Arisa Nakano y Kôji Yakusho, en una escena de 'Perfect Days'

Arisa Nakano y Kôji Yakusho, en una escena de 'Perfect Days'

Cine

'Perfect Days', un nuevo hito en la colección de hombres lacónicos y solitarios de Wim Wenders

El director alemán sigue a un hombre maduro que se dedica en cuerpo y alma a la tarea de limpiar los baños públicos de Tokio en su mejor película en más de un lustro.

12 enero, 2024 02:34

En la primavera de 1983, el alemán Wim Wenders viajó a Japón para rodar Tokio-Ga (1985), un diario filmado que celebraba el legado del cineasta Yasujirô Ozu en el vigésimo aniversario de su fallecimiento.

El documental se inauguraba con los títulos de crédito iniciales de un filme del maestro nipón, sobre los que la voz de Wenders diseccionaba las claves de la obra de Ozu: “Con una gran economía formal, y apuntando a la esencia del medio cinematográfico, sus películas contaban una y otra vez la misma historia, acerca de la misma gente y siempre en el mismo lugar, la ciudad de Tokio”.

Cuarenta años después de la realización de aquel homenaje, Wenders regresa a la capital japonesa para realizar su mejor película de ficción en más de un lustro, Perfect Days, un drama que abraza de lleno la austeridad y la hondura emocional que caracterizaron el cine de Ozu.

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Lejos de los malabarismos narrativos de las últimas ficciones de Wenders –del relato coral en dos tiempos de Todo saldrá bien (2015) al metafórico drama de pareja de Inmersión (2017)–, Perfect Days recupera el terso minimalismo, al borde de lo observacional, que dio pie a las mejores películas del cineasta de Düsseldorf, de Alicia en las ciudades (1974) a la seminal París, Texas (1984).

En esta ocasión, Wenders fija la mirada sobre un hombre maduro que se dedica en cuerpo y alma a la tarea de limpiar los baños públicos de Tokio. Esta ardua tarea no parece descontentar a Hirayama, el protagonista, que invierte sus ratos libres en tomar fotografías del entorno natural y urbano, leer novelas de William Faulkner y Aya Kôda, pasear en bicicleta o comprar cintas de casete para amenizar los tránsitos en coche que realiza durante su jornada laboral.

Wenders captura la ordenada cotidianeidad de Hirayama prestando atención a detalles que parecen nimios –la sonrisa del protagonista al sentir la luz del sol posándose sobre su rostro– pero que acaban perfilando una existencia plácida, armónica, tocada por el espíritu zen.

En el arranque de Tokio-Ga, Wenders apuntaba que la obra de Ozu debía verse como una meditación sobre “el lento deterioro de la institución familiar japonesa”, una disolución de lo tradicional que tomaba la forma de “lamento impregnado de un sentimiento de nostalgia”.

Un refugio privado

Esa melancolía provocada por la inexorabilidad del transcurso del tiempo palpita en el delicado arco emocional del personaje de Hirayama, quien debe lidiar con las tiranteces provocadas por un pequeño clan adoptivo y por su familia natural. La posible irrupción del drama parece acechar en el horizonte del protagonista; sin embargo, Hirayama, de la mano de Wenders, encuentra un refugio privado en el abrazo de la nostalgia.

Equipado con una cámara analógica y renegando del uso del smartphone, el personaje da la espalda al frenesí del mundo moderno, mientras acompasa su día a día al son de Pale Blue Eyes de The Velvet Underground, Brown Eyed Girl de Van Morrison, Feeling Good de Nina Simone y, como no, el tema de Lou Reed que reformula en plural el título de la película.

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Perfect Days suma un nuevo hito a la colección de hombres lacónicos y solitarios que engalanan la trayectoria de Wenders. Y cabe subrayar que el personaje de Hirayama debe gran parte de su magnetismo al actor Kôji Yakusho, quien alcanzó una cierta popularidad internacional gracias a sus apariciones en Memorias de una Geisha (2005) o Babel (2006), aunque los cinéfilos lo recordarán por su condición de actor fetiche del maestro japonés del terror psicológico, Kiyoshi Kurosawa.

En Perfect Days, Yakusho, lejos de la naturaleza atormentada de sus personajes más recordados, se deja poseer por la mezcla de bonhomía y estoicismo con la que los personajes de Ozu hacían frente al curso de los acontecimientos. Hasta el punto de que, cuando Perfect Days amenaza con perder el norte en una recta final demasiado expuesta a las convenciones dramáticas, es la interpretación de Yakusho, contenida al extremo, la que mantiene la película enraizada a su ejemplar sobriedad expresiva.

Perfect Days

Dirección: Wim Wenders.

Guion: Takuma Takasaki, Wim Wenders.

Intérpretes: Kôji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto, Yumi Asou.

Año: 2023.

Estreno: 12 de enero