 02:00

Fernando Arrabal

Fernando Arrabal (Melilla, 1932) estrena Pingüinas en las Naves del Español-Matadero, su última obra, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente. En el reparto figuran actrices como Ana Torrent, Lola Baldrich, María Hervás o Marta Poveda.

¿Qué le atrae a Arrabal de las mujeres de Cervantes? "Que no son sumisas", contesta. "Que aspiran a la libertad y a la independencia". Sobre ellas, sobre las 'Cervantas" trata Pingüinas, la última obra del dramaturgo, poeta, novelista y fundador, en tiempos, del Movimiento Pánico. Es su particular homenaje al Quijote cuando se cumplen 400 años de la publicación de su segunda parte; y lo hace, como era de esperar, a su manera: las 'Cervantas' de Arrabal van vestidas con trajes de cuero y conducen motos tuneadas. "El peligro no es que el ordenador (o la moto) piense -comienza a explicar-. Sino que las proposiciones formalmente indecibles arranquen como motos. Contrariamente a la leyenda las ranas bisexuales no lo hacen dos veces más deprisa. En realidad, posibles vacilaciones y deslumbrantes frenesíes parecen consistentes y completos. Si la tierra no hubiera sido durante siglos un planeta esencialmente masculino las probabilidades de Eva..."

Pregunta.- Es conocido que Arrabal tiende a arrabalizarlo todo. ¿Es especialmente arduo arrabalizar a Cervantes?
Respuesta.- Arrabalizar es un verbo creado generosamente por Jodorowsky. No sé si arrabalizar es algo voluntario. La libertad por lo que parece es preponderante e imprescindible. Kundera (con otra frase que merezco aún menos que la de Jodorowsky) dijo públicamente "su estrella, Arrabal, lleva el nombre de Cervantes; con la luminosa claridad de la sinrazón expresa usted, Arrabal, la misma revelación".

P.- Estará al tanto de lo ocurrido con los huesos de Cervantes. ¿Cree que es importante que sepamos el lugar exacto donde descansa el genio?
R.- Creo que el Quijote es la parte de la armadura que cubre el fémur (el fémur que los científicos intentan identificar). Un poco de misterio y de confusión le sienta bien al genio. La familia Cervantes creía, con Cicerón, que donde estaban los cojones (la esencia) está la patria. Lo importante es saber qué hacemos de sus valores, antes de saber lo que haremos de su peroné.

P.- Sabe que aquí en España es auténtica devoción lo que se siente por Cervantes. ¿Teme que le acusen de profanar su obra magna?
R.- ¡Por cierto! El mismo Quijote ensalza a Dulcinea aunque dice que no le importa que sea o no "fantástica". Las obras magnas ¿deben conservarse en formol? El alma ¿es tan complicada como el átomo?

P.- ¿Y cree que sabrá el público apreciar su interpretación cervantina?
R.- No diré, ni mucho menos, que por haber dedicado cerca de 75 años de mi vida a Cervantes sepa más que los otros. Pero a pesar de mi simpatía por el tango, no me gustaría que mi nieto se casara con el Papa.

P.- En 2011 declaró en una entrevista con El Cultural: "¡España es un maravilloso país que le acaba de dar el Cervantes a Juan Goytisolo!". ¿Lo soñó?
R.- El tiempo que tardó en recibirlo me pareció una autentica burrada. Como asimismo la sillita plegable para Borges. La ausencia de antepasados acrecienta el complejo del chihuahua.

P.- Después de Goytisolo, ¿quién debe ganar el Cervantes?
R.- En el surrealismo o con dadá o con los pánicos jugábamos a atribuir "teóricamente" el más alto trofeo de hoy; los Colegios de Patafísica me han nombrado "Promotor Insigne" de estos galardones. Y digo bien "teóricamente". Mi recomendación no cuenta (por ejemplo, Kundera). En realidad soy de un fanatismo sin fronteras.

P.- ¿Le gustaría ganar el Cervantes? ¿Cree que tiene posibilidades de hacerlo?
R.- Los premios ni se solicitan ni se rechazan. Aunque solo sea para no humillar a los demás. El enano Quasimodo escondía su pequeñez a su novia con un burka.

P.- La Sala 1 de las Naves del Español lleva desde hace no mucho tiempo su nombre. ¿Está comenzando el público español a tratarle como se merece o siente todavía que es más apreciada su obra en el extranjero que en España?
R.- Literalmente me encanta que Ciudad Rodrigo y Madrid se hayan acordado de mí de tan inmerecida manera. Pero, por ejemplo, en Melilla anunciaron que iban a dar mi nombre al Kursaal hace quince años... y se dieron cuenta inmediatamente de que no me lo merezco. Si Dios fuera tuerto solo habría 5 mandamientos.

P.- Alguna vez ha dicho que quienes se olvidaron de usted en España consiguieron hacerle más célebre...
R.- Obviamente lo consiguieron. Permite poder vivir camuflado detrás de esta barricada de insensateces; los bonsáis del Vaticano escriben sus haikus en latín.

P.- ¿No teme desnaturalizarse con el éxito en su país, aunque sea tardío?
R.- En mi oficio no creo que nadie pueda temer al éxito. La verdad es que a algún filósofo o matemático o dramaturgo pueden irle bien las cosas. Pero de ahí a hablar de "éxito"... ¿Como bailar con una rapera tartamuda?

P.- ¿Qué queda de aquel joven Arrabal que fundó el Movimiento Pánico con Jodorowski y Topor?
R.- ¿Lo mismo que queda de los dos teoremas de incompletitud? Lástima que Topor... todos los días añoro su presencia, su humor, su talento. El Pan Nuestro de Cada Día ¿lleva código de barras?

P.- Usted ha cultivado prácticamente todos los géneros, pero destaca el teatro. ¿Es tan poderoso el Arrabal dramaturgo que ha engullido al poeta, al novelista?
R.- No puedo separar la poesía en todas y cada una de mis obras plásticas; los hermafroditas hablan esperanto sin acento.

P.- Carta a Franco, Carta a Stalin, Carta a Castro... ¿Qué le atrae de los dictadores? ¿Por qué no escribe una carta, por ejemplo, a Mariano Rajoy?
R.- No sabía que los tiranos... en el paraíso ¿el arco iris es blanco?

P.- Por cierto, uno de los nuevos partidos políticos españoles ha propuesto legalizar la prostitución. ¿Qué le parece?
R.- Y sobre todo la esclavitud. ¿Para qué reparar un reloj que es exacto dos veces por día?

P.- ¿Se acuerda mucho de André Breton? ¿Recuerda la última vez que le vio?
R.- Inolvidable Breton... a pesar de que siempre me subyugó lo que a él le disgustaba: ciencia, música y ajedrez. Durante los tres años que iba todos los días al grupo solía decirme: "¿Ya pasó usted toda la noche jugando con Marcel Duchamp esa eterna partida de ajedrez?" Hay personas que invisibles aún serían más inexistentes.

P.- ¿Y qué me dice de Samuel Beckett?
R.- Una noche, poco antes de morir, tras más de cincuenta años viéndonos a menudo (emocionadísimo por una animalada contra él que logré paralizar) me tuteó. Beckett era mi paradigma con ojos-revólver.

P.- ¿Y de Ionesco?
R.- Beckett vivió hasta el Nobel en una buhardilla. Ionesco en una portería. Durante su funeral Ionesco llevaba colgado a su cuello la imagen que le regalé días antes. Cuando sangró, el arrabalesco fue una tirita para la hemorragia.

P.- ¿Ha visto últimamente a Houellebecq? ¿Cómo está viviendo todo lo ocurrido con su último libro?
R.- Houellebecq es sobre todo un gran poeta como Jules Laforge o Gustavo Adolfo Bécquer y un socialista estrambótico y sensato como William Morris.

P.- ¿Y usted qué opina de la polémica generada por su último libro?
R.- Creo que puede ganar el Nobel de Facebook.

P.- Ya por último, ¿qué opina del actual teatro español?
R.- Como el de todos los países sin excepción: una aberración que se beneficia de su cuasi anonimato; como la ciencia cambia al mundo por la espalda y de sopetón. En el tiempo de Elvis Presley el otoño caía en primavera.