Image: Una Manifesta sin raíces

Image: Una Manifesta sin raíces

Exposiciones

Una Manifesta sin raíces

La Región de Murcia acoge la segunda Manifesta española

22 octubre, 2010 02:00

Módulo de nOffice en el edificio de Correos de Murcia

Hasta el 9 de enero se podrá visitar en 14 sedes de Murcia y Cartagena la Manifesta 8, una bienal que ha costado a la región 3 millones de euros. En ella participan 116 artistas seleccionados por tres colectivos de comisarios, de marcado caracter político, que pretenden interactuar con el Norte de África.

Vayamos al grano y avancemos brevemente las líneas maestras de esta Manifesta 8, la gran exposición europea de carácter bienal que tiene lugar en catorce sedes de las ciudades de Murcia y Cartagena y que tiene como lema principal el diálogo con el norte de África. El proyecto, auspiciado por la Consejería de Cultura de la Región de Murcia, que persevera en su afán de obtener visibilidad internacional para su ambiciosa política cultural, lleva la firma de tres equipos comisariales, Alexandria Contemporary Arts Forum (ACAF), Chamber of Public Secrets (CPS) y tranzit.org.

Comencemos por la propuesta de ACAF, colectivo afincado en Alejandría. Su proyecto se apoya en la necesidad de volver la mirada al pasado para comprender el presente y aproximarse al futuro con garantías. Overscore es el título de su exposición, concepto que en castellano implica la acción de tachar algo, una idea, una palabra. Pero lo tachado no se elimina sino todo lo contrario: se reedita, situándose de nuevo bajo los focos a la espera de un análisis más profundo que se apoya en el llamado Tratado de la enigmática aplicada. Confieso que asusta mucho al leerlo, que hay que prepararse para lo peor, pero, sorprendentemente, representa lo mejor de esta Manifesta.

La tesis que propone Chamber of Public Secrets se resume en torno a la pregunta ¿El resto es historia?, una reflexión sobre cómo se nos presentan las imágenes, sobre la mediatización del imaginario contemporáneo. Quieren los comisarios que asumamos el hecho flagrante de que la realidad es una construcción, y que consideremos a los media como un agente vertebrador del mundo en todos sus perfiles, desde la percepción de la historia en toda su amplitud hasta las microexperiencias cotidianas más íntimas.

Por último, la propuesta de tranzit.org, un grupo de comisarios de diferentes países centroeuropeos especializado en temas relacionados con la deriva del postcomunismo, alberga la inmensa paradoja de tomar como punto de partida el supuesto "diálogo con el Norte de África", que es el lema de Manifesta, para retomar su investigación habitual. Asocian la caída del muro con la independencia africana del yugo colonial y han puesto en circulación la posibilidad de una bienal panafricana en un futuro previsible.

Entre Europa y África
Sobre el lugar, el conjunto es muy desigual. La relación que, supuestamente, se ha querido trazar entre la región de Murcia y el Norte de África, asunto que, se intuye, debió de ser decisivo a la hora de adjudicar la Manifesta a la candidatura española, es prácticamente inexistente. Con siete ediciones a sus espaldas, esta bienal europea se ha forjado una identidad propia a partir de un estudio de la idea de Europa desde sus márgenes. Por eso la opción de dialogar con nuestros vecinos del sur parecía pertinente, pero creo que no se ha sabido aprovechar la oportunidad. Predomina, por el contrario, la presencia de artistas del centro y el este europeos. Ésta ha sido una constante desde las primeras ediciones de Manifesta, institución que ha jugado un rol determinante en el afianzamiento de lo que hoy es uno de los grandes asuntos de la creación europea, la reformulación de la herencia comunista a la luz de una nueva coyuntura social y económica que no tiene más que veinte años. Tranzit.org realiza desde hace tiempo un trabajo excepcional en su reinterpretación de esos códigos, pero creo que el suyo es un lenguaje mucho más acorde con la propia identidad que ha venido proyectando Manifesta que con las posibles relaciones con el Norte de África o el propio contexto murciano. La de tranzit.org es una investigación sesuda y opaca que no será fácil desgranar.

El peso de la investigación
En las exposiciones de tranzit.org y Chamber of Public Secrets se imponen los trabajos que parten de densas investigaciones sobre asuntos muy concretos. Sabemos que la investigación es una de las estrategias esenciales en el arte de hoy, pero, ¿puede ser también su lastre? ¿Hasta qué punto pretendemos que funcionen proyectos tan herméticos, tan distantes de la realidad del lugar, del individuo o del colectivo? Con tanta disquisición sobre "lo real", ¿de verdad ayudamos a enfrentarnos a la pulsión cotidiana de un mundo en declive? ¿Son realmente útiles las herramientas que nos proponen algunas de estas investigaciones, o son elucubraciones ombliguistas e insolentemente excluyentes? Da la impresión de que no se ha valorado del todo el lugar en el que se celebra esta Manifesta.

La aportación de CPS se desarrolla fundamentalmente en Cartagena, en uno de cuyos espacios, la Prisión de San Antón, se concentra el grueso de su propuesta. Asistimos a infinidad de especulaciones en torno a la imagen que se nos transmite hoy, y a la distancia abismal que media entre la mirada subjetiva y la percepción colectiva de lo que ocurre a nuestro alrededor. El tema de la reclusión (literal en algunos casos) se encuentra en el centro del discurso, y nos invita a pensar en las puertas que se le ponen al campo, en este caso el de la información. Es recurrente la asunción de lenguajes propios de la televisión, como en la divertida telenovela sobre la educación en el arte (Centro Párraga, Murcia), o del cine, como en el documental de Abed Anouti sobre la historia de la prisión de San Antón, que tiene el tratamiento de un filme de intriga. Son dos trabajos en los que el asunto adquiere cierta frescura. Y en otros casos, sí aciertan a ofrecer una lectura sobre la realidad local. Así, el trabajo excelente de Stefanos Tsivolpoulos en el Casino de Cartagena (no dejen de verlo) o el de Laurent Grasso en el antiguo pabellón de autopsias.

ACAF, sin rodeos
Con todo, lo mejor de esta Manifesta es la propuesta de ACAF. No sólo han dispuesto del espacio más interesante, la Antigua Oficina de Correos y Telégrafos, en el centro de Murcia, sino que han logrado una aproximación más directa. Cuando nos hablan de buscar una mayor complejidad lo que pretenden es que nos desprendamos de referencias previas y que esquivemos encasillamientos reduccionistas. Manifesta ha sido tradicionalmente un espacio para la experimentación de las prácticas comisariales. En esta edición tenemos tres colectivos que forman un total de 9 comisarios con sus respectivas formas de ver el mundo. El Baroni y Jeremy Beandry no quieren añadir más leña al discurso (aunque indirectamente ponen en tela de juicio el papel del comisario en el arte de hoy) y proponen una exposición abierta que parte, eso sí, de una discusión que tuvo lugar en ese espacio antes de la exposición y cuya documentación puede verse en el módulo central diseñado por nOffice. A partir de ahí, las ideas fluyen en todos los sentidos y no unidireccionalmente, y el espectador encuentra con facilidad su lugar, liberado del corsé de complejas reflexiones y razonamientos individuales y, sobre todo, parciales. Esta es la buena exposición de Manifesta, con excelentes trabajos de Simon Fujiwara y Ryan Gander, dos de los artistas más conocidos, pero también de Common Culture o Melanie Gilligan, Jasper Rigole o Céline Condorelli.