Exposiciones

Cronotopias del noreste

Gabriel Pericàs/ Manuel Eirís/ Misha Bies Golas

30 enero, 2015 01:00

Mijaíl Bajtín, uno de los filósofos del lenguaje más importantes del postformalismo ruso, toma de la física el término cronotopo para referirse a una unidad espacio-temporal que funciona como catalizador de los detonantes narrativos. A lo largo de las historias, se enlazan y desligan ciertos nudos argumentales que componen los relatos, y esos nudos, aplicados al arte, se identifican con las obras, e incluso, con las exposiciones de una ciudad. Aquí y ahora la ciudad de Vigo escribe su relato galerístico desde la dificultad de ser periferia, pero firma una temporada de buenas tramas, con desenlaces que consolidan sus narrativas sin errar en la sintaxis, ni en la ortografía.

Gabriel Pericàs. Elastische Luftsäulen

Galería PM8. Pablo Morillo, 8 bajo. Vigo. Hasta el 20 de marzo. De 700 6.000 euros.

Muy vinculado al texto como artista, performer de la palabra y fundador de Biel Books, Gabriel Pericàs (Palma de Mallorca, 1988) llega a la galería PM8 desplegando una constelación de pequeñas obras entre lo narrativo y lo formal. Titulada Elastische Luftsäulen, todo parte de un libro de Marcel Breuer, icono de la Bauhaus, que le sirve para explorar la relación entre los seres humanos y los objetos. Son obras ilusionistas que se mantienen en pie desafiando las leyes de la física, como la titulada The invisible chair, Prototype #4, una estructura pensada para la levitación, o trabajos que sucumben a lo infraleve, aquellas energías cotidianas desperdiciadas como diría Duchamp. En Weight&Velocity (Tea BagonTouchpad), constata que el sistema se colapsa al no reconocer el tacto humano.


Manuel Eirís. No creo que fender vaya a quebrar por mi culpa (ni lo deseo)

Galería Bacelos. Progreso, 3. VIGO. Hasta el 30 de abril. De 1.000 a 5.000 euros.

Otro tipo de relato es el que propone Manuel Eirís (Santiago de Compostela, 1977) para su debut en la galería Bacelos. En No creo que Fender vaya a quebrar por mi culpa (ni lo deseo) el artsita desplaza lo pictórico a lo narrativo. Sus monocromos son el resultado de un accidentado proceso que describe mediante listados, entrevistas o relatos cotidianos en folios mecanografiados. La obra que da nombre a la exposición, por ejemplo, surge del proceso de entrevistar al músico Fela Borbone, incide en su conexión como bricoleurs y se materializa en un intenso amarillo. Pero Eirís también plantea una reflexión sobre la pintura al mostrar un monocromo negro obtenido después de aplicar 162 capas de diferentes colores que describe mediante su marca y color, evidenciando una tautología absurda.


Misha Bies Golas. Cosas que no sirven

Galería Ad Hoc. Rúa Joaquín Loriga, 9. Vigo. Hasta el 21 de febrero. De 485 a 3.630 euros.

Misha Bies Golas (Lalín, 1977), en cambio, despliega sus obras como hipertextos que se activan como una jugada de billar. En Cosas que no sirven para que, el proyecto que presenta en la galería Ad Hoc, recoge lo que el artista llama "mi anecdotario personal", un gabinete de encuentros y recolecciones con un alto voltaje lúdico. El Quijote de Cervantes convertido en balón de fútbol, una colilla a medio quemar sobre una peana o la referencia explícita al artista conceptual yugoslavo Braco Dimitrijevic mediante el enmarcado de una de las portadas de sus libros son algunos de sus juegos conceptuales de lectura abierta, que suponen un reto a la libre interpretación del espectador.