
Robert De Niro durante el encuentro programado al día siguiente de haber recibido la Palma de Oro honorífica en Cannes. Foto: EFE/EPA/CLEMENS BILAN / POOL
Robert De Niro embarca a Cannes en un viaje íntimo al legado de su padre
El actor, que habló con contundencia al recoger la Palma de Oro honorífica, ha tomado derroteros existenciales en la charla que ha protagonizado al día siguiente.
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Leonardo DiCaprio alabó anoche la capacidad de transformación física de Robert De Niro (Manhattan, Nueva York, Estados Unidos, 1943) en la ceremonia de inauguración del Festival de Cannes, durante la que se hizo entrega de la Palma de Oro de Honor al italoamericano. Su inmersión hasta la metamorfosis en los personajes a los que ha dado vida, proseguía DiCaprio, ha sido una inspiración para las generaciones de actores a la que pertenece, que se miraban en el espejo del protagonista de Taxi Driver (Martin Scorsese, 1977) en sentido figurado, pero también literal, emulando el "You talkin' to me?" de su Travis Bickle.
No confiaba el actor oscarizado por El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015), al que el artista de 81 años le dio su primera oportunidad en el cine en la película Vida de este chico (Michael Caton-Jones, 1983), en que su largo tiempo mentor hablase demasiado al recoger el galardón, pero anticipaba una disculpa asegurando que De Niro "habla poco, pero lo que dice importa".
Se equivocaba. La leyenda del cine no sólo se explayó, sino que lo hizo con la contundencia que se había echado de menos esa mañana en la rueda de prensa del jurado. Frente a la tibieza de Juliette Binoche al sortear el genocidio en Palestina y la ambigüedad al referirse a los aranceles de Trump al cine producido fuera de su país como "una lucha para salvar Estados Unidos y su propio culo", De Niro entró como el toro salvaje que le reportó el Óscar a mejor actor en 1981.
De primeras, ofreció una explicación a los recortes del republicano a la educación y la cultura en su país, "el arte es inclusivo, trata de libertad y de diversidad, por eso está amenazado. Por eso somos una amenaza para los autócratas y fascistas de este mundo".
De remate, realizó una llamada a defender la democracia frente a un presidente de Estados Unidos inculto: "No podemos relajarnos y cruzarnos de brazos. Debemos actuar hoy, ahora mismo, sin violencia, pero con pasión y determinación. Ha llegado el momento, todos los que aman la libertad deben organizarse, protestar, y también votar, cuando haya elecciones".
De ahí la redoblada expectación entre la prensa congregada en la Sala Debussy para la entrevista en público que había sido programada esta tarde. El encuentro, sin embargo, tiró por derroteros existenciales. En conjunto, salvo por las respuestas en el turno de preguntas de la audiencia, la charla se centró en el miedo a la muerte y el apego a sus padres.
Un documental sobre De Niro
El oficiante de la entrevista ha sido el artista urbano y fotógrafo francés JR, conocido del gran público por su road movie junto a Agnès Varda Rostros y lugares (2017). El también guionista y cineasta ha compartido que al llegar a Nueva York con 27 años, la productora Jane Rosenthal le presentó a De Niro en el Festival de Tribeca, evento cultural impulsado por ambos. Desde entonces, y de eso hace tres lustros, el veterano actor lo tomó bajo su ala.
En 2022 lo llevó al estudio de su padre, el pintor Robert De Niro Sr. La estancia permanecía intacta desde su muerte hacía décadas. El cigarrillo consumido en el cenicero, la ropa, las pinturas a medio hacer...

Robert De Niro junto al fotógrafo frances JR durante el encuentro en Cannes. Foto: EFE/EPA/CLEMENS BILAN / POOL
Aquel acceso a un espacio íntimo impelió a JR a rodar un documental del que ha adelantado extractos durante la cita. En el metraje se ha podido ver al artista arrastrar una gigantesca fotografía en blanco y negro de su padre de cuerpo entero por un campo de ovejas, dormir luego sobre ella en un carguero y dormitar dentro de un bote sobre la imagen en blanco y negro del rostro de su madre en el mar. Hay un diálogo entrañable con Martin Scorsese, y JR ha prometido que entre el material que ya ha recogido también hay intervenciones de Sean Penn y Leonardo Di Caprio.
La estrella de Hollywood ha reconocido que atender a las llamadas de su amigo para grabar, a veces, le resulta molesto, pero siente la obligación de respaldar el proyecto. De hecho, existía ya un acuerdo para un documental sobre su progenitor en HBO, pero De Niro juzgó la iniciativa de JR como más introspectiva y potencialmente valiosa. "Quiero que ni mi padre ni su obra sean olvidados, por eso he filmado y documentado todo sobre su trabajo, para que sus nietos estén al tanto de todo lo que hizo. Creo que los niños disfrutarán de esta película cuando sean mayores y estarán felices de disponer de todo este material", ha reconocido un De Niro de pocas palabras.
La chicha cinéfila, en manos del público
Al término de la conversación distendida sobre esta película en desarrollo ha llegado el turno del público. Interpelado por un actor sobre su manera de abordar los guiones, De Niro ha destacado que la primera intuición es lo que cuenta. "Confía en ese primer instinto. A veces el actor da con algo que el director no previó y está en la inteligencia del realizador dejarlo explorar para descubrir hacia dónde le lleva".
Para subrayar este consejo, el artista y también pintor ha citado a Joe Pesci en El irlandés (Martin Scorsese, 2019): "Cuando tengas dudas, no las tengas".

Robert De Niro durante un momento del encuentro programado al día siguiente de recibir la Palma de Oro honorífica en Cannes. Foto: CLEMENS BILAN / POOL
Preguntado por el consumo audiovisual hoy en día, el referente del Nuevo Hollywood ha abogado por la experiencia del cine en la sala, muy diferente a vivirla a solas o con familia: "Hay algo en la tradición de experimentar juntos lo que sucede que es especial y de la que no puedes abstraerte".
La primera película de la que guarda recuerdos es La bella y la bestia (Jean Cocteau, 1946). Luego vendría su visita cada fin de semana a un cine de la Calle 42 en Nueva York llamado The Laugh Movie, especializado en comedia. Allí vio películas del gordo y el flaco y Abbott y Costello.
Pero fueron grandes nombres de los años cincuenta, como Marlon Brando, Montgomery Clift, James Dean y Laurence Olivier en los que se miró como actor, y películas inspiradas en obras de Tennessee Williams y wésterns de John Ford los que le hicieron acariciar la idea de saltar a la pantalla.