Image: Robbins & Becher, ¿estamos aquí?

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Exposiciones

Robbins & Becher, ¿estamos aquí?

Desplazamientos

3 junio, 2016 02:00

Detalle de Black Cowboy, 2008-2016

PHotoEspaña 2016. Museo ICO. Zorrila, 3. Madrid. Hasta el 11 de septiembre.

En esta edición de PHotoEspaña recién inaugurada, tan poco prometedora, se pretende definir una idea de Europa y trazar una panorámica de la fotografía en este continente, pero ese propósito queda muy desdibujado en el conjunto del programa oficial. Hay, claro, algunas buenas exposiciones y esta de Andrea Robbins y Max Becher es sin duda una de las mejores y más atractivas. Viene desde el Museum für Gegenwartskunst de Siegen, más espacioso que el Museo ICO, lo que ha obligado a comprimir el montaje para mostrar un resumen de la trayectoria creativa de esta pareja de artistas.

Haber sido concebida para otro contexto ha dificultado su adecuación al indeciso eje temático del festival; una selección diferente de obras sí podría haber incidido muy de pleno en las complejidades de la identidad europea en un escenario global, puesto que a menudo han documentado las "contaminaciones" culturales que se producen en las traslaciones intercontinentales de grupos poblacionales, estilos arquitectónicos, prácticas religiosas... Siendo la una estadounidense (Boston, 1963) y el otro alemán (Düsseldorf, 1964), han contrastado sus diferentes puntos de vista sobre esas situaciones chocantes que detectan, investigan y narran visualmente con un estilo en apariencia neutro, heredado de las dos tradiciones fotográficas que confluyen su trabajo, la de los New Topographics americanos y la de la Kunstakademie de Düsseldorf.

La retrospectiva incluye una amplia representación de 12 de las 28 series que han realizado hasta hoy. Les recomiendo que visiten su página web para ver y leer más, ya que los textos, reveladores y relevantes, con los que presentan sus series han quedado bastante resumidos aquí. Algunos de los "lugares transportados" en los que se han centrado los conocemos ya bien, a través de otros artistas, la televisión, el cine… En particular, la Venecia de Las Vegas, los poblados del Oeste de Almería o el Wall Street de La Habana. Pero otros son menos obvios, y nos dejan con la boca abierta.

Por citar algunos que podrán ver: ese pueblo en el estado de Washington que decidió "tematizarse" y convertirse en un pueblo bávaro y alpino; la celebración del cumpleaños de Karl May, escritor de novelas del Oeste, por cientos de alemanes que se disfrazan de indios y peregrinan a su pueblo natal cerca de Dresde; la clonación por parte de los Lubavitchers, judíos ultraortodoxos, de su casa madre en Brooklyn en diversos puntos del globo; o, agárrense la mandíbula, la recreación en Americus, Georgia, de las formas de infravivienda propias de las zonas más pobres del planeta, en las que actúa la organización caritativa Habitat for Humanity, la cual construyó este parque temático de la pobreza para concienciar a potenciales donantes.

Una de las tres imágenes de Edificio original en Eastern Parway Brooklyn , 2005-14

Hay características recurrentes en todos estos proyectos artístico-documentales. Explican (con sintéticas palabras e imágenes) cómo diversas circunstancias históricas, geopolíticas o promocionales han llevado a "disfrazar" un lugar para parecerse a algo por completo ajeno a la realidad física y social en la que se inserta, provocando incongruencias, fricciones y paradojas, hasta rozar el absurdo. O zambullirse en él. Sería fácil aplicar a estas situaciones una mirada paródica. Pero Robbins y Becher tratan siempre con gran respeto estas extravagancias culturales y más aún a las personas que las han asimilado y normalizado.

Sus proyectos podrían dividirse en tres tipos. En primer lugar, los que toman la arquitectura como índice de la traslación cultural, en relación con la idea de "decorado" o de escenografía estandarizada, como varios de los citados o esa fantástica serie sobre los restaurantes Cracker Barrel en Estados Unidos, que renuncian a las particularidades locales en favor de un "ideal" nacional. En segundo lugar, menos interesantes, los que se fijan en objetos que se encuentran en un estado indefinido entre la permanencia y el cambio, como los dedicados a los muñecos de La guerra de las galaxias o los habanos. Y en tercero, los que tienen un carácter más antropológico, como Los americanos de Samaná (no expuesto) o la serie a la que se da mayor relieve en esta muestra y que protagoniza el libro ahora publicado, sobre los cowboys negros. Es una faceta silenciada de ese mundo tan estadounidense y tan exportable de los rodeos y de la vernácula cultura ganadera del Sur que, recordémoslo, tiene origen en la colonización española de la región en el siglo XVIII.

Los artistas han realizado un amplio trabajo de campo, basado en viajes y entrevistas, definiendo una serie de tipologías fotográficas que reflejan las constantes y las variantes de esta forma de vida en diferentes estados. Y aunque no es su mejor serie en el aspecto visual, y se aparta algo de su línea central de trabajo, es quizá la que más personalmente les ha involucrado.

@ElenaVozmediano