Las películas sobre asesinos en serie dieron un giro definitivo a partir de Seven (1995), la obra maestra de David Fincher con Brad Pitt y Morgan Freeman. Han pasado más de veinticinco años desde entonces pero el canon impuesto por aquel hito cinematográfico se mantiene casi inalterable: muchos cadáveres, atmósferas lúgubres, callejones humeantes y una pareja de policías formada por un veterano y un jovencito ambicioso. Sin duda, esa influencia en Pequeños detalles parece aún más clara porque la película está ambientada en los 90, una época en la que el cine actual parece fijarse cada vez más como vemos en otro título que se estrena hoy, Dating Amber.

En este caso el policía veterano es John Deacon (Denzel Washington), una vieja gloria del departamento de policía caído en desgracia y apartado a un remoto pueblo cuyos métodos quizá no son del agrado de las autoridades pero tiene un ojo clínico para esos “pequeños detalles”. Y ya se sabe, como dice el refranero anglosajón, ahí es donde reside el diablo. Sirve como soporte al enérgico Jim (Rami Malek, conocido por su papel de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody). Ambos se unirán para encontrar a un peligroso homicida de chicas jóvenes en una ciudad de Los Ángeles que como en el filme de Fincher está muy lejos de la imagen de sol y glamour a la que estamos acostumbrados.

Dirigida por John Lee Hancock, conocido sobre todo por sus guiones para Clint Eastood como Un mundo perfecto (1993) y Medianoche en el jardín del bien y del mal (1997), la película juega con las expectativas del espectador ya que lo que parece un thriller más o menos convencional de “caza al asesino” se acaba convirtiendo en una película muy distinta de carácter psicológico en la que el guionista y cineasta trata otros asuntos como la obsesión por la justicia, la perturbadora capacidad de las apariencias para crear realidades falsas pero también para ser significativas o la línea que separa la excelencia profesional de la obsesión insana.

PEQUEÑOS DETALLES - Tráiler Oficial

La gran estrella de la película no es ni un Washington tan sólido como de costumbre ni ese Malek estiloso sino Jared Leto, que después de lucirse en películas como Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000) o Dallas Buyers Club (Jean Marc Vallée, 2013) sigue demostrando que se le dan muy bien los tipos raros. El personaje de Leto, un tipo con aspecto siniestro que se toma las acusaciones de la policía como un juego, es el centro de una película en la que lo de menos acaba siendo la identidad del asesino, tampoco importan mucho las víctimas, y lo más importante es el viaje emocional de la pareja de policías, el joven hasta la comprensión de la complejidad moral de la vida y el segundo hasta una redención atormentada.

Con ritmo sosegado, hay que estar atento a los “pequeños detalles” de esta película en la que a veces parece que no pasa nada y donde Hancock realiza un homenaje, muy habitual del cine americano, a los personajes contracorriente que como Washington no han recibido ascensos por “no ir a la iglesia adecuada”. La trama va mejorando a medida que avanza el metraje hasta llegar a un final con aliento épico. Pequeños detalles es un thriller consistente y bien acabado aunque a veces se echa de menos un poco más de garra. En su voluntad de ser profundo y metafísico, a Hancock a veces se le olvida que él mismo ha escogido un género y no pasa nada por divertirse.

@jaunsarda