Qué raro es todo! por Álvaro Guibert

Steve Reich, el mejor minimal

6 septiembre, 2017 17:06

No encuentro entre los compositores vivos ninguno que me guste más que Steve Reich. Cumplidos ya los ochenta años, ha ganado su tercer Grammy con este disco que interpretan los percusionistas de Third Coast Percussion. No me extraña. Reich, como los grandes de siempre, resuelve con naturalidad el gran dilema del arte: ¿es material o conceptual?, ¿valoramos las obras de arte por lo que son o por lo que significan?, ¿los artistas trafican con cosas (con sonidos) o con ideas? Esas dudas se quedan en nada cuando oímos obras de Reich, incluso -o sobre todo- las más sencillas.

¡Qué difícil es hacer música sencilla! Alguno pensará que componer una Gimnopedia de Erik Satie, que son cuatro acordes y una melodiita de nada, es mil veces más fácil que componer una Ofrenda musical de Bach, pongamos por caso, con su alucinante filigrana de cánones. La técnica necesaria para componer una Gimnopedia se aprende en el primer año de conservatorio. O ni eso. Muchos músicos autodidactas, analfabetos incluso, componen música bastante más compleja que la de estas piececitas, mientras que para escribir algo como la Ofrenda musical hace falta un domino del contrapunto que la mayoría de los músicos no consiguen tras diez o doce años de estudio. Digo "para escribir", porque para concebir una creación como la Ofrenda, hay que ser Bach. ¿Entonces?

El arte no es como el atletismo. No consiste en estar mejor preparado y en correr más rápido que los demás. En realidad, nadie sabe en qué consiste. En el arte, la carrera la gana a veces el gordito fumador que va trotando a dos por hora muy por detrás de sus formidables compañeros que no pisan la pista, sino vuelan. En el arte, el músculo técnico no garantiza nada. Claro que la falta de músculo garantiza menos todavía, pero tampoco te impide competir y, a veces, incluso, te permite ganar. La razón es que, a diferencia de los cien metros listos, en la carrera del arte nadie sabe dónde está la meta. De hecho, la prueba consiste, precisamente, en encontrar la meta, o incluso en crearla de la nada y, luego, sí, alcanzarla. A veces pasa que, al oír el pistoletazo de salida, en lugar de salir corriendo como los demás,un corredor se queda parado, y con un lápiz que tenía sujeto en la oreja, escribe ahí mismo, sobre el primer metro de tartán, la palabra “meta”. Entonces la pisa... y gana.

[caption id="attachment_935" width="560"] Steve Reich tocando ClapplingMusic con un colega[/caption]

No sé por qué estoy escribiendo en parábola. Lo que quiero decir es que la creación artística es una cosa misteriosa y que se puede hacer una obra maestra con las cuatro reglas elementales del oficio... siempre que se tenga muchísimo talento. Reich lo tiene y por eso es el mejor de los minimalistas americanos. Además, es el mejor formado y, desde luego, el más músico. No olvidaré cuando le vi interpretar en Madrid hace mil años su legendaria ClappingMusic, que no es más que un par de minutos de palmas más o menos cruzadas. Como Los Mellis de Arcángel, pero con gorrilla. ¡Ya está!, pensé. ¡La música es eso! ¡No busques más!

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