Image: Los Premios Fundación BBVA premian los estudios sobre coevolución

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Ciencia

Los Premios Fundación BBVA premian los estudios sobre coevolución

Paul R. Ehrlich demostró que la interacción entre seres vivos es el motor de la biodiversidad

4 febrero, 2014 01:00

Paul Ehrlich. Foto de Linda Cicero.

El entomólogo, ecólogo y biólogo de la conservación Paul R. Ehrlich (Filadelfia, 1932), catedrático de Ciencias Biológicas de la Universidad de Stanford (EE. UU.) ha sido reconocido con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación por "haber contribuido de forma decisiva a múltiples avances conceptuales en ecología".

Entre sus contribuciones fundamentales se incluyen conceptos altamente innovadores como la coevolución, la dinámica de metapoblaciones, los servicios ecosistémicos o el papel que desempeñan los seres humanos en la sostenibilidad ecológica. Estos estudios proceden tanto de trabajos teóricos como de resultados experimentales: "Soy un biólogo con mucho interés en la teoría o un teórico al que le gusta poner a prueba sus teorías con experimentos", señaló al recibir la noticia del premio.

El trabajo de Ehrlich ha sido fundamental para abordar una de las preguntas claves en ecología: ¿cuál es la razón de que existan tantas especies en el planeta?. En 1964 Ehrlich desveló un importante mecanismo para dar respuesta a ello, en un artículo publicado en la revista Evolution que escribió junto con su colega Peter H. Raven. Una de las causas principales de la gran biodiversidad de la vida en la Tierra, apuntaron, es la coevolución, es decir, las interacciones que tienen lugar entre diferentes tipos de organismos sin que medie intercambio genético, y propusieron un mecanismo por el que este proceso habría contribuido a la enorme diversidad de especies de plantas e insectos.

"El profesor Ehrlich avanzó la idea seminal de que las interacciones de las plantas y los herbívoros configuran la historia evolutiva de las especies como un motor para la generación de diversidad", señala el acta del jurado.

La vocación de Ehrlich nació a los 10 años, cuando perseguía y coleccionaba mariposas en los campamentos de verano. Su creciente interés por los animales le llevó a estudiar Zoología en la Universidad de Pensilvania (1953) y a doctorarse en la Universidad de Kansas con el famoso entomólogo estadounidense Charles Duncan Michener. Durante sus estudios en Kansas realizó investigaciones de campo relacionadas con insectos en el Mar de Bering y en el Ártico.

Tras doctorarse, Ehrlich empieza a trabajar en la Universidad de Stanford, donde en 1966 llega a ser catedrático de Ciencias Biológicas y se reencuentra con las mariposas. Al regresar de un trabajo de campo compartió con su colega Peter Raven su sorpresa ante la dieta de la especie que ambos estudiaban. "Entonces comenzó una tormenta de ideas entre dos evolucionistas, uno con mucha experiencia en mariposas y otro en plantas", ha explicado Ehrlich.

De esa conversación de café surgió un artículo, titulado Mariposas y plantas: un estudio sobre coevolución, que sugería por primera vez la "enorme importancia de las interacciones entre plantas y herbívoros en la generación de diversidad terrestre". Es uno de los trabajos considerados más influyentes en el área de la ecología evolutiva, y ha inspirado en las últimas décadas docenas de libros y miles de estudios. Hasta entonces no se sospechaba el peso ecológico del fenómeno de la coevolución.

"Llevamos adelante el trabajo con una emoción creciente, porque sospechábamos que la coevolución era en general un proceso infravalorado. Creo que nuestro trabajo ha sido tan ampliamente citado porque por primera vez analizó en profundidad las relaciones evolutivas entre dos grandes grupos de organismos íntimamente relacionados evolutivamente", señaló Ehrlich.

El jurado ha resaltado también el papel de Ehrlich en el desarrollo del concepto de servicios ecosistémicos, es decir, la dependencia de nuestra sociedad de procesos naturales que nos benefician directa o indirectamente, como la polinización de los cultivos por insectos, la purificación del agua, la protección contra la erosión, la provisión de alimentos, etc.

Ehrlich ha sido pionero a la hora de cuantificar el impacto de la actividad humana en la naturaleza, y en el desarrollo del concepto de sostenibilidad ecológica. Uno de sus trabajos más citados, publicado en la revista BioScience en 1986, analiza por primera vez cuánta producción primaria consumimos los humanos. La producción primaria es la biomasa que generan los organismos fotosintetizadores, los únicos capaces de introducir energía en el ciclo de la vida en la Tierra convirtiendo la luz solar y el dióxido de carbono en materia orgánica. Sus análisis y y los de sus colaboradores revelaron que los humanos consumimos casi el 40% de este recurso.