Image: Rita Azevedo Gomes: “Experimento porque el cine actual es aburrido”

Image: Rita Azevedo Gomes: “Experimento porque el cine actual es aburrido”

Cine

Rita Azevedo Gomes: “Experimento porque el cine actual es aburrido”

2 junio, 2017 02:00

Azevedo Gomes durante el rodaje de Correspondencias

Representante de la Nueva Ola de cine portugués, que está dejando huella en el panorama internacional de grandes festivales, Rita Azevedo Gomes se zambulle en Correspondencias en la relación epistolar entre los poetas portugueses Sophia de Mello y Jorge de Sena. El filme indaga en la desolación y enorme dolor que provoca el exilio.

En 1962, en una entrevista en la televisión francesa, la poeta portuguesa Sophia de Mello criticaba duramente el férreo control que ejercía el régimen de Salazar sobre la libertad de prensa. "Al privar a un país de información también lo privan de conciencia y en el fondo también lo privan de ser una patria", aseguraba la que se convertiría años después, en 1999, en la primera mujer en recibir el Premio Camões, el más importante de la literatura en lengua portuguesa. Este valiente acto de oposición fue tan solo un episodio más de la tensa relación que mantuvo con la dictadura, ninguneada por las élites intelectuales y siempre en el punto de mira de las fuerzas del orden. Sin embargo, nunca abandonó Portugal, decisión que sí tomó en 1959 su amigo Jorge de Sena, otra de las figuras fundamentales de la poesía portuguesa del siglo XX. De Sena primero se exilió en Brasil, donde residió cinco años, y después en los EEUU, donde moriría en 1978 sin haber regresado a su país salvo en contadas ocasiones.

En 2005 se publicó en Portugal la correspondencia que mantuvieron ambos poetas durante todo el exilio de Jorge de Sena. "La lectura de estas cartas refleja una gran complicidad", explica la cineasta portuguesa Rita Azevedo Gomes (Lisboa, 1952), que en Correspondencias ha adaptado muy libremente estos textos a la pantalla. "Querían preservar por encima de cualquier otra cosa esa amistad a pesar de que podían tener diferentes opiniones sobre temas importantes, incluso totalmente contrarias. Creo que la distancia alimentó esa amistad, no sé qué hubiera pasado si hubieran vivido en el mismo país".

La forma y la vida

Azevedo Gomes, cuya obra ha sido celebrada en la Filmoteca Española durante todo el mes de mayo, es una de las herederas del tótem del cine portugués Manoel de Oliveira, del que fue colaboradora, y representante de una Nueva Ola de cineastas lusos -entre los que se encuentran João Pedro Rodrigues, Miguel Gomes o Joaquim Pinto- que están dejando su impronta en el panorama internacional de grandes festivales. En Correspondencias realiza un ejercicio de absoluta libertad que mezcla formatos y géneros para entregar un ensayo fílmico sobre la desolación del exilio.

Pregunta.- ¿Fue complicado encontrar la forma para el filme?
Respuesta.- Sí, tuve muchas dudas al respecto. Si me hubiera apoyado demasiado en las cartas hubiera sido muy aburrido. No sabía cómo adaptarlo a la pantalla. La idea inicial no tiene nada que ver con lo que ha acabado siendo la película. Siempre tuve claro que debían aparecer muchas personas porque las cartas, en el momento de la publicación del libro, se abrieron a todo el mundo. Sin embargo fue el inesperado curso de la vida lo que me llevó a encontrar una forma adecuada.

P.- ¿A qué se refiere?
R.- En ese momento estaba atravesando una enfermedad grave y me vi obligada a viajar a París con regularidad para afrontar un tratamiento muy agresivo. Por otro lado fue una maravilla porque me permitió reencontrarme con amigos que no veía desde hacía 30 años, como Pierre Léon o Eva Truffaut, que participaron en la película. Viajaba a París todas las semanas un par de días cargada con los medicamentos y la cámara. El primer día lo pasaba en el hospital y preparaba con el iPhone el rodaje del día siguiente, adaptándome a las personas que tenían el día libre. Y en Portugal el proceso fue parecido. El rodaje duró tres años y no sé si fue el trabajo lo que me devolvió la salud o los hospitales. Por eso la película es una mezcla entre mi vida y las ganas de adaptar estos textos de diversas formas.

P.- ¿Fue complicado el montaje de la película?
R.- Sí, porque no había un guión fijo. Había seleccionado muchos textos y comenzaba a montar en cuanto los rodaba porque tenía que encontrar un camino y éste no podía ser meramente cronológico. Lo afronté sola por primera vez en mi vida y tenía infinitas posibilidades de articular todos esos fragmentos. Me costó un enorme trabajo encontrar una forma satisfactoria. Hice 23 versiones hasta que me di cuenta de que tenía que parar.

P.- En la película se mezclan distintos formatos de imagen...
R.- En un momento concreto me di cuenta de que estaba reflexionando sobre lo que sucede hoy en el cine. Al igual que estaba haciendo con los textos, quería aprovechar todos los recursos audiovisuales que estaban a mi alcance para ver hasta qué punto estos coincidían sin entrar en conflicto, por ejemplo imágenes en Super 8 y en 16:9. Creo que ahí apareció eso tan esquivo que es la inspiración porque no sabía qué hacer y hallé algo que me parecía verdadero. Me gusta experimentar porque estoy aburrida de las cosas tan parecidas que se hacen hoy en día.

P.- ¿Hacia qué temas inesperados se abrió la película?
R.- Está muy conectada con la realidad, con todo lo que pasa en el mundo ahora. Mientras leía las cartas pensaba que Sophia y Jorge estaban hablando del presente. La realidad es muy extraña y por eso creo que trato de representarla, para entenderla mejor. Algo tan lejano como una carta de hace 60 años puede ayudarte a descifrar el mundo de hoy. Portugal se liberó hace años de un régimen siniestro, pero el mundo está hoy entrando en una dinámica bastante triste con lo que pasa en EEUU o Corea del Norte. La gente está continuamente pensando en el pasado y no en el futuro.

@JavierYusteTosi