Image: Ron Howard

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Cine

Ron Howard

“Russell Crowe no tiene nada que envidiar a Robert De Niro”

8 septiembre, 2005 02:00

Ron Howard

Sumándose a una larga tradición de cine pugilístico, el cineasta Ron Howard (Una mente maravillosa) ha vuelto a formar equipo con Russell Crowe en Cinderella Man, que llega el 9 de septiembre a salas españolas. Recibida con entusiasmo en su país, el filme narra la historia del boxeador Jim Braddock, un héroe de la Gran Depresión. En pleno rodaje de su siguiente filme, El Código da Vinci, El Cultural habló con el aclamado director norteamericano.

En un primer plano, Ron Howard (Oklahoma, 1954) es un tipo reducido por quien no parecen pasar los años. Pelirrojo, pecoso y más bien bajo. Pero no hay que detenerse en estos detalles, poco reveladores de su verdadera trascendencia en la meca del cine, porque este pequeño gran hombre es uno de los más poderosos del sistema de Hollywood. Productor, director y actor, no podemos decir que sea un cineasta con un discurso personal e intransferible, pero sí un brillante y eficaz administrativo del cine, capaz de dirigir películas tan dispares como Willow, Rescate o Una mente maravillosa. Fue niño prodigio y ahora hace taquillazos. Mientras siga ofreciendo espectáculo, Hollywood le amará y le mimará, le concederá Oscars y hasta le tratará de genio. Filma películas a lo grande, de enorme presupuesto y con las estrellas del momento, y además es el padre de una luminaria en ciernes, la actriz Bryce Dallas, capaz de suplantar a Nicole Kidman en una película de Lars Von Trier. Inmerso ahora en el rodaje de El Codigo da Vinci (producción que le viene como anillo al dedo), El Cultural pudo hablar unos minutos con él sobre sus dos películas: la que estrena y la que rueda.

-Empezemos con Cinderella Man. Hay tantas películas ya sobre boxeo, y muchas consideradas obras maestras...
-Desde luego. Mi favorita es Raging Bull y la interpretación que dio Robert de Niro de Jake La Motta creo que es sobrehumana, totalmente inimitable. Martin Scorsese es el gran maestro para mi generación. Ahora bien, Russell Crowe, en mi opinión, creo que ha trascendido a Jim Braddock, el púgil en el que se basa su personaje. Creo que ambas interpretaciones están a la misma altura. De Niro no tiene nada que envidiar a Crowe, pero Crowe tampoco tiene nada que envidiar a De Niro. Se hablan de tú a tú. Tanto en el ring como en la pantalla.

Hasta el límite
-Bien, cuéntenos algo de lo que le ocurrió a Jim Braddock y cómo se convirtió en una leyenda al derribar al coloso alemán Max Baer.
-Según dijo su padre, Baer era un ogro, alguien que mató a dos boxeadores en combate. La imagen del ogro es la que Braddock empleó para formarse como atleta. Para estar a la altura de las circunstancias, como siempre, Russell llevó su cuerpo hasta el límite y se hizo a sí mismo un boxeador.

-Y ahora, tras Tyson y La Joya, ¿por qué una película de época de boxeo como ésta?
-Pues, ¿por qué no? Es un género extraordinario, muy cinematográfico. Es una historia universal, un coloso casi abandonado por su padre, figura elemental en su crecimiento. Es un niño que sólo tiene su fuerza, la mente está intacta, es un bebé con forma de hombre. Lo que de verdad la película aporta al género es una maravillosa historia de amor. Las películas de boxeo suelen hablar de mafias, de honor, de crímenes y de redenciones, pero no de amor y buenos sentimientos.

-Además, en el contexto de la Gran Depresión americana...
-Sí, totalmente. Es la historia de un trabajador que asume su destino a través del amor. Russell Crowe y yo estudiamos a fondo la era de la Gran Depresión. Revivimos fotos de aquel tiempo, cientos de vídeos, vimos varias veces Las uvas de la ira, las fotos de los niños sin zapatos, documentales de aquel tiempo... no dejamos nada sin registrar porque Braddock se convirtió en un héroe de aquellos años, un hombre que levantó la moral de una nación que tenía el alma en el suelo.

-¿Hay algún apunte autobiográfico en la película?
-Sin duda. Si bien de forma tangencial, porque recuerdo a mi padre narrándome las faenas de Braddock cuando era niño. Hablaba de este boxeador llegado de donde nadie sabía como si fuera alguien invencible y misterioso, pero al mismo tiempo una persona muy sencilla. Un don nadie. Y eso lo que le hizo todopoderoso para mí.

Juntos, de nuevo
No pasó demasiado tiempo entre 2001 y este año, cuando Crowe volvió a interpretar a otro ser real ‘bigger than life’, del matemático y premio Nobel de Física John Forbes al astro del boxeo James Braddock. A Howard, tamaños gigantes no parecen inquietarle. De hecho, anteriormente ya se ha responsabilizado de la dirección de grandes proyectos como la saga austronáutica Apolo XIII o de la producción de una epopeya como El Alamo.

-¿Qué le atrae de las historias épicas? ¿Hablan de la vida con más verdad que las pequeñas historias?
-En realidad, no lo sé. Honestamente, en el caso de John Forbes y de James Braddock, sí encuentro que en el fondo no son más que pequeñas historias de superación personal. Mi padre me las contaba por la noche, después de cenar, y de esa forma es como adquieren carácter de leyenda en mi mente. Eran historias fascinantes y lo más excitante es que procedían de la vida real. No eran fantásticas. A mí no me interesaban las historias de deportes y boxeo... para mí Cinderrella Man es una historia de amor, de sacrificio, de lo mucho que un hombre amó a su mujer hasta el fin de sus días.

»La película es una historia de amor. La de James y Mae. Y la de sus niños. He querido honrar la memoria de este héroe. Y el amor por su esposa, que jamás se extinguió hasta que murió. Le pasó de todo. Estuvo en la cima y en lo más bajo, pero jamás dejó de amarla. Con la misma intensidad cada día. Ella fue siempre su prioridad. Y este es el legado que he querido dejar claro en la película.
-Da la sensación de que esta historia, en cierto modo, quiere decirnos que el amor es la clave de la supervivencia...
-Es que no se puede sobrevivir sin él. Hay un momento en que Braddock dice en una rueda de prensa por qué pelea. Es sencillo, dice, leche para mi familia. Simplificando, podríamos decir que Cinderella Man es una película en la que un tipo duro se bate por unos litros de leche para sus bebés. Cualquiera puede entenderlo, porque es una lucha diara por la supervivencia.

Una historia sencilla
-Hay mucha simplicidad en la narración. Lejos de la moda imperante, su cine reivindica cierto clasicismo...
-Porque la historia es simple. Y en realidad, es lo que me asustó al comienzo. En la historia de Jim no hay malos rollos, no hay trampas ni trucos. Es la vida de un tipo real y honesto, algo que no es fácil de mostrar. El reto fue mostrar los combates de boxeo. Algo que si has visto a Scorsese... te deja muy jorobado, porque puso el listón muy alto. Quise abordar los combates desde el punto de vista emocional y para ello lo más importante fue la entrega de Russell Crowe. Y eso que se lesionó al quinto mes de los preparativos. No he conocido en mi vida a un actor tan entregado.

-Ha contado con Paul Giamatti, uno de los secundarios de lujo del momento.
-Paul es un Rolls Royce, una joya. Es un actor intenso y que ofrece todo tipo de alternativas a cada secuencia. Me recuerda a Jack Nicholson: siempre dispuesto a variar. Si me dicen de elegir a un actor, me quedo con Paul.
Y también con Tom Hanks, protagonista de su siguiente y esperadísima película (si es que convoca a tantos espectadores como lectores), El Codigo Da Vinci. Que Dan Brown, autor de la novela, y Ron Howard se hayan cruzado en sus respectivos caminos, es algo que no sorprende, porque lo que uno es a la literatura, el otro lo es al cine, dos narradores natos y altamente eficaces que no necesitan la venia de la crítica para seducir al público.

-De nuevo, ha contado con un valor seguro, Tom Hanks. ¿No se plantea rodar sin estrellas?
-Es que Tom Hanks es como Fort Knox: oro en barras. él es mi alter ego: un detective y experto en arte, con ese rostro impasible. Es el actor perfecto. Entre ambos sólo esperamos hacer justicia a un libro tan excitante.

-¿Qué elementos de la novela considera más complicados de llevar a la pantalla?
-No puedo revelar gran cosa sobre el guión, aunque claramente hay aspectos de la novela de muy difícil traslación a imágenes. En todo caso, le aseguro que el espíritu y las intenciones del libro quedarán perfectamente reflejados en el filme.