Image: Jîrí Menzel estrena un ejercicio de autocrítica

Image: Jîrí Menzel estrena un ejercicio de autocrítica

Cine

Jîrí Menzel estrena un ejercicio de autocrítica

El director checho nos habla de 'Yo serví al rey de Inglaterra', premio de la crítica en el último Festival de Berlín

17 julio, 2008 02:00

Ivan Barnev en la piel de un ambicioso

Hace 40 años, Jîrí Menzel (Praga, 1938) era la máxima figura de la "Nueva Ola Checa", sobre todo tras haber obtenido el Oscar por Trenes rigurosamente vigilados (1966). La primavera de Praga de 1968 y las reformas de Alexander Dubcek le permitieron erigir una sólida carrera basada en comedias muy personales llenas de aristas. A sus 70 vitales años, ganó el premio FISPRESCI en la Berlinale con Yo serví al rey de Inglaterra, donde ha adaptado la novela homónima satírica de los 70 de Bohumil Hrabal (es la sexta vez que se inspira en este escritor, al que consideraba "mi hermano mayor") . El filme narra las peripecias del camarero Jan Díte (Ivan Barnev) entre 1930 y 1960, un arribista sin escrúpulos para quien lo importante es prosperar, sea bajo los nazis o los comunistas. Menzel define a este antihéroe: "Jan es sólo un anónimo ciudadano checo. A través de sus golpes de fortuna, desventuras y prodigiosas dotes sexuales me he permitido mostrar un fresco de una gran parte del siglo XX de mi país. Y algo más intrínseco de nuestra naturaleza y alma checa: la casi ilimitada capacidad que poseemos para adaptarnos a todo. Logramos nuestra libertad en 1918 sin luchar, la perdimos en 1938 y cuando llegaron los rusos, nos readaptamos de nuevo sin esfuerzo".

Y prosigue: "Jan es pequeño, codicioso, muy flexible y ambicioso. Y carece absolutamente de moralidad, lealtad y valor. Tiene una ambición prioritaria: sobrevivir. Después, convertirse en millonario y poseer un hotel propio. No es un personaje ideal, pero mis compatriotas le han aceptado bien". Pese a las cuatro décadas que separan éste filme de Trenes rigurosamente observados (basado también en una novela de Hrabal, fallecido en 1997), es fácil detectar los elementos de la "marca Menzel": tiempos de guerra, un antihéroe oportunista y los inevitables trenes. Comenta el director: "Para preparar esta película repasé muchos libros de historia europea. Me sorprendió mucho que los checos seamos considerados heroicos…¡y no lo somos! Apenas luchamos en las dos guerras mundiales contra los nazis. La mayoría se dedicó a trabajar en las factorías de los alemanes". Todo ello lo cuenta Menzel en clave de farsa: "Los temas más serios pueden ser tratados desde el humor. Las comedias siempre tienen un fondo de crítica política y social".