Y tú que lo veas

¿Igualdad entre las artes? No para la Secretaría de Estado de Cultura

7 marzo, 2012 01:00
PRIMERA PARTE

Tengo que comenzar este artículo informándoles de que la Secretaría de Estado de Cultura, a través de la jefa de prensa del Gabinete del Secretario, me ha denegado la información que había solicitado por escrito:  su organigrama completo -sin nombres- con el número de personas adscritas a cada área -artes, libro, escénicas, cine...- y una relación de los órganos y personas -con un currículo abreviado de cada una- que realizan tareas de asesoramiento en las diferentes áreas de la Secretaría de Estado. No pedía, que yo sepa, información reservada o confidencial: el organigrama de un departamento del Gobierno debería ser público y la contratación de los asesores se hace a través de la Intervención General de la Administración del Estado. Éstas, sin embargo, ya no se recogen -hace años sí- en el BOE, que sí deja constancia de los nombramientos de los altos cargos de los ministerios. No me pasa sólo a mí: la Junta de Personal que agrupa a los funcionarios que trabajan en el Museo Reina Sofía y en el Ministerio solicitó hace tiempo una relación completa de puestos de trabajo que tampoco se les ha entregado. Esperamos como agua de mayo una Ley de Transparencia: una que no nos fuerce a hacer solicitudes de burocracia complicadísima sino que obligue a los organismos públicos a publicar en sus webs toda la información básica.

La Secretaría de Estado de Cultura tiene, como saben, dos grandes áreas: la Dirección General de Política e Industrias Culturales y del Libro y la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas. Los Directores Generales son, respectivamente, Mª Teresa Lizaranzu Perinat -nombrada recientemente, además, presidenta de AC/E; ¿cómo se las va a arreglar para atender todo?- y Jesús Prieto de Pedro. De Jesús Prieto, especialista en derecho de la cultura, apenas hemos sabido nada en los casi dos meses que lleva en el cargo. La semana pasada hizo dos apariciones: para escenificar el rescate del oro del Odyssey y para inaugurar el anexo al Museo Nacional de Escultura de Valladolid que acoge los fondos del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. Da la impresión de que él se encargará más de asuntos de patrimonio histórico y dejará que José María Lassalle, Secretario de Estado de Cultura, lidie -si lo hace algún día- con la creación actual. Por ahora no ha habido movimientos en las subdirecciones que aquí nos interesan: continúan Enrique Varela en Museos Estatales y Begoña Torres en Promoción de las Bellas Artes. Raro.

Lo que me había propuesto era comparar el peso de las diferentes áreas de creación en la Secretaría de Estado, en términos presupuestarios, de personal y de estructuras de gobierno y asesoramiento. Hasta el 30 de marzo no tendremos Presupuestos Generales del Estado, así que esperaremos unas semanas para hacer un seguimiento del tema. Sobre el personal, no puedo darles una información que se escamotea. Sí puedo hacer una primera estimación del capítulo de la estructura y los órganos asesores. Verán que las diferencias son abismales.

Institutos y subdirecciones: participación de los profesionales

Hay en la Secretaría de Estado una desigualdad ya muy marcada en el organigrama principal del Ministerio. Letras y bellas artes son gestionados a través de subdirecciones, mientras que escénicas y cine tienen el privilegio de contar con “organismos públicos dependientes”. Éstos son de dos clases: los que se ocupan de áreas culturales en conjunto -el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música y el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales- y los que gestionan instituciones culturales concretas -el Museo del Prado, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Biblioteca Nacional. El INAEM y el ICAA se crearon en 1985, así que el agravio comparativo viene de lejos. Y ¿para qué sirve un Instituto? Se podría escribir una enciclopedia sobre las ventajas y las desventajas de los diferentes modelos de gestión de la cultura pero voy a exponer brevemente aquí dos aspectos en los que la existencia de un “organismo público” supone una evidente mejoría en el tratamiento a las formas de creación de que se trate: participación de los profesionales del sector en el diseño y la ejecución de las políticas culturales, y cuantía y manejo de las ayudas.


He aquí todos los órganos colegiados que asesoran a los departamentos u organismos en la Secretaría de Estado (he suprimido todos los relacionados con conmemoraciones culturales y con archivos):

Dirección General de Política e Industrias Culturales y del Libro
  • Comisión intersectorial para actuar contra las actividades vulneradoras de los derechos de propiedad intelectual
Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas
  • Consejo del Patrimonio Histórico
  • Junta de calificación, valoración y exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español
  • Junta Superior de Museos
Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales
  • Comité de ayudas a la producción cinematográfica
  • Comité asesor de ayudas para la elaboración de guiones y al desarrollo de proyectos
  • Comité asesor de ayudas a proyectos culturales y de formación no reglada
  • Comité asesor de ayudas para la producción de películas para televisión y series de animación sobre proyecto
  • Comité asesor de ayudas a la distribución
  • Comité asesor de ayudas a la promoción
  • Comité asesor de ayudas para la realización de obras audiovisuales con nuevas tecnologías
Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música
  • Consejo de la Danza
  • Consejo Estatal de las Artes Escénicas
  • Consejo de la Música
  • Consejo del Circo
  • Consejo del Teatro
Salta a la vista que el del libro es el sector menos representado en estos órganos colegiados; dejo a mis compañeros de letras, que conocen mucho mejor que yo el terreno, la tarea de arrojar luz sobre la estructura ministerial correspondiente, y sobre las ayudas y sus mecanismos de concesión. También queda claro que los órganos asesores tienen estatus y funciones diferenciados.

Los del ICAA son numerosos y muy especializados, toman la forma de “comités” y se limitan a ejercer de jurado en las convocatorias de ayudas para el cine. Tienen una característica muy particular: los comités se forman a partir de un proceso de selección -“amplio y transparente”- en el que profesionales y expertos pueden postularse a sí mismos como integrantes, “sin perjuicio de la obligación, respecto a algunos comités, de consultar específicamente a determinadas entidades con el fin de que puedan proponer algún candidato/a idóneo”. La selección final de candidatos, eso sí, la hace la Directora General del ICAA. A finales del año pasado se abrió este proceso, pues tocaba renovar los comités -la permanencia máxima es de dos años-, pero aún no ha habido comunicación de su resultado. He contado 65 integrantes de los diferentes comités; a todos se les remunera “en función de la carga de trabajo establecida”.

Parece que la mejor estructura la tiene el INAEM. Sus órganos asesores, regulados por un Real Decreto de 2010, toman forma de “consejos” que cumplen no sólo esas funciones de jurado sino que son órganos de “participación y asesoramiento”. Estatus que se justifica muy bien con un argumento que se olvida intencionadamente en otros ámbitos: “corresponde a los poderes públicos facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. Aquí también hay agravio comparativo histórico: esos consejos, ahora mejor regulados, existen desde 1993. Además, existe un Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música, creado en 2008 en respuesta a los “principios generales establecidos en el Código de Buenas Prácticas”. Que, por cierto, el Ministerio parece haber escondido en el fondo de algún cajón. Los consejos sectoriales pasaron en 2010 a ser “consejos artísticos dependientes del Consejo Estatal” y su composición deriva de la de éste.

“El cometido principal del Consejo Estatal será, como corresponde a un órgano de estas características, favorecer la comunicación, cooperación e intercambio de opiniones en el ámbito de las artes escénicas y musicales y canalizar las peticiones y propuestas del sector en sus relaciones con la Administración General del Estado, permitiendo recoger las recomendaciones de los principales agentes y destinatarios de las políticas culturales, y facilitando la definición participativa de las prioridades en estos ámbitos. A tal efecto, entre sus miembros se encontrarán representantes de asociaciones y organizaciones del sector, de la administración estatal, autonómica y local, y vocales seleccionados en atención a su reconocido prestigio, experiencia, o especiales conocimientos técnicos”.

Miembros del Consejo Estatal, reunido en noviembre de 2011

Es justo y necesario, pero ¿por qué no existe un órgano similar en otros sectores de la cultura? En el Consejo Estatal hay muchísimos vocales, quizá demasiados, y no sé si funcionará bien o mal -los lectores que conozcan el tema nos podrían iluminar-, pero ahí está. Hay, por otra parte una comisión ejecutiva más reducida y operativa, y los citados consejos artísticos. ¿Quiénes los integran? Tomemos como ejemplo el de la Música:

“La composición del Consejo de la Música será la siguiente:
Presidencia: La persona titular de la Dirección General del INAEM.
Vicepresidencia: La persona titular de la Subdirección General de Música y Danza del INAEM.
Vocalías: Hasta cinco personas, nombradas por la persona titular del Ministerio de Cultura a propuesta del Director General del INAEM, de entre las vocalías de expertos del Consejo Estatal, en atención a su prestigio o especiales conocimientos técnicos en el ámbito de la música y la lírica, y teniendo en cuenta la presencia equilibrada de mujeres y hombres. Hasta cuatro Vocalías, designadas por la persona titular del Ministerio de Cultura, a propuesta del Director General del INAEM, en representación de las asociaciones y organizaciones del sector.
Un representante del Ministerio de Educación, designado en la forma establecida en el artículo 8.3.
Secretaría: La ostentará una persona funcionaria de la Subdirección General de Música y Danza designada a tal efecto, con voz y sin voto.
Asistirán a las reuniones del Consejo de la Música, en calidad de expertos, los directores de los centros de creación artística del INAEM relacionados con la música y la lírica, que actuarán con voz pero sin voto”.


El planteamiento parece muy bueno. Y estupendo que haya alguien de Educación.

Artes plásticas: órganos de otros tiempos

Ahora veamos cómo son los órganos colegiados relacionados con las artes plásticas. Comprobemos que son órganos, en su gran mayoría, anacrónicos y puramente institucionales.
  • Consejo del Patrimonio Histórico: creado en 1986, es un órgano de coordinación en esta materia del Estado y las comunidades autónomas. Sin asesores. Recordemos que existe un Instituto del Patrimonio Cultural de España, que se ocupa también exclusivamente de patrimonio histórico.
  • Junta Superior de Museos. No se reúne desde enero de 2006 (aquí su último orden del día). En su composición hay “representantes de museos estatales, del Instituto del Patrimonio Histórico Español, de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español y de cada comunidad autónoma”. Hay que recordar aquí que, siendo José Jiménez Director General de Bellas Artes, se publicó un Real Decreto de creación de una Red de Museos de España que modificaba sustancialmente el planteamiento sobre la gestión de los museos estatales y sobre la colaboración del Estado con museos autonómicos y locales, con o sin gestión transferida, públicos e incluso privados. Ese Real Decreto lo guardó en otro cajón González-Sinde.
  • Junta de calificación, valoración y exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español. Es el único órgano colegiado verdaderamente activo, en el que sí está representado, en alguna medida el sector de las artes plásticas. Creada en 1985, analiza y emite propuestas sobre solicitudes de exportación e importación de bienes culturales protegidos, y adquisición de bienes culturales por parte del Estado que pasan a formar parte de las colecciones de museos, archivos y bibliotecas estatales. Dentro de ella hay una comisión de valoración que debe aprobar los bienes que se pretenda entregar al Estado en pago de la deuda tributaria y la posible financiación de obras de rehabilitación o excavaciones arqueológicas. Aquí tienen el listado de sus actuales integrantes; hay algunas personas relacionadas con el arte contemporáneo: Simón Marchán, Paloma Alarcó, Bartomeu Marí, Rosario Peiró, Paloma Esteban... la mayoría vinculados a museos públicos. Pero sus funciones son casi completamente ajenas a la creación actual.
¿Algún tiempo pasado fue mejor? En junio de 2011 se publicó un Real Decreto guiado por la nueva exigencia de “austeridad y racionalización” por el que se suprimían “determinados órganos colegiados y se establecen criterios para la normalización en la creación de órganos colegiados en la Administración General del Estado y sus Organismos Públicos”. En el ex-Ministerio de Cultura, desaparecían 19 órganos colegiados; algunos de ellos siguen figurando en la web de la Secretaría de Estado de Cultura -¡que alguien la actualice!-. Se alegaba que todos los comités suprimidos “se han visto privados de actividad o superados por el desarrollo de las estructuras administrativas”. En el caso de los tres relacionados con las artes plásticas, era cierto:

  • El primero era la Comisión Administradora del Fondo de Ayuda a las Bellas Artes. Se ocupaba sólo de la administración y aplicación del Fondo de Ayuda a las Bellas Artes: el dinero recaudado por las entidades de gestión -VEGAP básicamente- en concepto de derechos de autor que no haya sido repartido a sus titulares. La integraban representantes del Ministerio, de las comunidades autónomas, y un representante de las entidades de gestión de derechos, nombrado por el Presidente a propuesta de aquéllas. Sin noticias sobre la actividad de esta comisión o sobre la aplicación del fondo. ¿Alguien sabe algo?
  • En 1995 se creó un Consejo Asesor de Exposiciones que era demasiado institucional como para considerarlo un órgano de participación: lo integraban los directores del Prado, el Reina Sofía y la Biblioteca Nacional, el Subdirector General de Protección del Patrimonio Histórico y el El Subdirector general de Museos Estatales.
  • Lo mejor: ¿sabían que tuvimos -y no nos enteramos- un Consejo Asesor de las Artes Plásticas? Se creó en 1979, y el primer consejo estuvo integrado por críticos de arte y artistas: Julián Gallego, José María Ballester, Francesc Vicens, Francisco Echauz, Andreu Alfaro, Venancio Blanco, Pablo Serrano, Fernando Zóbel, Eusebio Sempere, Rafael Canogar y Arcadio Blasco. Debían opinar sobre “cuantas disposiciones se proyecte dictar sobre las artes plásticas y sus creadores”, compras, 1% cultural, difusión, situación profesional de los artistas... ¡Bien! Ninguna noticia de este consejo a partir de 1981. Desaparece sin haber sido derogado. Qué cosas.
(Continuará)

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