Image: Muere Claude Chabrol, el Hitchcock francés

Image: Muere Claude Chabrol, "el Hitchcock francés"

Cine

Muere Claude Chabrol, "el Hitchcock francés"

Nos deja a los 80 años uno de los máximos representantes de la Nouvelle Vague, director de clásicos como El bello Sergio

12 septiembre, 2010 02:00

Claude Chabrol recibió el Oso de Oro honorífico en la última Berlinale por toda su trayectoria

"Cada vez que desaparece un director, una manera particular de mirar el mundo y una expresión de nuestra humanidad se pierde para siempre", señala en un comunicado la Asociación de Directores de Cine de Francia ante la tristísima muerte de Claude Chabrol. Maestro del cine, incansable trabajador, bon vivant, muy amigo de España y realizador de filmes fundamentales en la historia del cine europeo como El bello Sergio (1958), La mujer infiel (1968), Locuras de un matrimonio burgués (1976), Violette Nozière (1979), La sangre de los otros (1984), La ceremonia (1995) o las más recientes La flor del mal (2003) y Una chica cortada en dos (2007). Su desaparición pone de luto a todos los cinéfilos del mundo, que durante décadas han disfrutado de las impagables películas de Chabrol, un agudísimo observador social que puso de relieve en su cine, una y otra vez, las pequeñas miserias y alegrías de eso que llamamos vida.

Una herencia de su mujer permitió al maestro ponerse a rodar películas. Corrúa 1958 y El bello Sergio, en plena eclosión de la Nouvelle Vague lo convirtió en uno de los más destacados miembros de un movimiento esencial en al historia de las artes del siglo XX y en el que tuvo como compañeros a otras luminarias como Godard, Truffaut o Rohmer. Con ellos, además, compartía sus inicios en el campo de la crítica cinematográfica en la mítica revista Cahiers du Cinema. El periodismo fue la vocación temprana de un hombre cultísimo de una amabilidad arrolladora que no paró de rodar desde aquel éxito primigenio. Fueron ochenta las películas que hizo en su vida, un par por año, y no dejó de hacerlas hasta fechas recientísimas, cuando la irónica y luminosa Una chica cortada en dos, en la que brillaban las constantes de su cine, servía como inesperada despedida.

El sarcasmo, la ironía, incluso una cierta mala baba pero también una gran humanidad y amor por los personajes fueron la tónica de unas películas absolutamente reconocibles en las que Chabrol solía ser fiel a los ambientes burgueses (preferentemente de provincias) y las historias truculentas, plagadas de traiciones, asesinatos, mentiras y secretos inconfesables. Sus filmes tenían, sin embargo, un tono ligero y la mirada de Chabrol transmitía tanta piedad como capacidad para penetrar como un estilete en los recovecos más oscuros y amables del ser humano. Por eso, muchas veces uno terminaba de ver sus películas con una sonrisa torcida, un tanto espantado por la brutalidad de lo percibido por la retina.

Chabrol, que era un lector incansable y un hombre de una cultura enciclopédica, visitó nuestro país en innumerables ocasiones, sobre todo a raíz de sus numerosísimas asistencias al Festival de San Sebastián, cuyo jurado presidió y que lo tuvo como invitado muchísimas veces. Allí también demostró otra de sus virtudes más indiscutibles, su aparente facilidad para que los actores dieran lo mejor de sí mismos, muchas veces en registros insólitos en su filmografía entre otras cosas porque había un "registro Chabrol" absolutamente único. En Los primos, por la que ganó el Oso de Oro, presentaba a dos inolvidables Gerard Blain y Jean Claude Brialy en un drama oscuro directo heredero del cine negro americano clásico que tanto admiró.

El carnicero fue una de sus mejores películas. La turbia historia de amor y desafecto entre Stephane Audran y Jeane Yann se convierte en una poderosa metáfora sobre la volubilidad de los sentimientos en la que Chabrol refina de forma definitiva un estilo muy particular para crear climas malsanos y atmósferas de una gran capacidad expresiva. Una historia de mujeres (1988) brinda una actuación sobrecogedora de una inmensa Isabelle Huppert, quien da vida a la última mujer que fue guillotinada en Francia. La muy ingeniosa La flor del mal (2003), una película que tuvo un gran éxito comercial en España, nos brinda a un sensacional Benoit Magimel, su "muso" en los últimos años. La película cuenta las complicaciones que surgen cuando un miembro de la familia más poderosa de una comarca se presenta a las elecciones. Su aparente ligereza, su finísima gracia y su final apoteósico dan fe del talento excepcional de Chabrol.

Chabrol, "el Hitchcock francés"

Quedan pocos cineastas en activo con un currículum tan apabullante como el de Claude Chabrol. No sólo por la cantidad de largometrajes que ha filmado -más de cincuenta- o por los distintos itinerarios cinematográficos que ha recorrido desde su debut en 1958, sino sobre todo por la importancia que supuso para el panorama cinematográfico mundial el florecimiento de la "nueva ola" (Nouvelle Vague) francesa de los años sesenta, el movimiento que lideró junto a otros colegas de la revista "Cahiers du Cinéma" -Eric Rohmer, Jean-Luc Godard, François Truffaut y Jacques Rivette- con la intención de subvertir los lenguajes narrativos del cine imperantes y "liberarlo de sus cadenas" [Henri Deutshmeister, Arts, 1958].

No es casualidad que escribiera junto a Eric Rohmer el imprescindible ensayo Hitchcock (1957), con el que abrieron los ojos de la crítica mundial al maestro del suspense, entonces considerado un mero cineasta comercial de serie B. Y no es casualidad porque a lo largo de su carrera Chabrol se ha ido ganando película a película el sobrenombre de "el Hitchcock francés". "Desde Fritz Lang a Hitchcok -explica Chabrol-, el género del suspense constituye el vehículo más popular y más eficaz para abordar cualquier tema abstracto".
Carlos Reviriego