Karla Sofía Gascón en el Festival de Cannes. Foto: Italy Photo Press / Zuma Press / ContactoPhoto

Karla Sofía Gascón en el Festival de Cannes. Foto: Italy Photo Press / Zuma Press / ContactoPhoto

Cine

Karla Sofía Gascón, cancelada en 12 días: del trono en Cannes a la mazmorra en los Goya y los Oscar

En menos de dos semanas, la actriz ha pasado de vivir un sueño a una pesadilla debido a unos tuits que ponen en peligro sus aspiraciones al Oscar y su trayectoria profesional. 

Más información: La madrileña Karla Sofía Gascón brilla en 'Emilia Pérez', un musical delirante que funciona

Ángel Mora
Publicada
Actualizada

Se decía en la entrevista a Karla Sofía Gascón (Alcobendas, 1972) publicada en El Cultural que la actriz aspiraba "al galardón a mejor actriz en los premios de la Academia de Cine Europeo (EFA), pero su nombre suena ya en las quinielas a los Oscar. Su presente es brillante, pero su futuro es aún más prometedor".

Y prometedor era. Finalmente se hizo con el premio a mejor actriz en los Premios del Cine Europeo y con la augurada nominación a los Oscar. Suponía esto la culminación de un año formidable para la madrileña, que había empezado a protagonizar titulares el pasado mes de mayo cuando se hizo con el premio a la mejor interpretación femenina (compartido con el resto del reparto femenino de la película) en el Festival de Cannes, siendo la primera mujer transgénero en lograrlo. 

Capitaneaba Gascón un avance en los logros, la visibilidad y los derechos por los que tanto ha luchado la comunidad trans. En la citada entrevista señalaba: "Hasta hace muy poco parecía que a lo único que nos podíamos dedicar era a la prostitución, a hacer las uñas o al cabaret. Y eso en España, un país en el que tenemos los derechos más avanzados en cuanto a ese tipo de cosas". Y añadía: "No es una cosa que yo pueda achacarle al colectivo, sino que es a la que nos han orillado a las mujeres trans". Una situación daba visos de cambio, por fin, con los aplausos que estaba recibiendo por su papel en Emilia Pérez. 

Gascón es, además, la segunda actriz española que opta a la estatuilla y se postulaba para ser la primera en ganarlo en la categoría de actriz principal, tras las cuatro nominaciones de Penélope Cruz, que fue premiada como actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008). 

El adalid del cambio, lamentablemente, ha salido rana. Pocos días después de su nominación al Oscar, Karla Sofía se precipitó cuesta abajo y sin frenos en una serie de polémicas que amenazan seriamente ya no solo con acabar sus posibilidades de alzar la estatuilla, sino también con malograr su carrera profesional.

Las primeras alarmas saltaron cuando, el 24 de enero, el día siguiente de su festejada nominación a los Oscar, Gascón denunciaba comentarios tránsfobos en las redes sociales a raíz de su candidatura a la estatuilla.

Aunque reprobable, era una situación que se podía esperar, dado lo que se ha vivido en otros ámbitos en los que mujeres transgénero han competido en categorías femeninas. Aún resuenan los ecos de la polémica que suscitó la boxeadora argelina Imane Khelif durante los Juegos Olímpicos de París. La deportista fue señalada por combatir en desigualdad de condiciones debido a sus niveles naturales de testosterona. A estas vejaciones se le sumaban voces críticas desde México que acusaban al filme de abordar el tema del narcotráfico de manera frívola. 

Pero el verdadero estallido sucedió el pasado miércoles 29 de enero, cuando la escritora y guionista Sarah Hagi recuperó y reunió una serie de tuits ofensivos de Gascón que se remontan a hace más de un lustro. En ellos, la actriz no dejaba títere con cabeza. Sus opiniones —agresivas y repletas de faltas de respeto, cuanto menos— con respecto a los debates anticoloniales en torno a la figura de Cristóbal Colón, el asesinato de George Floyd y el islam, encharcaban la imagen de la protagonista de Emilia Pérez y la convertían en el objetivo de muchas críticas en las que se llegaba a pedir la terminación de su candidatura al Oscar.

En aquella retahíla de tuits, tuvo también unas palabras para denostar a la Academia de Hollywood: "Cada vez más los Oscars se parecen a una entrega de premios de cine independiente y reivindicativo, no sabia si estaba viendo un festival afrokoreano, una manifestación Blacklivesmatter o el 8M. Aparte una gala fea fea. Les faltó darle un premio al corto de mi primo que es cojo".

A partir de ahí, comenzaron a salir a la luz declaraciones que manchaban más la imagen de la actriz. En primer lugar, unos comentarios de Gascón durante una entrevista a un medio brasileño sobre Fernanda Torres, que compite con la española por el galardón gracias a su papel en Aún estoy aquí, y una supuesta campaña de desprestigio orquestada por gente cercana a ella.

Tras ello, el cierre de su cuenta de X, que venía precedido por las quejas de Gascón por la campaña de desinformación de la que, decía, estaba siendo víctima. A continuación, la decisión de Netflix, que distribuye la película en los Estados Unidos, de no contar con ella para la campaña promocional de Emilia Pérez.

Tampoco aparecerá durante la gala de los Goya; serán los distribuidores españoles quienes recojan el galardón en el caso de que el filme sea premiado como mejor producción extranjera. 

Además, ayer la editorial española Dos Bigotes hacía saber que cancelaban la edición en nuestro país de la autobiografía de Gascón, publicada originalmente en México en 2018. El sello declaraba que esperaban que esta decisión "hiciera ser mejor" a la actriz. 

Durante el pasado fin de semana Gascón concedió una entrevista a la cadena CNN, sin conocimiento o consentimiento previo de Netflix, en la que aseguraba no haber "cometido ningún crimen". Además, pidió disculpas a todas las personas que pudieran haberse sentido ofendidas por su manera de expresarse y negaba la veracidad de algunos de los textos salidos a la luz.

Incluso Jacques Audiard, director de la película que también había tenido su dosis de polémica al volverse viral una entrevista del pasado verano en la que decía que el español es "una lengua de pobres y migrantes", se ha distanciado de la actriz. En una reciente entrevista con Deadline Hollywood cargaba contra ella asegurando que debe "responsabilizarse de sus actos" y la acusaba de torpedear las opciones al Oscar de sus compañeras de reparto. Audiard también recriminaba a la actriz que se hiciera "la víctima", algo que, a su juicio, era "sorprendente". "Es como si pensara que las palabras no duelen".

Es el de Hollywood un ambiente que no tolera las salidas de tono, ni de molde, ni de discurso. Tampoco la equivocación, que no se paga con la vida, sino con algo peor en el mundo del estrellato: el prestigio. La cancelación, arma que ha sido empleada en nuestros días para dilapidar carreras incluso más exitosas que la de la madrileña, amenaza ahora con herir de muerte la reputación de Gascón.

Es un brete particularmente complicado para la actriz. En un contexto en el que los debates suelen ser choques frontales entre las posturas progresistas y el bando de los más crudos reaccionarios, Gascón se encuentra desamparada y corre el riesgo de ser pasto de internet. Sus comentarios ofensivos le han valido el desprecio de aquellos que le tendrían que haber defendido de las vejaciones que recibe a causa de su transexualidad por el bando más conservador. Un sector que, recordemos, está más alentado que nunca en los Estados Unidos por el discurso abiertamente tránsfobo del nuevo huésped de la Casa Blanca.