Image: Agua clara en La Palangana

Image: Agua clara en La Palangana

Exposiciones

Agua clara en La Palangana

La Palangana

4 julio, 2014 02:00

Sigfrido de Guzmán: Sin Título, 1968

Círculo de Bellas Artes - Fundación Banco Santander. Alcalá, 42. Madrid. Hasta el 31 de agosto.

Impulsado por la suma de datos confusos respecto de la verdadera historia de los orígenes de La Palangana, hace tiempo que José María Parreño empezó a investigar sobre los integrantes de este colectivo fotográfico, cuyo resultado vemos ahora en una exposición en el Círculo de Bellas Artes.

Lo formaron, a finales de los años 50 del siglo XX, Ramón Masats (Premio Nacional de Fotografía 2014 y del que podemos ver ahora una antológica con material inédito en la Galería Blanca Berlín), el veterano Luis Cantero, Paco Gómez, Joaquín Rubio Camín (también pintor y, sobre todo, escultor, con una potente obra abstracta derivada de Oteiza, y vecina de las de Chirino o Sempere), y Gerardo Vielba, a los que se unió Francisco Ontañón, autor de la mítica foto de una palangana llena de fotos que dio nombre al grupo. A él, se sumarían más tarde Juan Dolcet, Fernando Gordillo y Sigfrido de Guzmán. Su última actividad se celebró en 1963.

Renuentes al pictorialismo regionalista imperante en las instancias oficiales y en la Real Sociedad Fotográfica, los miembros de La Palangana, como sus precedentes componentes de Afal, fueron pioneros de la fotografía documental española y los introductores influenciados por los grandes nombres de sus colegas internacionales Walker Evans, Dorothea Lange, Irving Penn, William Klein o Robert Frank, de la realidad existente en la España de la dictadura franquista, una imagen, como muy bien se comprende, radicalmente distinta de la que la propaganda del régimen pretendía difundir, Y, sin embargo, no creo que ninguno de ellos actuara tanto por convencimiento político, como por mera necesidad o urgencia de veracidad, de sustancia cierta tanto en su propósito como en su mero desempeño documental.

La exposición tiene un montaje que ha preferido reunir las fotografías en grupos argumentales de distintos autores. A veces, con dataciones distanciadas e impactantes, pues aunque conocíamos el aire general que alimenta las obras, resulta reveladora en su conjunto la mirada a la cotidianeidad, preferentemente rural, aunque con ciertas incursiones urbanas del país que habría de pasar de la quiebra autárquica de finales de los 50 a las vísperas de la muerte del dictador.

Me extraña, sin embargo, que la edición del catálogo, con reproducciones saturadas de blanco y negro, diluya la sutileza de impresión y revelado, así como la distinta textura, de las fotografías originales.