Image: Dolores Davesa, el corazón de la Filmoteca Española

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Cine

Dolores Davesa, el corazón de la Filmoteca Española

La institución española rinde homenaje a su icónica jefa de Documentación con un ciclo conformado por algunas de sus películas favoritas y rebautizando su biblioteca como la biblioteca Dolores Davesa.

21 febrero, 2019 01:00

Florentino Soria, Ramón Rubio, Dolores Devesa, Chema Prado, Luis G. Berlanga y Carlos Serrano de Osma.

"Dolores era amiga, madre, hermana mayor, cómplice, colega, maestra, anfitriona... No sé quién sería yo si no la hubiese conocido ni dónde estaría. Vete tú a saber...", asegura Fernando Trueba en un texto escrito para la Filmoteca Española en honor a Dolores Devesa, la icónica bibliotecaria de la institución que jugó un papel clave en el desarrollo de la sensibilidad cinematográfica de toda una generación de directores, actores y críticos a finales de los 80. Desde el propio Fernando Trueba hasta Fernando Colomo, pasando por Carlos Boyero, Oscar Ladoire o Felipe Vega, un gran número de profesionales del sector disfrutaron de la complicidad y el consejo de una mujer que "amaba la vida y el cine, la música y los libros y, sobre todo, la amistad". "Le gustaba recibir a sus amigos, cocinar para sus amigos, ver películas con sus amigos, reír con sus amigos y conocía el valor de una buena conversación como nadie. Su casa era como uno de aquellos Salons del Paris del XVIII, siempre lleno de gente de cualquier edad. Y podías encontrar allí a cualquier amigo de la Facultad o a María Aurelia Capmany o a Raúl Ruiz", comenta el director de Belle epoque. La Filmoteca Española lleva todo febrero rindiendo homenaje a Devesa, fallecida en el año 2012, con un ciclo en el que se están proyectando en el Cine Dore algunas de sus películas favoritas: El soplo al corazón (Louis Malle, 1971), Soldados de Salamina (David Trueba, 2003), Érase una vez en Hollywood (Jack Haley Jr., 1974), Historias de Filadelfia (George Cokur, 1940) y París, bajos fondos (Jacques Becker, 1952). "Le gustaron desde el principio la potencia visual de Bertolucci y Kubrick, pero adoraba la elegante inteligencia de la comedia americana", recuerda Trueba. "Ver con ella Historias de Filadelfia era un clásico, valga la redundancia. Le gustaban el Hawks de La fiera de mi niña y Luna nueva, el Sturges de The Lady Eve y Los viajes de Sullivan. Y el cine negro: Retorno al pasado, Laura o Perdición eran también sus favoritas. Uno aprendía a su lado sin saberlo, creyendo que simplemente estabas disfrutando". El acto culminante del homenaje tiene lugar este jueves con el cambio de nombre de la biblioteca de la Filmoteca Española, ubicada en su sede del palacio de Perales, que pasará a llamarse Biblioteca Dolores Devesa y en la que se instalará una placa conmemorativa en su honor.

La Jeanne española

Devesa nació en Barcelona en 1931. La posición acomodada de su familia -su padre era médico- le concedió el privilegio de estudiar en el Liceo Francés en una época de escasez y miseria. Años después se licenciaría en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, donde llegó a impartir clases, y a mediados de los años setenta empezó a trabajar en la biblioteca de la Escuela Oficial de Cinematografía. De ahí pasó a la Filmoteca, donde organizó y puso en marcha la creación de la biblioteca en 1976. Una biblioteca por la que, durante los siguientes 20 años, pasaron historiadores del cine español (para los que Dolores fue un pilar fundamental de su investigación) y cineastas como Fernando Trueba, que recuerda que "puso orden y rigor en la Biblioteca de la Filmo, y en ella recibía a los hispanistas del cine, a historiadores y biógrafos, críticos y estudiantes, y fue un hogar para los que huíamos de la vaciedad de las clases de una Facultad improvisada. En la biblioteca de Dolores, todo el cine del mundo, de cualquier país y cualquier época, estaba a mano, y siempre sabía qué entrevista había salido en Positif, qué artículo en Film Comment, qué no te debías perder". Hasta su jubilación en 1996, Devesa participó en infinidad de trabajos de documentación y en la catalogación de miles de películas, vídeos y bandas sonoras, convirtiéndose en jefa de Documentación de la institución. Pero también desarrollo un amplio ejercicio de investigación, escribiendo filmografías en la revista Nosferatu de San Sebastián de directores como Jean-Pierre Melville, Akira Kurosawa, Jean Renoir o Wim Wenders o en publicaciones editadas por la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Pero si por algo destacó, al menos según sus conocidos, fue por su humor "ácido, nunca cruel, siempre elegante", y por bailar "con un swing impecable". "Era como la Jeanne de la canción de Brassens, cuyas canciones conocía de memoria y a quien también visitamos en peregrinación en París y llevamos vino y chorizo, es decir que en su casa siempre había sitio para un amigo, su casa era el refugio perfecto", finaliza Trueba.