Image: Nicolás Lekuona, el vanguardista versátil

Image: Nicolás Lekuona, el vanguardista versátil

Exposiciones

Nicolás Lekuona, el vanguardista versátil

Nicolás Lekuona. 1913-1937

17 abril, 2015 02:00

Detalle de uno de los fotomontajes

Galería Guillermo de Osma. Claudio Coello, 4. Madrid. Hasta el 9 de mayo.

¿Hacia dónde, hasta dónde, podría haber avanzado el arte de Nicolás de Lekuona (Villafranca de Ordizia, 1913 - Fruniz, 1937) de no haber muerto en la guerra a los 25 años? Tal vez a la primera línea, de la mano de su gran amigo Oteiza. Tal vez a ninguna parte, perdido su entusiasmo inicial entre las obligaciones familiares, el "borrado" franquista de las vanguardias o el exilio. Quizá su temprano fallecimiento hizo que podamos celebrar hoy, tras un largo olvido, el talento que desplegó en los seis años que transcurren desde su llegada a Madrid en 1932 a su fin, sin el lastre de un probable retroceso estético.

Esta exposición en la Galería Guillermo de Osma, organizada en colaboración con las galerías Michel Mejuto de Bilbao y Marc Domènech de Barcelona (irá después a ellas), es sólo la segunda con propósito comercial desde su desaparición; la primera tuvo lugar en 2008, aquí y en la misma galería bilbaína, pero la relevancia de las obras fue mucho menor. Hay que saber que la inmensa mayoría del trabajo de Lekuona ha permanecido en manos de su familia, que ha tenido la buena cabeza de intentar siempre venderlo a museos para evitar su dispersión en colecciones privadas. Incluso ahora, los cuatro collages fotográficos y las cuatro raras fotocalquídeas que se exponen (entre un total de 69 obras) están reservadas a compradores institucionales.

Lekuona produjo más obra de la que cabría imaginar; Adelina Moya, que la catalogó y comenzó a darla a conocer a finales de los 70, contabilizó 280 pinturas (56 sobre tela y el resto sobre cartón o papel) y 150 fotografías y collages. En los años 80 se hicieron exposiciones en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo de San Telmo, la Fundación Miró de Barcelona y el IVAM de Valencia, pero la definitiva para su recuperación fue la que coprodujeron Artium y el Museo Reina Sofía, en 2003-2004.

Lekuona fue uno de los artistas más talentosos en los tiempos de la República, y sus

Y aún sabe a poco ese reconocimiento, porque Lekuona fue uno de los jóvenes artistas más talentosos e interesantes en los tiempos de la República. Aunque no inventó nada, quiso conocer todo y se adhirió, siempre con una impronta personal, a diversas tendencias artísticas de máxima vigencia internacional. Sus fotocollages son posiblemente los mejores del momento, en una línea depurada cercana en lo gráfico al constructivismo de El Lissitzky y Moholy-Nagy pero con toques surrealizantes. Es revelador que optara por esta modalidad de collage frente a la más puramente surrealista, que practicaban por ejemplo Adriano del Valle o Alfonso Buñuel siguiendo a Max Ernst; lo explicarían su predilección por la fotografía y por las "formas esenciales", que se evidencia también en su pintura. En la exposición hay un buen número de fotografías pero sólo algunas están entre las más decididamente vanguardistas. Abundan las de personas de su entorno familiar o intelectual que muchas veces no cabe calificar de "retratos" stricto sensu, pues también en ellas priman esos rasgos compositivos que emparentan a Lekuona con la Nueva Fotografía.

Los dibujos y las pinturas expuestos (en general de buena calidad pero sólo unos pocos, como Tres antropoides, entre los importantes) muestran cómo Lekuona experimentó con diversos lenguajes vanguardistas, remontándose hasta el cubismo sintético. No obstante, no es uno de esos artistas excesivamente eclécticos que no acabaron de encontrar el suyo propio. El joven Lekuona, como Oteiza, supo ver en Alberto y Benjamín Palencia los adelantados más fiables en el camino de la modernidad española, y adoptó su Surrealismo telúrico centrado en la relación entre figura y paisaje.

Las formas pétreas y óseas que Picasso había definido a partir de 1927, y que pegaron fuerte en nuestro país tras la publicación en el n°1 de Minotaure de sus crucifixiones after Grünewald, llegan a Lekuona a través de ellos dos, y se aprecian parecidos en algunas de sus figuras con la escultura de Alberto, quien afirmaría algo que él podría haber subscrito: "Una piedra puede abstraer al hombre". ¿Conocería Lekuona a Picasso cuando pasó en 1934 por San Sebastián y asistió a la inauguración de la asociación falangista Gu? Allí fue acogido él en los meses previos a su movilización, y uno de sus fundadores, el arquitecto José María de Aizpurua, le prestó la Leica con la que hizo muchas de sus fotografías.

Lekuona vino a Madrid para formarse como aparejador. Fue el primero que ejerció como tal en Guipúzcoa y así lo reconoció el Colegio Oficial de la provincia al encargar en 1966 a Oteiza una escultura-homenaje que se conserva en su sede. No era para él solamente un medio de ganarse la vida y demostró un gran interés por la arquitectura racionalista, de la que Aizpurua, entre otros, era adalid. Y, así, esta exposición se completa con un pequeño grupo de diseños de viviendas que Lekuona hizo quizá como "capricho" arquitectónico y que demuestran la amplitud de sus intereses y la riqueza de sus capacidades.