Image: Tobias Lindholm: Mi generación ha olvidado lo que es la guerra y por eso está más dispuesta a aceptarla

Image: Tobias Lindholm: "Mi generación ha olvidado lo que es la guerra y por eso está más dispuesta a aceptarla"

Cine

Tobias Lindholm: "Mi generación ha olvidado lo que es la guerra y por eso está más dispuesta a aceptarla"

22 septiembre, 2017 02:00

Tobias Lindholm

El cineasta danés estrena en España A War, nominada al Oscar al mejor filme de habla no inglesa en 2016, una profunda y desgarradora exploración de los dilemas morales y familiares que la guerra plantea a los soldados.

Guionista estelar del cine danés, Tobias Lindholm (Nestved, Dinamarca, 1977) ha colaborado con Thomas Vintenberg en la escritura de películas con impacto en toda Europa como Submarino (2010), la muy célebre La caza (2012) y La comuna (2016). Como director, Lindholm también es el autor de Secuestro (2012) y esta A War (Una guerra), en la que aborda la participación de las tropas danesas en la guerra de Afganistán. Una película en la que vemos la contienda en dos frentes, sobre el terreno, en una provincia en la que los refugiados huyen de los talibanes como de la peste y los soldados daneses se enfrentan a un enemigo tan insólito como desconocido, y en el interno, donde la esposa del protagonista lidia con unos hijos traumatizados por la ausencia del padre. No solo eso, en la segunda parte del filme, cuando ese oficial vuelve a casa (Pilou Asbaek, conocido por la serie Borgen) debe enfrentarse a una acusación por crímenes de guerra que pone en jaque nuestra noción de la legalidad y el poder. Un filme poderoso que nos confronta a las contradicciones y dilemas de una guerra tan lejana para los occidentales como vívida y real para los afganos y las tropas allí desplazadas.

Pregunta.- Mientras vemos la película nunca sabemos muy bien qué pensar sobre la culpabilidad o inocencia del protagonista. ¿Es lo que buscaba?
Respuesta.- Me gusta esa ambigüedad. No creo que la vida sea simple. No es blanco y negro. Hubiera sido más fácil de entender retratando a un héroe pero yo quería enseñar la complejidad de eso. Cuando estoy en mi casa viendo las noticiascon mis niños en el sofá soy muy bueno juzgando. Pero después tienes que darte cuenta de que todo es mucho más complejo. Me quería poner en la piel de esos jóvenes soldados que luchan contra los talibanes obligados a seguir unas reglas contra un enemigo que no juega con ningunas reglas. En esa situación es mucho más difícil ser cool. Quería enfrentar la complejidad del asunto. ¿Por qué unas muertes nos parecen más aceptables que otras? Yo fui educado como pacifista por mi madre y he hecho esta película para que una persona como ella se plantee sus convicciones.

P.- Es inevitable sentir simpatía por los ejércitos que representan a Occidente pero también tiene toda la razón la fiscal cuando dice que si no hubiera una ley que se hiciera cumplir "esta sería innecesaria". ¿No es el hecho de tener esas reglas precisamente lo que justifica nuestras acciones?
R.- Somos democracias, tenemos protección de la ley, eso es parte de nuestra cultura y de nuestro mundo. Estoy tan confundido como tú. De hecho, rodé dos finales y los actores no tuvieron nunca las últimas páginas del guión, aunque sí sabían ese giro de trama que provoca uno de los soldados en el juicio. Hay que entender que en nuestro sistema los acusados no tienen que demostrar su inocencia, la fiscalía debe demostrar su culpabilidad. Por mucho que como espectadores nosotros sepamos que es culpable, tiene derecho a defenderse y a que se presuma su inocencia. Este es el corazón de nuestro sistema y aunque a veces pueda parecer injusto, sigue siendo mejor que sea así.

P.- Vemos también las consecuencias de la guerra en las familias de los soldados. ¿Tiene la guerra dos frentes?
R.- Quizás si entendemos esto también podremos entender mejor la mochila que llevan algunos refugiados que ahora viven en nuestros países. Hay una cosa clara, no puedes llevarte al padre de un niño a la guerra y esperar que no haya consecuencias. Cuando voy de viaje yo mismo veo que mis hijos llevan muy mal que desaparezca dos meses de casa y eso que yo no voy a que me maten. Los niños no son tontos y entienden que a su padre lo pueden matar. Eso tiene un efecto brutal.



P.- Hablemos de la parte del filme que sucede en Afganistán. ¿Quería ser lo más realista posible?
R.- Rodamos en la provincia de Helmand, un lugar en el que hay miles de refugiados locales que huyen de los talibanes. Hablamos con muchos porque claramente existía esa intención de ser lo más fieles posibles con la situación que se está viviendo allí todos los días. Los propios afganos nos dieron muchos detalles que fueron de gran ayuda para tener ese realismo. Los actores que hacen de soldados no sabían la réplica de los afganos también para buscar esa espontaneidad. Reaccionan sobre la marcha que es lo mismo que les pasa a las tropas allí.

P.- Ese desconcierto de los soldados es precisamente uno de los elementos más llamativos.
R.- Hasta finales de los años 90 todos éramos de Greenpeace y pacifistas. Eso tuvo una ruptura drástica a partir del 11S, cuando los políticos comenzaron a jugar con meterle miedo a la gente. Lo que pasa con mi generación es que hemos olvidado lo que significa de verdad una guerra. En el caso de Dinamarca, no hemos tenido una desde la II Guerra Mundial. Hace mucho tiempo y la gente está mucho más dispuesta a admitir que suceda porque el recuerdo del espanto que supone se ha ido perdiendo. Algo parecido pasa con los soldados del filme. Son soldados de oficina que cuando se ven en el campo de batalla no están preparados para lo que se enfrentan.

P.- En sus memorias, Stefan Zweig cuenta que el ánimo de los jóvenes que iban a la guerra era muy distinto en la I que en la II Guerra Mundial, porque en la segunda sabían a lo que se exponían...
R.- El presidente de Estados Unidos John Adams (lo fue de 1797 a 1801) dijo aquello de "somos soldados para que nuestros hijos sean abogados y nuestros nietos artistas". Nosotros somos los hijos de los artistas y se está probando que hay una pulsión de que volvamos a ser soldados. En el caso de lo que cuenta Zweig, el mundo tuvo mucha paciencia con Hitler precisamente por el recuerdo de la matanza de la Primera Guerra Mundial. Por eso creo que es importante que haya películas sobre la guerra, para que los nietos de los soldados e hijos de artistas como nosotros nos acordemos de lo que de verdad es una guerra.

P.- Ha dicho que es un "hijo" de la escuela danesa. ¿Cómo es esa escuela danesa?
R.- Cuando se produjo el gran éxito internacional del cine danés con el movimiento Dogma en los 90, tuvo un impacto muy grande entre los chicos de mi generación. De repente vimos que las películas de un país pequeño, rodadas en una lengua muy minoritaria, podían triunfar fuera. Eso vino marcado por la personalidad de Lars Von Trier, que es un genio y hubiera tenido éxito naciera donde naciera, pero su ejemplo tuvo un impacto muy profundo y se generó una ola inmensa. Ahora creo que estamos en un momento muy distinto, antes contábamos historias muy locales y lo hacíamos bien, pero ahora estamos en una sociedad global y creo que podemos contar cosas que forman parte de un mundo más grande.

@juansarda