Blanca Soroa, Miguel Garcés y Mabel Rivera, en un momento de la película

Blanca Soroa, Miguel Garcés y Mabel Rivera, en un momento de la película

Cine

Alauda Ruiz de Azúa nos enseña a mirar el mundo en 'Los domingos', Concha de Oro de San Sebastián

La directora quiere que cada espectador negocie a su manera con lo que está viendo y sintiendo. Es una película sin mayor tesis (o ideología) previa que la de la necesidad de comprender.

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Acaso lo más sorprendente de Los domingos, precisamente porque no entraba en los paradigmas de las crónicas familiares que ha transitado Alauda Ruiz de Azúa (tanto en la notable ópera prima Cinco lobitos como en la serie Querer), es el modo en que integra, o encuentra, la invisibilidad espiritual en lo cotidiano.

Pensamos en el cine de la directora francesa Mia Hansen-Love cuando filma una noche en una discoteca como si fuera una liturgia, sacando partido de los halos de luz estroboscópica y de un coro eclesiástico (en el que canta la protagonista, Ainara) interpretando Into Your Arms de Nick Cave. Este tipo de soluciones en la puesta en escena nos colocan frente a una cineasta para quien, efectivamente, el cine es una forma que piensa.

Así, el filme construye el retrato del despertar espiritual, de la búsqueda íntima de una llamada, con una austeridad y elegancia formales que no están libres de detalles decisivos, de una suerte de aspereza y neutralidad narrativas que invitan a la reflexión y al asombro. En una escena determinante y catártica, Ainara (encomiable debut de la joven Blanca Soroa) reza para escuchar a Dios.

La escena, que rima de modo fructífero con un momento previo en la película, está filmada desde el punto de vista de los dos personajes que, desde aproximaciones y compromisos distintos, han sido testigos (como el espectador) del complejo proceso interior (siempre mostrado a través del exterior) de la protagonista: el padre (Miguel Garcés) y la tía (arrolladora Patricia Gómez Arnáiz) de Ainara.

Ese proceso, viaje o exploración de fe de una joven de 17 años, y todo lo que conlleva su decisión de ingresar o no en el convento como monja de clausura, es el núcleo de Los domingos, su razón de ser como objeto social y también fílmico. Representa la mirada (el interés, la curiosidad y el humanismo) de la propia directora frente a un fenómeno extraño, también en los relatos cinematográficos, de nuestros días escépticos.

Decíamos que el proceso es tanto narrativo como formal, aunando de forma armoniosa un guion excelso, sin trampas aunque con alguna solución abrupta (los destinos de la abuela y del tío), en el que, atendiendo a Renoir, todos los personajes muestran sus motivos sin que el relato se deslice por las derivaciones explicativas, y la debida distancia que encuentra la directora para evitar juicios morales o infértiles estereotipos. Cada personaje, familia y amigos de Ainara, proyecta sobre ella y delata para el espectador sus propias ideas y miserias.

Quizá lo más manido hubiera sido que uno de los personajes clave del filme, la madre Isabel (Nagore Aranburu), sobre quien recae el liderazgo espiritual del “proceso de discernimiento vocacional” de Ainara, apareciera retratada bajo un halo de villanía, si bien su contención dramática y aparente antipatía no hace más que aportar volumen y complejidad al personaje.

Juan Minujín, Patricia López Arnaiz y Blanca Soroa

Juan Minujín, Patricia López Arnaiz y Blanca Soroa

No quiere Ruiz de Azúa que seamos cómplices de las ideas liberales de la tía Maite, ni de los intereses del padre o del cuerpo eclesiástico (en el colegio y en el convento), sino que, como también sucedía en Cinco lobitos y en Querer¸ cada espectador negocie a su manera con lo que está viendo y sintiendo.

No es una cuestión de neutralidad (no creo que la película sea completamente neutral, y la perturbación del último plano es prueba de ello), sino de saber colocarse a la altura de los personajes y de los conflictos que se ha propuesto fotografiar. Es una película sin mayor tesis (o ideología) previa que la de la necesidad de comprender.

La virtud de esta premisa, que emparentaría el cine de Ruiz de Azúa con el de Iciar Bollain (si bien las preocupaciones estéticas y ambiciones fílmicas de la primera son claramente más sustanciales), nos conduce a celebrar el cine de una directora de raza que, a contracorriente del síndrome ensimismado de sus compañeras generacionales, no necesita proyectar su vida en la pantalla para encontrar la emoción de las imágenes.

El cine, el mundo, está más allá de uno mismo. Alauda Ruiz de Azúa nos enseña a mirarlo.

Los domingos

Dirección y guion: Alauda Ruiz de Azúa.

Intérpretes: Blanca Soroa, Patricia López Arnáiz, Miguel Garcés, Mabel Rivera, Juan Minujín, Nagore Aranburu.

Año: 2025.

Estreno: 24 de octubre