Albert Serra. Foto: Pau Venteo

Albert Serra. Foto: Pau Venteo

Cine Lo mejor de 2025

El cine de 2025: el retrato de la soledad contemporánea corona al cine español

'Tardes de soledad' y 'Una batalla tras otra', cada una en lo suyo, son artefactos inalcanzables para el resto de producciones mundiales.

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En un año que deja para el porvenir más de una película con capacidad para provocar seísmos culturales, conviene apuntar que los títulos que encabezan el listado de cine español compiten al mismo nivel, si no es que lo superan, de los que aparecen en el listado internacional.

La épica política de Paul Thomas Anderson en Una batalla tras otra es de una calidad y relevancia tan abrumadoras en el cine norteamericano como pueda serlo Tardes de soledad de Albert Serra para el cine español. Ambas, en lo suyo, son artefactos cinematográficos inalcanzables para el resto de producciones mundiales.

Si sumamos el tour de force de Oliver Laxe con Sirat –que a pesar de sus artimañas narrativas parece capaz de llevar el aliento experimental de Cannes a los Oscar y aunar públicos y exigencias de toda condición–, la sorprendente potencia histórica, musical y cinematográfica de Los pecadores de Ryan Coogler y el gran ajuste de cuentas con la historia reciente de su país que Jafar Panahi (a quien de nuevo han enmudecido las autoridades iraníes) sirve en la tragicómica Un simple accidente, evidentemente hay que celebrar sin remilgos el gran cine de 2025.

En cierto modo, las propuestas de Kelly Reichardt (The Mastermind) y de Alauda Ruiz de Azúa (Los domingos) albergan en su interior un espíritu que las hace viejas y nuevas al mismo tiempo. Por vía del thriller de esplendor setentero o regresando a vocaciones que creíamos olvidadas, ambas resucitan en la pantalla, desde una mirada absolutamente contemporánea, retratos de la soledad que emergen como perfectos diagnósticos de nuestros días.

Y, como en Los domingos, la crónica familiar y las relaciones paterno-filiales fracturadas ocupan el núcleo de la emotiva Valor sentimental, del danés Joachim Trier, maestro en la creación de personajes poliédricos, esta vez en las bambalinas teatrales.

A su vez, Jia Zhang-ke vuelve al pretérito de China y glosa melancólicamente sus grandes transformaciones al resucitar en A la deriva imágenes y personajes de Unknown Pleasures (2002) para que dialoguen con el presente, imprimiendo un sentimiento de naufragio y vacío realmente hipnótico.

Por su parte, Alain Guiraudie, producido por Albert Serra, hibrida con exquisita limpieza formal el suspense y la comedia negra en la anticlerical Misericordia.

Con Romería, Carla Simón completa una trilogía autobiográfica escalando a la cima de su filmografía para aunar la exploración personal y el retrato colectivo de una generación perdida en el agujero negro de la heroína, mientras que Celia Rico consolida la clarividencia y sobriedad de su cine con La buena letra.

Celebramos asimismo la incorporación de Avelina Prat a la nutrida nómina de directoras españolas, quien con Una quinta portuguesa nos regala un poderoso relato de relatos en torno a la energía redentora de la fabulación, que de nuevo se abisma en la soledad del hombre contemporáneo (el gran Manolo Solo) en un mundo sediento de solidaridad.

Avelina Prat, Maria de Medeiros y Manolo Solo durante el rodaje de 'Una quinta portuguesa'

Avelina Prat, Maria de Medeiros y Manolo Solo durante el rodaje de 'Una quinta portuguesa'

De Portugal nos llegó lo último de Miguel Gomes, cineasta y filósofo, un esteta y poeta desafiante, cuyo Grand Tour nos recuerda la capacidad del cine para generar experiencias visuales realmente únicas. A eso aspira también la monumental The Brutalist (Brady Corbet), que a riesgo de naufragar en su propia ambición recupera para la pantalla el concepto bigger than life de las épicas clásicas de Hollywood.

En el viaje adolescente y familiar por el Danubio que propone con especial sensibilidad Extraño río se alza otra promesa para nuestro cine, la del debutante Jaume Claret, a quien se suma la delicadeza de Eva Libertad en Sorda, que propone un ejercicio de inmersión cinematográfica en el universo perceptivo de los que no oyen.

Pero el verdadero sleeper español lo ha firmado Juan Cavestany. Su sinfonía urbana Madrid, Ext. logra encontrar la emoción del paisaje y paisanaje madrileño que está en los umbrales de la desaparición.

Incluso sin ser su mejor trabajo, Jim Jarmusch entrega destellos de genio en Father Mother Sister Brother, también para recordarnos, a través de tres capítulos que riman como lo hacen las relevantes casualidades del universo (y del cine), que siempre, queramos o no, estamos solos.