Johnny Depp. Foto: Ross Halfin / A Contracorriente Films

Johnny Depp. Foto: Ross Halfin / A Contracorriente Films

Cine

Johnny Depp: "No puedo decir que soy un gran artista, pero al menos he intentado no venderme"

El 'bad boy' de Hollywood resurge como director en 'Modigliani, tres días en Montparnasse' para narrar los últimos días del pintor italiano Amedeo Modigliani en el París bohemio.

Más información: Ahora 'Blancanieves' es Robin Hood: Disney patina con una carísima y olvidable versión de su mayor clásico

Publicada
Actualizada

“¿Mr. Depp?”, responde levantando una ceja. “Mr. Depp quizá sería mi padre”. El mentado progenitor de esta estrella de Hollywood que renuncia al tratamiento de cortesía era un ingeniero civil que le dio una vida burguesa.

Johnny Depp (Kentucky, 1963), sin embargo, ha sido a lo largo de su carrera eterno rebelde sin causa, en la estela del beatnik americano, aunque ahora también sea millonario. El actor dirige a los 61 años su segundo filme, más de un cuarto de siglo después de rodar con Marlon Brando The Brave (1997), una experiencia que le dejó mal sabor de boca y que le quitó las ganas de repetir, según el mismo cuenta.

Dice el escritor Chuck Palahniuk que toda obra habla de su creador. En el caso de Modigliani, tres días en Montparnasse es evidente la identificación del ‘muso’ de Tim Burton y legendario “pirata del Caribe” con su protagonista, interpretado por Riccardo Scamarcio. Vemos “tres días de furia” de un artista descontrolado y sublime, que atisba la muerte en un París invadido por los alemanes.

Depp retrata esa “ciudad de la luz” bohemia, que Woody Allen mostró de manera romántica y con brillo en Midnight in Paris (2011), desde la sordidez y la mugre, en la estela de la novela Escenas de la vida bohemia de Henri Murger (base de la ópera de Puccini La bohème).

Pregunta. Ha contado que fue Al Pacino, que interpreta a un marchante de arte cínico, quien le ofreció dirigir la película. ¿Por qué cree que pensó en usted?

Respuesta. No lo sé. ¡Está loco! Siempre lo he dicho, desde que rodamos juntos Donnie Brasco (Mike Newell, 1997). En ese tiempo ya hablamos de este proyecto, que él quería dirigir. No esperaba que me llamara muchos años después para que me encargara yo. ¡Uno no se pasa la vida esperando llamadas de Al Pacino salidas de la nada! Y si lo haces, estás muerto.

»Le pregunté por qué había pensado en mí y me contestó: “Creo que tú lo entenderás y tendrás la visión correcta” [imitando la voz de Pacino]. Si lo piensas, es una locura, pero ya había trabajado con él un par de veces y conozco su grandeza. Es uno de los mejores actores de la historia, una leyenda. Además es una persona muy graciosa, nunca te aburres en su compañía.

Un auténtico héroe

P. ¿Siente una conexión personal con Modigliani?

R. Es imposible no sentir una conexión con Modigliani, es una de esas personas que entran en la categoría de auténticos héroes. Venía de una familia judía sefardí que se arruinó y estuvo enfermo desde que era un niño, la tuberculosis siempre le estuvo rondando. En sus inicios como pintor, nadie le hacía caso y ha acabado convirtiéndose en un artista de consumo masivo en la actualidad.

»Hay que admirar la determinación y el hambre que tenía a la hora de buscar una expresión propia, sin comprometerse de ninguna manera en una época en la que había muchos estímulos para venderse. Siempre se mantuvo fuerte e hizo las cosas como sentía que debía hacerlas. Eso es admirable en cualquier ser humano.

P. Modigliani dice que “el arte no se vende”. ¿Resulta muy difícil sostener esa afirmación en un medio tan caro de producir como el cine?

R. No puedo decir que soy un gran artista, pero esa ha sido mi lucha toda mi vida, la de no venderme. Efectivamente, hay mucha “pasta” alrededor de las películas. Si el cine es arte, tiene que serlo desde un esfuerzo colaborativo, de mucha gente trabajando junta por un objetivo.

»En esta película he podido llegar hasta donde he querido, no tenía límites y creo que no deberían existir. Por ejemplo, detesto la estructura en tres actos y, en general, la idea de la fórmula en el cine. Busco que sucedan los accidentes.

Riccardo Scamarcio como Modigliani y Antonia Desplat como Beatrice Hastings en la película de Johnny Depp

Riccardo Scamarcio como Modigliani y Antonia Desplat como Beatrice Hastings en la película de Johnny Depp

P. Hoy muchos dicen “quiero ser artista”, pero pocos estarían dispuestos a pagar un precio tan alto por mantener la pureza. ¿Se ha devaluado ese concepto de “artista”?

R. Hubo un tiempo, a principios del siglo XX, en el que la ambición no estaba desprestigiada, no era una palabra tan fea, incluso tenía un sentido noble. Nuestro tiempo es el de los programas de televisión a los que va la gente a cantar y bailar porque simplemente quieren ser famosos. Andy Warhol predijo que todo el mundo lo sería quince minutos. En esas estamos. Sin embargo, alguien con una verdadera expectativa delante o detrás de la cámara siempre estará mostrando sus entrañas.

P. ¿Hemos “romantizado” a los artistas como Modigliani?

R. Si lo hemos hecho, me parece bien. Lo que creaba Modigliani era puro. Hoy estamos en un mundo distinto. Ahora parece que el arte está en todas partes, incluso si se realiza con inteligencia artificial.

»Yo aprecio a Brancusi realizando una escultura con un par de instrumentos muy simples o a Modigliani diciendo “ojalá hubiera tenido más rojo”. Es una línea de diálogo muy simple, pero dice mucho: “¡Ojalá hubiera tenido más rojo!”. Los artistas digitales nunca podrán decir eso porque nunca faltará rojo en su ordenador. Ya no hay ni lienzos ni pinceles, el arte se hace ahora con tabletas. Sin embargo, prefiero esa parte material de la pintura, esa simplicidad de la expresión. El arte se convierte en la cuestión.

P. Siendo actor, ¿cómo ha trabajado con el reparto?

R. Mi idea era que los actores expresaran cada escena como sentían que debía ser, siempre dentro de la lógica de la película. Creo que al final se dieron cuenta de que en realidad soy un niño de dos años gigante. Les di toda la libertad posible.

Johnny Depp, en el rodaje de la película. Foto: A Contracorriente

Johnny Depp, en el rodaje de la película. Foto: A Contracorriente

P. La película termina con una imagen hermosa y con esperanza, en la que vemos a Modigliani disponiéndose a emprender una nueva obra. En este momento de su trayectoria, tras ganar el juicio contra su exmujer, que le acusó de comportamiento violento, ¿siente que está empezando una nueva etapa?

R. En la vida llega un momento en el que tienes que soltar lastre. Debes encontrar algún tipo de entendimiento con tu propia vida. Todo el mundo atraviesa períodos devastadores y yo, en último término, he aprendido mucho en este tiempo. La fortaleza de las personas que te apoyan y te quieren… ¿Cómo puedo lamentarme de algún segundo de mi vida cuando al final todos ellos me han convertido en la persona que soy? La vida es así, en algún momento alguien te mandará una factura y tú serás el cheque.