Image: La fórmula Torrente

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Cine

La fórmula Torrente

3 octubre, 2014 02:00

Santiago Segura caracterizado como Torrente en la quinta entrega de la saga, en compañía de Julián López y Jesulin de Ubrique

El sociólogo Bernabé Sarabia, los críticos Carlos Heredero y Jesús Palacios, el historiador Román Gubern y el escritor Juan Soto Ivars reflexionan sobre la saga de Santiago Segura con motivo del estreno de su quinta entrega

La taquilla se vuelve a poner de largo para recibir el estreno de la quinta parte de Torrente. Y no es para menos. Con la anterior entrega, Torrente 4: Lethal Crisis, estrenada en 2011, Santiago Segura se convertía en el adalid del cine español salvando los muebles de una industria muy deprimida: 19 millones de euros de recaudación, que representaban más del 20 % del total de las producciones españolas en un año en que la cuota de pantalla fue de tan solo el 14,3 %. El carismático detective volvía a solucionar la situación. Ahora, tras el inesperado y rotundo éxito de 8 apellidos vascos y los buenos resultados de filmes como El niño o La isla mínima, se puede decir que al menos la honra del cine español ya está salvada. Aun así es previsible que la nueva película del grosero hincha del Atleti vuelva a reventar la taquilla una vez que toda la artillería comercial que tan bien maneja Segura se ha puesto en marcha.

Torrente 5: Operación Eurovegas se sitúa en una España de futuro inmediato, allá por el año 2018. Europa ya es una cuestión del pasado, Cataluña se ha independizado, Eurovegas no es más que un casino y nuestro José Luis Torrente comparte prisión con Bárcenas y Urdangarín. "Fue ver cómo estaba de crispada la sociedad, con Bárcenas dando sobres, Froilán que se dispara en el pie y el abuelo con los elefantes lo que me hizo pensar: 'que gracioso', y todo dentro del patetismo friqui y la vergüenza ajena, que es el universo torrentiano", explica Segura, que no ha querido que su imaginario rivalizara con la actualidad de los periódicos por aquello de que la realidad a veces supera la ficción. Aparte de las novedades, entre las que destaca la presencia de Alec Baldwin como malo de la función, está claro que el showman madrileño tiene una fórmula con la que es capaz de arrastrar a grandes masas a las salas. Pero, ¿qué hay detrás de la ingeniería comercial que tanto éxito ha otorgado a Segura?

Alec Baldwin y Santiago Segura

Para el sociólogo Bernabé Sarabia, la formula del éxito de Torrente se basa en saber manejar la arquitectura de las bajas pasiones humanas. "En el humor y en el chiste, desde un punto de vista psicoanalítico, hay siempre una vertiente autodestructiva, incluso sadomasoquista... Estos personajes como de bufón deformado producen también angustia en el espectador y esta angustia se traduce en risa, en efecto morboso y al final en sensación de alivio al compararnos con ellos". Sarabia además compara el trabajo de Segura con ciertos productos televisivos como Sálvame porque "se mueve entre la ordinariez, la manipulación de las emociones básicas y la capacidad narrativa. Es la lógica del esperpento por lo que tiene mucho que ver con cierta tradición humorística", puntaliza.

El historiador de medios de comunicación Román Gubern también opina que Torrente se inscribe en una larga tradición cultural satírico-grosera que se remonta a Quevedo pasando por el esperpento, la astracanada y la contracultura de los 60. "Esta estridencia irreverente cosquillea al público por la desmitificación de los imperativos de 'ley y orden' y por su manifiesta voluntad transgresora", explica Gubern, que además observa una coherencia ideológica en la voluntad de Segura por subvertir el buen gusto, el orden canónico, los valores conservadores... "En este sentido su universo estético-moral se corresponde con el imaginario de un 'autor', tal como se conoce convencionalmente".

Sin embargo, el crítico de cine y director de la revista Cuadernos Caimán Carlos Heredero no comparte esta opinión. Para él, Torrente no es mucho más que un notable astucia comercial, un buen olfato mediático y una gran capacidad de autopromoción y exhibicionismo. "Las citas y guiños de actualidad son meros adornos para aparentar. No tiene mayor identidad ni alcance. La crítica o el reflejo de la sociedad son otra cosa muy diferente". Para Heredero la fórmula del éxito de Torrente es la misma o muy parecida a la que siempre ha utilizado el cine de consumo más adocenado en España. "Sal gruesa, guiños cómplices, citas oportunistas y (¡gran novedad!) múltiples cameos para garantizarse apoyo mediático gratuito".

Julián López, Angy Fernández y Anna Simón

Para el crítico Jesus Palacios el uso y abuso del cameo en los filmes de Torrente está relacionado con el hecho de que el cine comercial que quiere tener éxito ya no es para espectadores de cine sino para usuarios de internet, de televisión, de prensa del corazón, móviles y redes sociales. "Segura ha convertido el cameo tradicional en un wassap, un facebook cinematográfico, en el que cada aparición es como un tuit chistoso que sustituye al último y prepara la expectación para el siguiente. Estar en una peli de Torrente es como pasar por Gran Hermano, Mujeres y hombres y viceversa o lo que toque, y todo el mundo quiere estar aunque reciba". Pero para Palacios, Segura es uno de los personajes y de las personas más inteligentes de este país. "Ha sabido vehicular la idiosincrasia y el carácter profundo de buena parte de España a través de su personaje, que efectivamente es el epítome de toda una tradición hispana de humor costumbrista, escatológico y esperpéntico", explica.

Por último, el escritor Juan Soto Ivars opina que la fórmula ha variado con el tiempo. "Torrente 1 y 2 eran comedias ingeniosas y burdas, repletas de personajes reconocibles en los bajos fondos españoles. A partir de la tercera entrega la formula se convierte en meter cameos, se transforma la saga en un plató de Sálvame". Para el autor de Ajedrez para un detective novato, el director, guionista y protagonista de la saga se ha dejado llevar por el efectismo. "Segura inventa un personaje asqueroso, lo rodea de secundarios asquerosos y nos muestra situaciones asquerosas. Es un código que puede ser divertido si hay ingenio suficiente, pero que decepciona si el ingenio desaparece".