Esceptrum

Redefiniendo la privacidad

10 mayo, 2011 02:00

La tecnología no solo cambia los modelos de negocio dejando algunos obsoletos (las discográficas ya lo saben y las editoriales lo aprenderán pronto) y creando nuevos, sino que también afecta a la sociedad en otras facetas alejadas del ámbito empresarial. Una de esas facetas, a mi juicio muy mal entendida habitualmente es la de la privacidad.

No corren buenos tiempos para hacer defensa de la privacidad. En una época donde las televisiones hacen pedagogía continua de lo rentable que es publicitar los detalles de la vida privada, donde productos tan deleznables como Gran Hermano y sus imitadores copan porcentajes altos de audiencia, parece extraño defender más garantías para la privacidad, que está siendo amenazada continuamente por nuevas tecnologías que no están controladas por los usuarios, ni siquiera por los gobernantes elegidos por los ciudadanos. Es cierto que las redes sociales están redefiniendo día a día los conceptos de privacidad. Cuando alguien tiene "miles de amigos" en Facebook, el concepto amistad cambia de significado y todo lo que alguien publica "privadamente" para miles de personas, que en realidad no conoce, también cambia el concepto de privacidad. Al menos, en las redes sociales el usuario tiene la posibilidad de aceptar o no a los “amigos” y de elegir qué información es accesible a qué personas. No es fácil hacerlo en muchos casos pero la posibilidad existe y está en manos del usuario aprender a gestionar mejor su información privada.

Un caso aparte son las prácticas de Apple y Google descubiertas en las últimas semanas. Apple con sus iPhone/iPad y Google con todos los dispositivos móviles que llevan su sistema operativo Android están recogiendo información de localización de los usuarios, guardándola y, probablemente, enviándola de vuelta para su archivo y análisis. Como siempre, la respuesta de Apple ante la publicación de que estaba recogiendo información de localización asociada a fecha y hora en todos sus móviles (con sistema operativo iOS 4) ha sido apta sólo para creyentes de buena fe y en algún caso con afirmaciones increíbles como que los datos son anónimos, cuando es evidente que con esos datos se puede asociar, en la gran mayoría de los casos, el teléfono a una cuenta de iTunes, lo que invalida el anonimato de los mismos. La evidencia de que el iPhone recogía información de localización, incluso cuando el usuario desconectaba el servicio de localización, la resuelven afirmando que eso es debido a un “error de software” que corregirán en el futuro. Es un truco tan manido que resulta risible. Resulta sorprendente, teniendo en cuenta la fama de pulcros y cuidadosos del detalle que siempre ha acompañado a Apple, la chapuza técnica del sistema: no sólo recogen información privada sino que la guardan en un fichero ("consolidated.db") que no está encriptado ni en el móvil ni en el PC con el que se sincroniza.

En cualquier caso, lo que más me preocupa no son las prácticas de Apple, Google o cualquier otra empresa, que doy por descontadas si les son rentables, sino la respuesta de nuestros gobernantes. ¿Tanto nos han afectado los reality shows que la privacidad ya no nos importa? ¿Cuál es la respuesta de la Agencia de Protección de Datos? Por lo que dice Bloomberg, Alemania, Francia, Italia y Corea del Sur han abierto una investigación sobre el caso. Imagino que en España nos interesa más conocer en profundidad la intimidad de Belén Esteban que impedir que empresas extranjeras controlen los movimientos de sus ciudadanos sin conocimiento de ningún juez español.


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