Image: Dan Shaw-Town, peso y pliegue

Image: Dan Shaw-Town, peso y pliegue

Exposiciones

Dan Shaw-Town, peso y pliegue

Las cosas están acabadas, hasta que no lo están

28 abril, 2017 02:00

Vista de sala

Galería Maisterravalbuena. Calle Dr. Fourquet, 6. Madrid. Hasta el 20 de mayo. De 4.000 a 9.000 €

Quizás las dos anteriores exposiciones de Dan Shaw-Town (Huddersfield, 1983) en la galería Maisterravalbuena respondiesen formalmente a un modelo menos arriesgado, más al uso si se quiere, pero en cualquier caso ambas estaban solucionadas de manera muy correcta, sin peros. No obstante, con Las cosas están acabadas, hasta que no lo están, su tercera individual aquí, la sensación es ya distinta. Ese interés por lo artesanal de los procesos que ya se intuía y se reivindicaba en sus anteriores exposiciones, cobra de pronto un mayor protagonismo. La nueva arquitectura del espacio dirige el recorrido de un modo más estricto, introduciéndonos en la sala por medio de un banco de trabajo en el cual las marcas y transferencias que habitualmente presenta su obra se introducen ahora a modo de readymade, de elemento rescatado que ha ido recibiendo esa información física ajeno al proceso del propio artista.

Las cosas están acabadas, hasta que no lo están, retoma un lenguaje basado en la relación del gesto libre con la rigidez formal de los tipos de imprenta. El lápiz en relación con la escritura, pero también con el garabato, con la falta de normas que dirigen tanto esos dibujos aparentemente no meditados como la elección de caracteres sueltos, que se presentan vinculados a una acumulación obsesiva de grafito que termina por saturarlo todo.

En el interior de la galería, las restantes mesas de trabajo sostienen aparentemente el peso y fuerzan las dobleces de esos dibujos metalizados que parecen pesar sobre la madera de un modo insoportable, pero que al mismo tiempo introducen la duda acerca de lo que es cierto y lo que no. Lo mismo ocurre con su disposición, que sugiere un trabajo no terminado, un proceso abandonado que se presenta en la sala como si se tratase del taller de un artesano desplazado a este espacio neutro. La sensación que produce el montaje es la de una calma tensa, la de haber desplazado de forma aleatoria estos dibujos, que ahora son esculturas, y haberse detenido al sonido de una bocina abandonando la acción en el punto que esa señal ha establecido. El peso y el pliegue son ahora las claves de un trabajo que resulta menos preciosista y rompe con la sensación de desorden fingido.

Frente a esa aparente despreocupación, destaca el detalle con que las piezas de pared están rematadas. Dibujos sobre papel pegados en madera que hacen evidente ese contraste entre lo establecido y lo incontrolado. La solución tampoco resulta tendenciosa, es papel y lápiz, no lo olvidemos. Si por algo destaca esta exposición es por su carencia de convencionalismos y radiofórmulas pensadas para la foto. Lo que Dan Shaw-Town presenta es una exposición de dibujos que ha sabido violentar lo suficiente como para que hablen de muchas cosas y desde muchos frentes posibles. Por esa razón, la visita no permite un deambular pasivo, sino que obliga a agacharse, a mirar bajo las mesas e imaginar, en vista de lo que vemos, lo que nos estamos perdiendo.

@angelcalvoulloa