Homo Ludens por Borja Vaz

'Sekiro', el lobo de un solo brazo afila la katana

7 marzo, 2019 09:58

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Imagen de Sekiro[/caption]

Con solo un par de semanas para el lanzamiento, la nueva obra de Hidetaka Miyazaki se prepara para desembarcar en las tiendas de todo el mundo abriendo de par en par las puertas de su fantasía del Japón feudal. En un evento exclusivo organizado en Londres, la editora americana Activision se esforzó por remarcar la rica tradición cultural que enriquece Sekiro: Shadow Die Twice. Hace cuatro años Bloodborne presentó la visión personal de su creador del horror gótico, profundamente victoriano en sus comienzos y deliciosamente pulp en su segunda mitad, y consiguió coronarse en un año repleto de grandes triunfos. Sekiro ofrece una experiencia análoga con el misterioso Sengoku jidai, el periodo de los Estados en Guerra, un siglo largo de luchas intestinas despiadadas que solo terminó con la unificación del país bajo el shogunato Tokugawa. Pero al igual que hizo con Bloodborne, Miyazaki utiliza el periodo como punto de partida para dar rienda suelta a su imaginación. Parco en detalles históricos, pero muy profuso en ambientación, sensibilidad y referencias iconográficas, el juego ofrece una recreación atemporal, donde fantasía, mitología y tradición religiosa se unen para ofrecer algo único.

Antes de ponernos a los mandos, Activision nos ofreció a los asistentes atender una exhibición sobre las particularidades de la espada samurái, uno de los elementos más característicos de la cultura nipona y el núcleo central del juego. Un coleccionista privado presentó dos piezas, una katana y un wakizashi, con varios cientos de años de antigüedad pero que todavía conservaban el esplendor del pasado gracias a un metódico trabajo de conservación que comenzaba con una correcta manipulación de la reliquia, algo a lo que procedió un maestro de iaid?, el arte marcial japonés que se basa en la capacidad de responder con precisión ante ataques sorpresivos. Muchos de los movimientos que demostró se han trasladado al juego. A pesar del elemento fantástico que inunda el mundo, el combate de espadas está muy enraizado en las tácticas de la época. No quiere decir esto que el rigor histórico haya primado por encima de todo, pero sí que se ha tratado de emular la cadencia propia de este tipo de enfrentamientos: pausada y muy calculadora. La importancia de la postura es fundamental: un contraataque a tiempo puede romper la guardia de los contrincantes, desequilibrando su defensa y dejándoles abiertos a ataques letales.

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Fotograma de las escenas de Sekiro[/caption]

Los primeros compases del juego comprenden un tutorial muy efectivo a la hora de presentar las principales mecánicas y la premisa narrativa. Desde un primer momento queda claro que, de todos los juegos que ha creado Miyazaki en lo que llevamos de década, este es el más rompedor, donde se ha atrevido a salir de su zona de confort para experimentar con nuevas formas y métodos. Sus juegos siempre han confiado mucho en el concepto de environmental storytelling (narración a través de los escenarios), algo muy específico del medio de los videojuegos, pero en Sekiro, sin descuidar esta faceta, incorpora mecanismos narrativos más convencionales, muchos con una evidente influencia occidental. A priori se intuye un juego mucho más verboso que los anteriores, ya que el epónimo protagonista cuenta con una voz propia, con varias opciones de conversación que estructuran los diálogos con los personajes con los que se va topando.

En el apartado jugable, los escenarios siguen siendo expansivos, interconectando las diferentes áreas, pero en esta ocasión son mucho más verticales, con diferentes niveles que multiplican las opciones de infiltración. Aunque el juego está centrado en el combate entre espadas, Sekiro, como shinobi (ninja), cuenta con una ventaja fundamental al poder utilizar el sigilo para coger desprevenidos a los enemigos, mejorando en mucho sus opciones de victoria.  Gracias a un aparato en forma de gancho la fluidez a la hora de subir a los tejados a los árboles está asegurada, otorgando un plus de rapidez al juego que permite sortear las patrullas de guardias. En Sekiro, enfrentarte a varios enemigos al mismo tiempo puede tener consecuencias fatales. El sistema está enfocado al uno a contra uno, y aunque existen varias herramientas que permiten controlar la situación o directamente proteger la huida, el enfrentamiento directo con grupos es casi una garantía de fracaso.

A pesar de que sale al mercado en apenas dos semanas, todavía hay muchos interrogantes que rodean a Sekiro: Shadows Die Twice. Se antoja un juego técnico, desafiante, complejo y lleno de mecánicas novedosas, mostrando que Miyazaki, lejos de acomodarse, busca seguir perfilando nuevas sensaciones. Muy probablemente sea el último gran juego de un invierno cargado de grandes títulos, y por lo que he podido conocer, lo tiene todo para blasonar el futuro del estudio y de su director creativo.

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