Image: La Dignidad política en el teatro

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Escenarios

La Dignidad política en el teatro

Ignasi Vidal y Daniel Muriel protagonizan un cara a cara en el que se debate la importancia de la fidelidad al compañero o su dignidad mora en los Teatros del Canal

6 abril, 2015 02:00

Ignasi Vidal y Daniel Muriel

Son comunes, últimamente, las obras de teatro que trazan la esfera política. La nueva pieza que se estrena este lunes en los Teatros del Canal es Dignidad, una campaña electoral, una prueba, un camino de ida y vuelta en el que los integrantes tienen que jugar bien sus cartas. Ignasi Vidal y Daniel Muriel son los actores que encarnan esta partida efervescente y dura, esa visita al entramado de un partido político cualquiera.

Se trata de un recorrido por las zonas más internas de la política en la que los espectadores entrarán en un despacho de un partido político. Sin nombres. Allí, dos hombres (Vidal y Muriel), están cerca de alcanzar el poder tras años de emplear todas sus armas a la política. Lo que en un principio se plantea como una reunión distendida de compañeros, en la que intercambian ideas para cambiar lo que no funciona, se torna y termina siendo un intercambio de reproches tras haberse contado sus deseos, ambiciones, ilusiones y miedos.

En palabras de Vidal, los dos hombres "representan la esperanza, la ilusión, el cambio para una sociedad cada vez más desencantada con la política y todo lo que la envuelve. Sin embargo, una cosa es la realidad que el ciudadano ve en su casa, en la televisión, a través de los filtros a los que se somete la información y otra, bien distinta, es la realidad desconocida de un despacho". Un despacho que en esta ocasión se convierte en un ring en el que los dos hombres miden sus fuerzas. Una situación en la que la amistad se puede convertir, por la proximidad del poder, en un lugar pantanoso que les puede alejar.

Dignidad es política pero esta premisa no era la primera que se marcó su autor, Ignasi Vidal, a la hora de escribir el texto. Su ambición como dramaturgo es ahondar en las esferas de la amistad y cómo las ambiciones individuales pueden afectar a las relaciones colectivas. "¿Hasta dónde está el ser humano dispuesto a llegar a cambio de lograr las metas que un día se marcó?", se pregunta el autor.

Así, la pieza trata del hambre político y de la capacidad de engaño bajo la premisa de si todo vale. Pero el autor no pretende "aleccionar, ni moralizar, ni siquiera denunciar cómo funciona el sistema". Confiesa, por otro lado, que ha revisado sus creencias respecto a su fe en la democracia para solucionar los problemas. "Por ello, insisto, en decir que esta es una historia sobre la amistad y el desencuentro entre dos amigos, al cuestionarse, cada uno de ellos, qué debe prevalecer en un momento crítico, la fidelidad al compañero o su dignidad moral. ¿A quién traicionar, al amigo que te acompañó hasta aquí o a la idea que vertebró tus creencias más profundas?". Porque la política es una amante exigente que te pone pruebas que no siempre están de acuerdo con la ética.