Stanislavblog por Liz Perales

El Ballet Nacional, El Pavón y las mitas griegas

7 julio, 2016 18:21

[caption id="attachment_1291" width="560"] Un momento de la representación de El sombrero de tres picos[/caption]

 

Sábado, 2 de julio, Madrid. Teatro de la Zarzuela

Pedro Antonio de Alarcón, conocido como el Allan Poe español, recogió en El sombrero de tres picos la tradicional historia literaria del comendador que quiere beneficiarse a la hermosa aldeana, pero la trastocó y la víctima acaba en verdugo travieso que acaba haciendo mofa del vejete coronado con tricornio. Falla compuso a partir de este texto una de sus composiciones  más alegres e inspiradas, que transformó en música para ballet a propuesta del ruso Diaghilev. El ballet se estrenó en Londres en 1919, con telones y figurines de Picasso, y un año después lo hizo en el Teatro Real de Madrid. En 1958 el bailarín Antonio Ruiz Soler lo retomó, empleó los telones y figurines del pintor, y sustituyó la coreografía de ballet clásico de Massine por una propia diseñada en el lenguaje de la danza española, en el que incluyó piezas tan emotivas y apasionadas como la farruca del molinero y otras de raíz mas folclórica.

El título es pieza vertebral del repertorio de nuestra danza, y no es fácil verlo representado. La última vez fue en 1997, en el Teatro Real, por el Ballet de Antonio Márquez. El Ballet Nacional de España lo ha recuperado, rehaciendo los telones enteramente, y rehabilitando el vestuario. Además, Antonio Najarro, director del BNE incluyó en el programa, confeccionado como homenaje al gran Antonio, otras magníficas piezas que permiten hacerse una idea de lo variada, exuberante, academicista y a la vez de fuerte raíz popular, que es la danza española: el célebre zapateado de Sarasate, la pieza de escuela bolera Eritaña, la de flamenco Taranto (de La taberna del Toro) y la Fantasía Galaica, una obra que estiliza el folclore gallego; o sea, un ejemplo de los cuatro estilo que conforman la danza española.

Pero la huelga de bailarines ha frustrado su exhibición y mucha ha sido la gente que se ha quedado con las ganas. ¡Qué pena! Yo, al menos, pude acudir a una sesión familiar en la que únicamente se representó El sombrero... Supongo que los bailarines huelguistas saben mejor que nadie cuánto trabajo, recursos e ilusiones han sido tirados por la borda, puesto que ellos han estado ensayando estas obras muchos meses. A las funciones de Madrid que fueron anuladas, se  suman ahora las previstas en verano, en Carcassonne (Francia) y Nerja. Los bailarines están pagando caro sus días de huelga y el gobierno en funciones tiene una limitada capacidad de negociación. Pero la situación no debería estancarse.

 

[caption id="attachment_1292" width="560"] Presentación del nuevo Teatro Pavón de Kamikaze Producciones[/caption]

 

Miércoles, 6 de julio, Madrid: 12:00 horas

El Pavón. Teatro. Kamikaze. Son la tres palabras que aparecen en las chapas que repartieron el día de la presentación del teatro. Muchos amigos con la chapita en la camiseta y bastantes de la galaxia Abadía. Los cuatro socios desmenuzaron su proyecto, que ya conté hace unos cuantos blogs, pero no quisieron soltar prenda de su inversión. Están en su derecho, es una actitud muy española, a quién le importa lo que uno invierte en su empresa. Y, además, ese dato ¿aumentaría realmente la confianza de tantos amigos que ya les prestan apoyo moral o en especie? ¿Les ayudaría a recabar la de otros nuevos?

El teatro se abrirá en septiembre con el estreno de El idiota. No confundir con el de Dostoievski, la obra es del catalán Jordi Casanovas y estará interpretada por Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert, con dirección de Israel Elejalde. Luego habrá reposiciones de su repertorio. Una de las grandes incógnitas, y que en mi opinión hace especialmente interesante este experimento empresarial, es si obtendrán con estas obras el mismo respaldo de los espectadores que han tenido en los teatros públicos donde hasta ahora han venido actuando. El éxito es caprichoso y no se mide igual en los teatros privados que en los públicos. En los públicos importa sobre todo la opinión de la critica y de los profesionales, en los privados, básicamente la de los espectadores. En los públicos, te caes del cartel aunque estés con el teatro lleno, y continúas las cinco semanas programadas aunque no vaya ni Dios. Lo primero en un privado sería matar la gallina de los huevos de oro, lo segundo, perder dinero. Por otro lado, ya sabemos todo el armamento publicitario que los teatros públicos tienen a su disposición para seducir al consumidor.

¡Pero ojalá el entusiasmo y el riesgo asumido por este equipo se vea recompensado!

 

[caption id="attachment_1286" width="560"] Paloma San Basilio en La décima musa[/caption]

 

Miercoles, 6 de julio, Mérida: 22:45 horas

Inauguración del Festival Internacional en el teatro romano.

Paloma San Basilio protagonizó ayer la apertura de esta 62 edición. Acudieron al estreno el ministro de Educacion, Cultura y Deporte, Méndez de Vigo, al que se le veía relajado con una camisa que parecía ¿habanera?; también estuvo el Presidente de la Junta de Extremadura, el socialista Fernández Vara. Jesús Cimarro ejercía de anfitrión. Aforo, poco más de dos tercios de su capacidad. Paloma San Basilio, la actriz española más veterana del género musical, tomaba la alternativa en este teatro. Sigue en forma, con su torrencial voz y su timbre impresionante; su jefe de prensa me dice que va a acabar con él. El director de escena, Josep Maria Mestres, ha confeccionado un espectáculo a su medida, para que cante un repertorio acompañada de Ignasi Vidal y David Ordina. El primero tiene una tesitura de barítono, el otro de tenor, son bonitas voces y, como ella, son tambien actores muy profesionales. La orquesta de cámara enfrenta a un quinteto de cuerda con instrumentos de viento, y al piano Juan Esteban Cuacci, también director musical.

El  repertorio reúne, entre otros, célebres temas de Sondheim (Instructions to audience, Take me to the world, Losing my mind y Being alive, con la que pone punto y final), Offenbach (Si es un sueño, Yo no soy culpable, de La bella Elena), Cole Porter (Let's do it) y no podía faltar Sueño imposible, de El hombre de la Mancha, que tantas veces ha interpretado la cantante y actriz. San Basilio tiene más tablas que Moisés. Con su voz aguda, emplea una técnica muy propia del musical que consiste en comenzar las canciones como si fuera un recitado para ir poco a poco sumándose a la melodía. Los tres cantantes-actores se lo pasan pipa.

Este repertorio está tejido con una dramaturgia de Guillem Jordi Graells titulada La décima musa, una excusa para darle un contexto armonioso a las canciones. ¡Qué ocurrente oír a la San Basilio en plan Bibiana Ahído reivindicando la igualdad  de los mitos griegos femeninos! ¿No hubiera sido más ajustado hablar de mitas?

¡Ay, qué difícil es apostatar en estos días del culto predominante!

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