
'Clair Obscur: Expedition 33'
'Clair Obscur: Expedition 33', una oda al genio creador del ser humano con aroma a 'Final Fantasy'
Los mejores ingredientes de la mítica saga japonesa, una ambientación 'belle époque' y un reparto espectacular se coaligan en un triunfo histórico para el rol francés.
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Final Fantasy es la saga por antonomasia del rol japonés, la que más aplausos de la crítica y éxito de ventas ha recolectado en sus casi 40 años de historia. Sin embargo, su época dorada se concentró entre 1994 y 2001. En apenas siete años atravesó dos revoluciones tecnológicas transformadoras y nos deparó cinco juegos majestuosos, de Final Fantasy VI en la Super Nintendo a Final Fantasy X en PlayStation 2, con los tres entre medias saliendo en la primera PlayStation.
Los que crecimos en aquella época guardamos de esos juegos recuerdos imborrables. Luego Square se fue por otros derroteros en su quimera vanguardista, pero en aquellos tiempos el nombre de la compañía era sinónimo de JRPG de calidad, con su combate por turnos, sus expansivas historias, sus personajes entrañables, sus mundos fascinantes y un tratamiento de la épica dramática que nos ponía literalmente los pelos de punta.
Lo que los novatos de Sandfall Interactive, un pequeño estudio de apenas 22 personas afincado en Montpellier, han pretendido es encapsular ese momento histórico y establecer una línea genealógica ininterrumpida hasta el presente. Clair Obscur: Expedition 33 es la visión que unos locos franceses tienen sobre ese intangible que permea los sueños de todos los millennials que descubrieron Final Fantasy entonces. La infinitud de todos los mundos posibles en un viaje para la eternidad. Una saeta directa al corazón, una creación que rezuma sinceridad por todas sus costuras y exhibe el potencial único de los videojuegos para inflamar el alma.
La ciudad de Lumiere se prepara para el trauma de otro Gommage y para la posterior partida de otra expedición al continente del que fueron arrancados durante la Fractura, 67 años atrás. Gustave se despide por última vez de su gran amor, Sophie, en el puerto, mientras observan a lo lejos cómo la Pintora escribe un nuevo número en su monolito: 33. De repente, todos los habitantes de Lumiere de 33 años se desvanecen en un mar de pétalos de rosas, incluida Sophie.
Gustave y sus amigos tienen 32 por lo que, conscientes de que solo les queda un año para vivir antes de que la Pintora escriba su número en el monolito, esa cuenta atrás grotesca en la que lleva enfrascada desde la Fractura, deciden partir a las costas del Continente. 67 expediciones han partido antes que ellos. Ninguna ha conseguido volver. Y aun así, los jóvenes de Lumiere no se resignan, conscientes de que no tienen otra alternativa si quieren que su ciudad no desaparezca para siempre en una lenta e inexorable agonía existencial. Su objetivo: impedir que una deidad incognoscible vuelva a pintar la muerte por siempre jamás.
El juego de Sandfall sigue el mismo esquema básico de combate por turnos de los Final Fantasy de los 90, pero lo infunde con mecánicas de parries (desvíos de ataques) y esquivas en la línea de Sekiro (2019), con lo que lo moderniza una barbaridad, dotando de un aspecto visceral de acción a lo que es una fórmula de por sí bastante pausada y estratégica.
El resultado es un robustísimo sistema de combate que tiene un ojo puesto en el pasado y otro en el futuro para elevarse a unas cotas de excelencia inéditas en un debut semejante. Cada uno de los seis personajes que controlamos durante la aventura se maneja de manera diferente, tiene su propio árbol de habilidades y sus armas específicas que escalan sus atributos. A todo esto hay que sumarle los Pictos y la Lumina, una suerte de modificadores pasivos que podemos equipar para fomentar unas combinaciones poderosísimas.
Es un sistema que al principio puede apabullar por su complejidad y la vastedad de sus opciones, pero que consigue mantener nuestro interés durante toda la historia y realmente empieza a desmadrarse durante el enorme abanico de contenido secundario, donde abordamos los combates más complicados y los que sacan el máximo partido de un combate absolutamente brillante.
Como todo RPG que se precie, Clair Obscur sobresale también en su faceta narrativa. La premisa parte de una idea genial, una situación extrema que pone a todos sus personajes ante una diatriba existencialista de primer orden y que no se arredra a la hora de ponerles en situaciones límite.

'Clair Obscur: Expedition 33'
Uno de los temas que se exploran en profundidad es el suicidio, la legitimidad última del acto y su relevancia como expresión suprema del libre albedrío, pero no se otorgan respuestas maniqueas, sino que varios de sus personajes batallan con las consecuencias filosóficas y emocionales del acto en toda su dimensión conceptual.
La persistencia de los traumas familiares, la moralidad del escapismo que supone el genio creador, la creencia en realidades más allá de nuestra experiencia y, en última instancia, la libertad como eje fundamental de la dignidad humana son algunos de los temas que resuenan durante el metraje.
Por todos sus momentos de grandiosidad (que los hay, y no son pocos), Clair Obscur lo apuesta todo a la fortaleza de sus personajes, sus desavenencias y las decisiones agónicas a las que se enfrentan.
Gustave es un hombre idealista, generoso y afable; pero tan sensible que resulta susceptible al colapso nervioso y está interpretado con una sinceridad encomiable por Charlie Cox (el epónimo personaje de Daredevil, la serie de Marvel).

El actor Charlie Cox interpreta a Gustave en 'Clair Obscur: Expedition 33'
Renoir es un villano perturbador en su brutalidad y su presencia se hace sentir durante toda la trama gracias al porte de un Andy Serkis (El Señor de los Anillos, El Planeta de los Simios) investido de una autoridad imperial. Sus apariciones son más bien escasas, pero trascendentales para el devenir de los acontecimientos y el viaje interior de los personajes principales.
Sobre los hombros de Ben Starr (Final Fantasy XVI) y Jennifer English (Baldur’s Gate 3) recaen quizá los momentos más dramáticos de todo el juego. Tanto Verso como Maelle son personajes muy complejos, con trasfondos biográficos que no descubrimos hasta bien entrada la aventura y que van disgregando en conversaciones de corte intimista en el campamento, completamente opcionales pero vitales para explorar las aristas más relevantes de su psicología.
Kepler Interactive me concedió una breve oportunidad para hablar con ellos, además de Serkis, durante unos minutos y los tres coincidieron en poner en valor el talento narrativo de este pequeño estudio, explicándome cómo pudieron conocer a todos sus integrantes durante el proceso creativo en Montpellier durante los meses que duró el proceso y cómo creyeron desde el primer momento en el valor de la historia que querían contar.
A pesar de su naturaleza indie, Clair Obscur: Expedition 33 es un portento audiovisual. Sandfall ha sabido ahorrar en sitios clave para diseñar un mundo con una identidad pictórica innegable. En vez de un mundo abierto enorme, el juego tiene un overworld que hace las veces de mapa por el que nos desplazamos a voluntad y luego entramos en niveles concretos.

'Clair Obscur: Expedition 33'
Estas localizaciones suelen tener varios caminos, pero un punto de entrada y de llegada bastante claros. La temática permite al estudio desgajarse de las convenciones realistas y arriesgarse con escenarios surrealistas, como un fondo marino en superficie o una montaña hecha de máscaras de carnaval. Gracias al poderío de Unreal Engine 5 y su portentosa iluminación, todos los elementos lucen una calidad superlativa. Es cierto que el pelo de los personajes presenta artefactos de manera persistente y que los assets se repiten quizá un poco más de la cuenta (se nota dónde han ahorrado durante la producción), pero son peccata minuta en el conjunto general.
Clair Obscur: Expedition 33 es un juego de rol como los de antes, capaz de conjurar la misma respuesta emocional y el mismo sentido de asombro en el jugador que los Final Fantasy de la época dorada. Cada faceta, cada apartado de la obra, tomado por su cuenta, alcanza unos niveles de excelencia irreprochable. Sin embargo, tomado en su conjunto, el juego consigue ir más allá. Varios días después de completar la historia, todavía algunas de sus escenas más destacadas resuenan en mi mente y repaso por dentro las líneas de diálogo más impactantes, los momentos de tensión dramática más conseguidos.
Es una fusión trascendental entre la escuela japonesa y toda la tradición narrativa, visual y musical de la Francia más ilustrada. Es un compendio magnífico de referencias culturales pasados por un tamiz de sinceridad emocional y de honestidad intelectual. Es un acto de rebeldía ante los excesos de una industria tantas veces abotargada por su propia codicia y el cinismo de unos ejecutivos que ni entienden ni a aprecian los videojuegos. Es la puesta de largo de un estudio llamado a hacer grandes cosas, comandado por un espíritu sincero que realmente ama al medio y que sabe cómo utilizar todas sus armas para estrechar el núcleo pulsante e irradiador que reside en cada uno de nosotros. Es, ante todo, una oda al espíritu inquisitivo y al genio creador de la persona humana. Y como tal debe ser celebrada.
Clair Osbcur: Expedition 33
Estudio: Sandfall Interactive
Editora: Kepler Interactive
Director creativo: Guillaume Broche
País: Francia
Plataformas: PC, PS5, Xbox Series