Image: David Fincher

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Cine

David Fincher

“El cine utiliza a los asesinos para atraer al público”

17 mayo, 2007 02:00

David Fincher

Adorado por el público y la crítica, David Fincher se consagra con Zodiac, la película más redonda de una filmografía apasionante que incluye otros títulos como Se7en o El club de la lucha. Protagonizada por dos espléndidos Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr., el filme (seleccionado a concurso en el Festival de Cannes que comenzó ayer) propone una nueva vuelta de tuerca al género de los asesinos en serie al no desvelar la identidad del criminal. Inspirada en un caso real, la policía nunca pudo encontrarlo.

Hay películas que suscitan disparidad de opiniones. Otras, en cambio, provocan una extraña y gozosa unanimidad. Es el caso de Zodiac, sexto trabajo de David Fincher y una de las producciones que mayores elogios están cosechando este año (ver recuadro). Cinco años después de la correcta pero superficial La habitación del pánico, el cineasta regresa con una obra personal y a contracorriente que aunque financiada por un gran estudio (Warner), posee el sabor de las grandes obras de autor. El tiempo dirá si es su definitiva obra maestra.

Zodiac se basa en un caso muy conocido en Estados Unidos. En la década de los 70, una asesino en serie aterrorizó a los habitantes de la zona de San Francisco con una sucesión de crímenes inexplicables en los que el matarife no seguía ninguna pauta: sus víctimas no tenían nada en común entre sí y tampoco dejaba firma o señal alguna. Casi 40 años después, el caso sigue irresuelto a pesar de las intensas pesquisas policiales y la obsesión de un hombre, Robert Graysmith, quien combinó su labor como caricaturista en el San Francisco Cronichle con una investigación paralela que acabó convirtiéndose en una verdadera obsesión. El homónimo libro de Graysmith sobre el caso ha sido la base de la película. Su personaje está interpretado por un Jake Gyllenhaal en estado de gracia. Le secundan Robert Downey Jr, Mark Ruffalo o Anthony Edwards, todos ellos portentosos.

Rodada con una elegancia y pulcritud nuevas en la filmografía del artista norteamericano, Zodiac recuerda por su belleza en el encuadre y la majestuosidad de sus movimientos de cámara a grandes clásicos como John Ford o Max Ophuls. Fincher, que detesta dar entrevistas, hizo una excepción para charlar durante casi una hora con El Cultural. En la conversación, corroboró que en sus manos la historia se convierte en mucho más que el tópico "atrapa al malo". Nada menos, propone una reflexión sobre la justicia, los límites de la obsesión y las propias pautas de un género que parece imponer por decreto una resolución que satisfaga a todos.

-Cinco años sin estrenar una película. ¿Dónde se ha metido?

-No he estado en el paro, he vuelto a mi trabajo habitual como director de anuncios publicitarios. Hace tiempo que estaba preparado para rodar Zodiac, pero por distintos motivos la producción siempre se iba aplazando. No ha sido una desaparición voluntaria sino circunstancial.


Subvertiendo el género
-Lo más extraño del filme es que nunca se atrapa al asesino. ¿Por qué le interesaba este enfoque?
-Quería reflexionar sobre el propio sentido de la justicia. De una forma u otra, todos tenemos una cierta confianza en que el criminal siempre acaba pagando por sus pecados. Sin embargo, en la vida eso no es así. Hay mucha gente que se pasea por el mundo que ha hecho cosas terribles y jamás ha sido detenida. Este tipo de situaciones rompen nuestro orden del mundo y nos someten a una incertidumbre realmente angustiante. Además, yo nunca he creído eso de que la gente tiene lo que se merece.La vida es muy injusta. Por otra parte, ¿qué tipo de satisfacción experimentamos cuando el malvado es atrapado? ¿Dónde empieza la justicia y dónde la venganza?

-¿Le preocupaba que el público saliera del cine con una sensación de frustración?
-Creo que como espectadores estamos demasiado acostumbrados a que todo tenga una solución plausible, mientras todos sabemos que en la vida las cosas no suceden así. Hay un momento de Zodiac en el que se ve un cartel de Harry, el sucio. No es casual. Lo que quería era poner en contraposición dos modelos. Por una parte, el que nos ofrece la ficción. Hay un malo, un bueno y el primero paga. Por la otra, la realidad del caso de Zodiac.

-¿Por qué cree que los asesinos en serie excitan tanto la imaginación?
-Creo que tiene que ver con pulsiones muy profundas del ser humano. La mayoría de nosotros tenemos un código moral que nos dice lo que está bien y lo que está mal. Matar es algo que está universalmente reconocido como malo, no digamos si detrás no hay ningún motivo como sucede con los psicópatas. Es muy inquietante que haya gente que lo haga, supone saltarse la primera ley moral. Además, a todos nos aterroriza el hecho de que se encuentren entre nosotros. No podemos identificarlos a simple vista. Parecen normales pero son unos monstruos.

Fincher superstar
-Usted ya trató el asunto en Se7en. ¿Qué le parece que se utilice a los psicópatas para vender entradas de cine?
-Es una pregunta que me he hecho muchas veces. El cine, la literatura o no digamos la prensa llevan décadas usando a los asesinos para atraer la atención del público. De hecho, éste es un tema central del filme ya que Zodiac debe parte de su notoriedad a las cartas que enviaba a los periódicos. él supo jugar con esa fascinación de una forma perversamente inteligente. Yo mismo he querido plantear esta pregunta.

-Robert Graysmith sí tiene un candidato a culpable. ¿Comparte su opinión?
-No lo sé. Cuanto más investigaba por mi cuenta más confuso me parecía todo. Desde luego, la persona que señala Graysmith es muy sospechosa. Pero yo creo en la presunción de inocencia y la policía jamás logró incriminarlo, a pesar de los muchos esfuerzos que se hicieron en esa dirección. Había una presión enorme porque hubiera culpable.

-El personaje de Graysmith es fascinante.
-Su psicología me intrigó muchísimo cuando leí su libro. Graysmith era un caricaturista, ni siquiera un periodista, por lo que todo resultaba aún más increíble. Hay un momento en el que decide que no va a parar hasta que no encuentre al matarife y para ello sacrifica a su propia familia. ¿Por qué? No lo sé. Pero siempre me ha atraído esa capacidad del ser humano para obsesionarse por cosas que ni siquiera son de importancia vital para su vida. Forma parte de mi propia personalidad, como artista, estoy siempre obsesionado con mi trabajo.

-Después de Se7en usted se convirtió en un icono para una nueva generación de cineastas independientes. ¿Le afectó de alguna forma?
-En absoluto. Cuando termino un filme suelo olvidarme rápidamente de él para empezar con el siguiente proyecto cinematográfico. Por eso no me gusta dar entrevistas, me da mucha pereza desandar mis pasos. Además, yo nunca he pertenecido al cine independiente, toda mi producción han sido financiada de una u otra manera por los grandes estudios.

-Para terminar, ¿cree que algún día sabremos quién fue Zodiac?
-Quizá sí. A raíz de la película la policía de San Francisco ha reabierto el caso. Hay que tener en cuenta que en los 70 no tenían los mismos medios que ahora. Es posible, sí.

La crítica se rinde ante Zodiac

Aunque los elogios no son nuevos en la carrera de Fincher, hasta la fecha se le acusaba con cierta frecuencia de ser un "modernillo" con tendencia a la estética de videoclip y mover la cámara como un epiléptico. La puesta en escena reposada y contenida de Zodiac le ha dado muy buenos réditos. Además de ser uno de los favoritos del Festival de Cannes de este año, el director no ha parado de recibir comentarios elogiosos. "La magnífica película es un funeral solemne cuyo testamento es el erudito talento de Fincher", publicó The New York Times. "La mejor película basada en un caso criminal real desde JFK", quedó escrito en el muy exquisito Village Voice. "Madura e inteligente, lo mejor de Fincher", sentencia Variety.