
Ana de Armas en una escena de 'Ballerina'.
'Ballerina': Ana de Armas, de mamporro en mamporro en un mundo en el que todo es 'cool'
La superestrella cubana protagoniza enérgica y aguerrida un spin-off de John Wick que no da tregua, con un montaje de videojuego.
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A la saga John Wick habrá quien le objete que no deja de ser una reedición de las películas de Chuck Norris, pero "en fino", y no le faltará razón. El tema es que eso tampoco tiene nada de malo. Con cara de palo, Wick (Keanu Reeves) interpreta a un personaje que es un asesino a sueldo (el mejor, claro) y que tiene "código". Te cae bien porque, a pesar de todas las barbaridades que perpetra, no solo no pierde su carisma: sigue siendo el "bueno de los malos".
Personaje creado por Derek Kolstad, con ecos evidentes de los legendarios samuráis, John Wick no basa su carisma solo en Reeves (que tiene mucho); gran parte del peso de la apuesta está en crear un universo audiovisual en el que los escenarios ultramodernos están perfectamente iluminados y remiten al arte contemporáneo. Sin duda, las dos películas de Kill Bill de Tarantino, con su sofisticada estética, son la influencia más evidente. Es como si las películas sucedieran en un stand de Arco, para entendernos.
La segunda pata de las películas de John Wick, dirigidas por Chad Stahelski (el doble de Reeves en las escenas de acción de Matrix, otro referente claro), es la atención a las set pieces (escenas cumbre), que ya no son tan cumbre porque se suceden continuamente. Dotadas de elaboradas coreografías, la intención de John Wick es proporcionar o renovar el viejo placer de las películas de mamporros, cosa que logra.
Se ha anunciado que habrá John Wick 5, a pesar de que en la cuarta película el personaje parece morir. Mientras tanto, llega el estreno de Ballerina, donde Ana de Armas interpreta a un personaje similar a John Wick. Esta película se ambienta entre la tercera y la cuarta parte, cuando Wick es perseguido por el crimen internacional, y el personaje tiene un papel estelar. El resultado es una película resultona, espectacular, divertida y algo repetitiva.
Buscando venganza
En la primera película de Wick, Reeves monta una masacre porque matan a su perro, único recuerdo que le queda de su esposa fallecida por cáncer. Aquí, al empezar la película, Ana de Armas asiste al asesinato de su padre por parte de una misteriosa secta. La motivación parece menos rabiosa. La pobre crece en un extraño orfanato en Nueva York en el que le enseñan ballet clásico para formar parte de una compañía de danza y, por otra parte, la entrenan como asesina a sueldo. Se llama la Ruska Roma y es el mismo lugar siniestro que vimos en John Wick 3.
Cuando la joven "Ballerina" (llamada Eve) crece, se encuentra, en uno de sus "trabajos" (cepillarse a alguien) a un tipo con el mismo tatuaje (el de la secta de criminales) que los que mataron a su padre. Se vuelve loca y se lía a tiros contra todo el que se le cruce por delante (literalmente). Todo ello, contra su propia hermandad de asesinas, lideradas por una Anjelica Huston con pinta de salir de Las brujas de Roald Dahl.
Ballerina empieza en esa Ruska Roma (un edificio gótico donde ya se ve que no pueden pasar cosas buenas) y se vuelve literalmente loca cuando Eve/Ana de Armas comienza su implacable venganza. Dirigida por un nuevo cineasta en la saga, Len Wiseman (conocido por Underworld), todos los elementos que han hecho de John Wick lo que es siguen allí: la ambigüedad moral de la antiheroína, los escenarios sofisticados y las set pieces diseñadas al milímetro.
Al final, en una secuencia muy larga, Ana de Armas acabará a tiros con los malos en su refugio de un pueblo de Austria, con mucha nieve y con el propio Wick de por medio (quien toma una decisión poco justificada). Como villano, Gabriel Byrne, en una reproducción del mito conspiranoico (o no tanto) de que estamos dominados por una élite despiadada que juega con las vidas ajenas.
La actriz cubana, vecina de Madrid muchos años y estrella de la serie adolescente El internado, está poderosa y, por momentos, da verdadero miedo como "máquina de matar". Ballerina juega a ser liviana, divertida, al gozo por el gozo del cine de acción. Se ve con atención y, a ratos, con sorpresa: algunas set pieces, como la de la discoteca con la millonaria asiática, impresionan. Sin embargo, de decorado arty en decorado arty, a la película a veces le falta la "gravedad" trágica que también hace de John Wick una saga fantástica. Por momentos, parece un videojuego.