Marisa Paredes con Jhonattan Burjack en un fotograma de 'Emergency Exit'

Marisa Paredes con Jhonattan Burjack en un fotograma de 'Emergency Exit'

Cine

'Emergency Exit': una fantasía sobre la muerte que será la última película de Marisa Paredes

Lluís Miñarro estrena una película inclasificable en la que la actriz se interpreta a sí misma un año después de su muerte.

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Fue un 17 de diciembre de 2024 cuando la gran Marisa Paredes, a los 78 años, fallecía en su domicilio de Madrid sin previo aviso de enfermedad.

Un final fatal e inesperado que dejó desolado al cine español, aunque ya se sabe que las películas tienen la capacidad de resucitar a los muertos y aún quedaba por ver el último trabajo de la actriz.

Emergency Exit, dirigida por el productor y cineasta catalán Lluís Miñarro, se plantea como una fantasía entre el surrealismo y la tradición budista del Libro tibetano de los muertos. En el filme, varios pasajeros se encuentran atrapados en un misterioso autobús de los años 70 que funciona como tránsito hacia la mismísima muerte.

Escrita durante la pandemia, aquella experiencia colectiva marcó la génesis del proyecto. Explica Miñarro: "La crisis sanitaria marca la película en el sentido de que habla de un encierro dentro del encierro: un encierro personal en el que no quedaba más remedio que fabular. En aquel momento piensas inevitablemente en la muerte, en la fragilidad absoluta de todo, en que en cualquier momento puedes desaparecer de esta realidad".

En un filme muy coral, son varios los personajes que acompañan a Paredes. Una madre refunfuñona (Aida Folch) y su hija pequeña; un cura con tendencias homosexuales reprimidas (Oriol Pla); un guionista y director de cine que siente que ha perdido al público pero no la fe (Albert Pla); una japonesa mística (la directora Naomi Kawase), o dos viejas excéntricas a las que dan vida dos mitos del cine europeo como Arielle Dombasle (Pauline en la playa, de Éric Rohmer) y Myriam Mézières, musa de Alain Tanner.

Dice Miñarro: "La película propone un grupo de pobres diablos —como lo somos todos— embarcados en un lugar del que no saben a dónde van ni del que pueden salir. El autobús funciona como un contenedor, casi como un ataúd rodante: a veces está lleno, a veces vacío. Puedes pensar que están muertos, que son fantasmas de sí mismos, que todo es un sueño o una fabulación. Eso es lo de menos. Lo importante es abrir un debate sobre qué es la realidad, qué es el sueño y si esta realidad en la que vivimos es tan sólida como creemos".

Y añade: "Me interesaba salir de la visión occidental de la muerte como un fin trágico y cerrado. Desde la filosofía budista, la muerte es un tránsito, un paso a otro lugar que desconocemos, pero no necesariamente algo definitivo. Además del Libro de los muertos del budismo tibetano, me interesé por los relatos de personas que estuvieron al borde de la muerte y volvieron: describen sensaciones de calma, de tranquilidad, no de dolor".

En ese grupo variopinto destaca un joven de ardiente belleza (interpretado por el modelo de Armani Johna Burjack), que colma las fantasías sexuales de esos "no vivos": "El deseo es un motor de vida. Sin deseo no hay vida. Es curioso: es una película sobre la muerte, pero llena de vida. El erotismo es una fuerza vital que muchas religiones han intentado reprimir porque es un impulso poderoso y poco controlable. En el orgasmo la mente queda en vacío: no hay pensamiento, solo sensación. Y ahí hay verdad", afirma Miñarro.

El último suspiro de Marisa Paredes

Curiosamente, Marisa Paredes se despide del cine haciendo de… Marisa Paredes. En la película interpreta a una actriz a la greña con su marido (Francesc Orella), que utiliza expresiones en inglés ("Oh my god!") y que, en un momento de nostalgia, observa antiguas fotografías de su carrera profesional: con Pedro Almodóvar y Caetano Veloso, Arturo Ripstein, Catherine Deneuve o Marcello Mastroianni. Cuenta Miñarro: "El personaje de Marisa Paredes estaba concebido como una gran actriz que revisa su propia carrera".

A raíz del filme, el director y productor catalán y la actriz madrileña desarrollaron una amistad incipiente. Miñarro decidió enseñarle a ella un primer montaje de la película —aún sin sonido ni corrección de color— y Paredes lo vio apenas tres días antes de morir. "No había señales de despedida: estaba bien, normal, incluso me invitó a comer un cocido en su casa y luego me eché la siesta. Murió poco después, de forma repentina. A veces pienso que me eligió para su última película".

El hecho de que la actriz se interprete a sí misma en su último papel, como dice el director, "tiene algo de estremecedor". Y eso que su personaje no muere: simplemente desaparece, porque ella misma, al parecer, así lo pidió.

Campeón del cine indie

Productor clave del cine de autor español, Lluís Miñarro ha impulsado más de cuarenta largometrajes en las últimas tres décadas desde su productora Eddie Saeta, acompañando a cineastas como Albert Serra (Honor de cavalleria, El cant dels ocells), José Luis Guerin (En la ciudad de Sylvia), Lisandro Alonso (Liverpool), Manoel de Oliveira (El extraño caso de Angélica) o Apichatpong Weerasethakul, ganador de la Palma de Oro en Cannes por Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas.

En paralelo, ha desarrollado una trayectoria personal como director en títulos como Familystrip yLove Me Not, culminada ahora con Emergency Exit.

Inquebrantable en su visión del cine como proyecto artístico, tanto como productor como director, en la película el cineasta interpretado por Albert Pla prepara un nuevo guion y se lamenta de que "hacer cine es la forma más elegante de perder dinero". "El cine es un arte, pero está completamente condicionado por la industria. Parece que primero tenga que responder a la lógica industrial y solo después a la pulsión del autor", apunta Miñarro.

Y en tiempos de algoritmo y plataformas, los proyectos más autorales no lo tienen precisamente más fácil: "Mi formación cinematográfica nace en los años 70, en la contracultura de Barcelona. Era un momento en el que todo parecía posible. Eran películas de autor, radicales, pero accesibles al público. Hoy eso es mucho más difícil".

Concluye: "He producido más de 40 películas en 35 años. Hoy una fecha mal puesta en un dossier puede hacerte perder el 30 % de la financiación. El sistema se ha burocratizado enormemente. Se producen muchas más películas, pero no necesariamente hay más espacio real para los autores. El propio sistema genera una dinámica perversa".