El Cultural

El Cultural

Homo Ludens por Borja Vaz

'Black Ops Cold War', la guerra en las sombras

La entrega de este año de Call of Duty retrocede a la guerra fría para contar una historia de espías con una fuerte influencia psicodélica a la que las convenciones de la franquicia acaban limitando

3 diciembre, 2020 11:11

Perseus es el nombre en clave de un supuesto espía soviético que se habría infiltrado en el laboratorio de Los Álamos durante el desarrollo del Proyecto Manhattan, robando información clasificada que permitió apenas unos pocos años más tarde al régimen de Stalin desarrollar la bomba atómica. Es una figura de la que no se sabe mucho y que está rodeada de un aura de misterio que hace que muchos la consideren más ficticia que real. Existen argumentos de peso a favor y en contra de su existencia, pero lo que es evidente es que los soviéticos consiguieron desarrollar armas nucleares en un tiempo récord y con un país devastado por la Segunda Guerra Mundial, lo que lleva a pensar que las operaciones de inteligencia de la KGB fueron cruciales para poder apuntalar los equilibrios de poder durante la segunda mitad del siglo XX. Gracias a las contribuciones de Perseus, la Guerra Fría fue una realidad durante más de cuarenta años, enfrentando a las dos superpotencias en un conflicto ideológico y de desgaste donde el frente se retrajo a las sombras y los espías se convirtieron en los principales combatientes.

Hace unas semanas Activision me brindó la oportunidad de mantener una conversación por videoconferencia con Elena Vavilova, antigua integrante del programa de ilegales del gobierno ruso y que fue aprehendida por el FBI junto a su marido y otros ocho agentes en una serie de redadas simultáneas el 27 de junio de 2010. En nuestra breve conversación salieron muchos temas a relucir. Elena me contaba que durante el apogeo de la guerra fría las cuestiones ideológicas, la forma de ver el mundo, superaba en mucho la cuestión nacionalista, algo que utilizaban a la hora de reclutar posibles activos. Sin embargo, en otras ocasiones las razones eran mucho más mundanas: dinero, o en muchos casos, un sentimiento de validación o reconocimiento ante un país o unos superiores que no le apreciaban. Quizá el talento más necesario en el trabajo de campo era la manipulación psicológica a la hora de encontrar defectos de carácter que explotar, mucho más que los disfraces o, por supuesto, las muchas maneras de matar que exhiben los ilegales en una serie como The Americans (2013-2018). Sí que me dijo que la serie exploró con realismo cómo criar a unos hijos que no tenían conocimiento de la actividad clandestina de sus padres. Exploramos también los métodos de trabajo, la diferencia entre trabajar para la KGB y para su sucesora, la SVR, tras el colapso de la Unión Soviética, y si tenían conocimiento de otros agentes trabajando en la zona, así como sus razones para entrar en este oficio tan joven.

Un thriller psicodélico

Call of Duty®: Black Ops Cold War - Reveal Trailer

Call of Duty Black Ops Cold War es el juego de título interminable que Activision ha preparado para este año, y la campaña, a cargo de Raven Software, sitúa la acción durante los primeros meses de 1981, entre los sucesos acaecidos en Black Ops (2010) y Black Ops II (2012). El grupo de operaciones especiales de la CIA comandado por Hudson y Adler recibe la orden de ejecutar a los responsables de la crisis de los rehenes en Irán. En el transcurso de la operación consiguen inteligencia que les lleva a pensar que Perseus ha estado detrás del asalto a la embajada estadounidense en Teherán. Ronald Reagan sanciona una operación para encontrarle y ponen en marcha una operación junto al MI6 y el Mossad, reclutando de paso a Bell, con el que Adler comparte un pasado en Vietnam, donde los dos se vieron las caras con Perseus por primera vez.

David S. Goyer (El caballero oscuro, Hombre de acero) vuelve a estar a cargo del guion después de dejar su enseña en los dos primeros Black Ops, y cuya ausencia hizo que los siguientes descarrilaran en ese aspecto. La historia tiene un ritmo frenético, alternando entre las fases de acción y los momentos más metódicos de manera continua. Ningún escenario se alarga demasiado, y los hechos se precipitan de manera calamitosa conforme se acerca el gran giro del clímax, algo que ya forma parte de la identidad de Black Ops pero que aquí han resuelto de manera sorprendente. Goyer y Raven Software han pergeñado una campaña que se abre a las influencias de los juegos de rol para sostener la gran revelación del final, aumentando el impacto que provoca. Bell es un lienzo en blanco sobre el que configurar una personalidad y unas habilidades. El guion ofrece opciones de diálogo, misiones secundarias opcionales y una toma de decisiones que altera de manera sustancial cómo concluye la trama. El desarrollo se inclina por el aspecto más fantasioso y paranoico de Call of Duty, pero todo está fundamentado de alguna forma en programas reales que la CIA desarrolló en los años 60 y 70 y que todavía hoy siguen suscitando todo tipo de teorías de la conspiración. Terreno fértil para una gran novela de espías. Además, por fin Activision ha decidido incluir la opción multilenguaje en el título, dándonos la opción de jugar con las voces originales, algo que nos había negado, sin razón aparente, durante los últimos cinco años.

En el terreno jugable, Raven ha arriesgado como nunca con una franquicia que cada año ingresa más de mil millones de dólares en las arcas de Activision. Hay dos misiones en concreto donde la propuesta de la ambientación de espías les permite alcanzar cotas de excelencia: la misión en Berlín Oriental y la del edificio Lubyanka, cuartel general de la KGB en donde encarnamos a un agente doble. En la primera el objetivo es seguir el rastro de un capo de la mafia rusa en la ciudad mientras sorteamos a la Stasi. En la segunda, conseguir la tarjeta de acceso al bunker nuclear donde se guardan las identidades de los agentes dobles. Los diseñadores de Raven han propuesto un puzle gigante en Lubyanka que sigue de cerca los postulados de los inmersive sims de Arkane Studios. Hay varias maneras de conseguir el objetivo: desde incriminar al único general con acceso manipulando los datos del servidor informático a fabricarse una nueva sobornando a un guardia con un habano. Es un nivel magistral, quizá lo más interesante que han hecho en diecisiete años de vida de la franquicia, pero, lamentablemente, tanto la infiltración en la boca del lobo como el paseo nocturno por el estado policial de Berlín acaban de la misma manera: un tiroteo visceral. En Berlín se puede llegar a justificar, pero en Lubyanka no tiene sentido alguno y lo único que evidencia es el colosal encorsetamiento de la saga. Por mucho que sus estudios quieran innovar y tengan dinero infinito para poder hacerlo, al final el nombre Call of Duty pesa demasiado.

Esa es la gran tragedia de Black Ops Cold War. Que es un Call of Duty, y cada poco tiempo tiene que ponerte un rifle en las manos y arrojarte un torrente de enemigos sin cara para abatirlos como si fueran figuras de cartón en una galería de tiro, incluso cuando hacerlo no tiene ningún sentido. La primera parte de la misión de Lubyanka se asemeja mucho a la infiltración en el Kremlin de la magistral Misión Imposible: Protocolo Fantasma, pero acaba mutando en una película Rambo, y una de las malas. Cada vez que el juego trata de liberarse de los grilletes, brilla con luz propia y honra la ambición de sus artífices; cada vez que sucumbe a ellos, nos recuerda el cruel dominio de las leyes del mercado en este medio. A estas alturas, lo mejor que le podría pasar a la saga sería desgajarse y que cada modo siguiera su propio camino. Black Ops Cold War en el fondo son cuatro juegos en uno (campaña, multijugador, warzone y zombies) con pocas cosas en común y en muchas ocasiones intenciones antagónicas. Si los estudios de Activision pudieran concentrarse en crear historias donde experimentar al máximo y con una duración más extensa podrían ser capaces de competir con los mejores. 

Como apunte final, desde un punto de vista tecnológico, el juego es un monstruo cuyo peso se va de madre, a cerca de 150 gigas que, con las consiguientes actualizaciones, irán aumentando todavía más. He de reconocer que los primeros días en consolas de nueva generación han sido turbulentos. Después de jugarlo tanto en PlayStation 5 como en Xbox Series X, el juego me ha llegado a apagar la consola en más de tres ocasiones en cada una. Es probable que esto se vaya puliendo, pero me parece sorprendente que un bug así de peligroso se les haya colado durante el proceso de certificación. Un argumento más para que Activision considere, a pesar de los riesgos inherentes, esta separación de la franquicia en títulos individuales que sean más manejables en vez del transatlántico ingobernable en el que se ha convertido.

@borjavserrano

Pedro Almodóvar. Foto: DyG Making. Manolo Pavón

Pedro Almodóvar, Isaki Lacuesta o Icíar Bollaín contarán con ayudas del ICAA

Anterior
shankar-harrison

George Harrison y Ravi Shankar: una odisea india

Siguiente