Qué raro es todo! por Álvaro Guibert

Nacionalismo orquestal

18 abril, 2018 14:09

En Baleares, la plaga del nacionalismo prolifera y ha infectado ya a la orquesta, la Sinfónica Islas Baleares, que está exigiendo catalán en las audiciones de entrada. La medida sería ominosa en todo caso -acaba de ocurrir algo parecido en medicina- pero lo es más en la música. Que la música es un lenguaje universal no es solo una bonita frase, sino una realidad que cualquiera puede comprobar asomándose a un ensayo de prácticamente cualquier orquesta importante. Comprobará que lo que se oye ahí es una ensalada de lenguas, reflejo de la ensalada de procedencias de los músicos, reflejo, a su vez, de las muchas formas positivas en que la globalización ha transformado el mundo de la música: hoy se enseña música muy bien en muchos países y los músicos, incluidos los más jóvenes, viajan fácilmente por el mundo en busca, primero, de clases de primer nivel y, después, de puestos de trabajo. El mecanismo es sencillo y, sobre todo, universal: me entero de que una orquesta de algún rincón del mundo convoca audiciones, me apunto, voy, toco y si toco mejor que los demás, entro. Ni la lengua del país ni la mía son factores en ningún sentido. En realidad, la cosa no siempre es tan limpia. Puedo encontrar trabas burocráticas o de otro tipo y los tribunales de la audición pueden no ser del todo ecuánimes. No faltan ejemplos en que las plazas están dadas de antemano, como en tantos otros sectores, pero es cierto que, en general, y en comparación con los demás, el de la música es un mercado de trabajo muy abierto. Por eso choca tanto lo de Baleares.

Cuando un concertino se da la vuelta en la silla y muestra a los compañeros violinistas que tiene detrás cómo deben ir los arcos de una frase, no necesita decir "arco arriba" o "arco abajo" en ningún idioma: toca la frase con el violín y todos le entienden. El director, que habrá venido de cualquier parte del mundo, hará igual: chapurreará lo que sea en cualquier lengua -casi siempre en inglés- y, sobre todo, canturreará la frase musical correspondiente para que todos oigan el ritmo y el fraseo que quiere.

[caption id="attachment_1016" width="560"] La Orquesta Sinfónica Islas Baleares[/caption]

Lo digo de otra manera: si te sueltan en mitad de un ensayo de una orquesta, no te será fácil saber si estás Francia, en Corea o en Azerbaiyán, porque en las orquestas de todos esos sitios puedes esperar oír retazos de cualquier idioma. A lo mejor he exagerado un poco, pero no mucho. La comunidad musical es, sin duda, un refugio de ciudadanía, porque lo que cuente en ella no es lo que soy, sino lo que hago. Una orquesta, que es el colmo de lo colectivo, está formada por músicos que son el colmo de lo individual, embarcado cada uno de ellos en un proyecto fortísimo de desarrollo personal que es, precisamente, el que le permite comunicarse con los demás músicos y con el público en un estrato emocional de una profundidad que rara vez se alcanza en otros ámbitos. Ver cómo los responsables de una orquesta parcelan la universalidad que le es propia imponiendo requisitos lingüísticos (que acaban siempre siendo étnicos) me produce una tristeza insoportable.

 

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