Image: El pasajero: Liam Neeson, el yayoflauta mamporrero

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Cine

El pasajero: Liam Neeson, el yayoflauta mamporrero

26 enero, 2018 01:00

Liam Neeson en El pasajero

La nueva película de Jaume Collet-Serra, a mayor gloria de ese sesentón de armas tomar en el que se ha convertido Liam Nesson, es trepidante y divertida de ver aunque la trama sea demasiado inverosímil

Liam Neeson ganó fama mundial con La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), película que cimentó su reputación como intérprete dramático de prestigio. Pero al irlandés lo que de verdad le gustaban eran los mamporros y llegado a una venerable edad, se ha convertido en un insospechado héroe de acción. En su nueva piel, la estrella ha encontrado la horma de su zapato en el director catalán Jaume Collet-Serra, con el que ya lleva cuatro películas casi seguidas que han convertido a este sesentón de armas tomar en un icono del cine de acción.

El pasajero es más de lo mismo. En la mirada de Collet-Serra siempre ha habido una clara influencia hitchcockiana que se puede ver ya en su primera película con Neeson, Sin identidad (2011), en la que un hombre se despierta de un coma para descubrir que alguien le ha robado su identidad. Después llegarían Non-Stop (2014) y Una noche para sobrevivir (2015), en la que el irlandés interpretaba un personaje más oscuro, hasta llegar a esta El pasajero, en la que el clásico se renueva y volvemos al esquema "hombre ordinario enfrentado al mal absoluto" en su estado más puro.

¿Hay algo más aburrido en el imaginario colectivo que un vendedor de seguros? Esa es precisamente la profesión de Neeson en esta El pasajero, donde se trata de dar vida, una vez más, a ese tipo aburrido del que nadie espera nada pero es capaz de comportarse como un verdadero héroe en el momento oportuno. Y Neeson, que es una fiera, parece cada vez más afinado con Collet-Serra, que se muestra de nuevo como un talentoso creador de películas de acción dotadas de ritmo y vistosidad.



En esta ocasión vemos el clásico juego del gato y el ratón entre el vendedor de seguros en horas bajas -acaba de ser despedido por ser demasiado viejo a sus 60 años- y una misteriosa pasajera del tren que toma todos los días que le ofrece dinero a cambio de lo que parece un simple encargo. Atrapado por un momento de debilidad, Neeson emerge a lo largo de la película como un héroe que acaba ayudando a proteger a un testigo crucial en un gigantesco caso de corrupción política y financiera. Casi toda la película sucede en un tren en el que Neeson se zurra de lo lindo y acaba siendo ese modelo de integridad que se le supone al buen "ciudadano común". Divertida de ver y trepidante, cabría objetar que la trama es demasiado inverosímil por mucho que uno siempre esté dispuesto a hacer concesiones a la fantasía en este tipo de películas. Es muy difícil de entender por qué los malos idean un plan tan descabellado y enrevesado para lograr su objetivo.

@juansarda