Image: Elena del Rivero, la mensajera

Image: Elena del Rivero, la mensajera

Exposiciones

Elena del Rivero, la mensajera

A Drawing Fallen from the Sky / Flying Letters

2 abril, 2010 02:00

A Drawing Fallen from the Sky, 2010

La Conservera. Avda. de Lorquí, s/n. Ceutí (Murcia). Hasta el 27 de junio. / Espacio AV. Santa Teresa, 14. Murcia. Hasta el 30 de mayo.

La artista valenciana protagoniza en Murcia la temporada expositiva

La ligereza de la joie de vivre impregna la nueva serie de Elena del Rivero (1949), con que la artista redobla su maestría. Después de la última retrospectiva en IVAM y en Patio Herreriano (2006-2007), en donde se incluían desde las Cartas a la madre hasta una parte del frágil pero monumental memorial al 11-S -[Swi:t] Home: A Chant-, la artista valenciana residente en Nueva York desde 1991, vuelve a presentar una reunión de misivas, Flying Letters, a modo de grandes cartelones colgados simplemente con pinzas de papelería, que cubren todas las paredes del Espacio AV de Murcia, en una suerte de palimsesto desplegado, engarzado y deletreado con la suma de recursos indagados a lo largo de su ya prolongada trayectoria, con orden, limpieza y desprendimiento. Conjunto en el que se marca, sin embargo, una importante inflexión.

La experiencia como referente
Porque aquí trabaja sin pretextos, salvo el del reconocimiento de su papel como hermeneuta, mensajera. Del Rivero ya no escribe como mujer -feminista-, como hija, madre y novia, y -si se quiere- como escribiente de las voces de otras mujeres. Ni se ve impelida a construir un ritual como archivera de la memoria de todos aquellos documentos que entraron en su estudio tras el estallido de los ventanales. Sin otras tareas que atender, el referente es su sola experiencia: imágenes fugaces en el parque, leyendo otros textos, otras cartas, entre el suave rumor de los pájaros. Por eso, esta serie surge de su amor a la vida, al instante en suspenso, como la pluma que cae remoloneando, cadenciosa pero abriendo un intervalo en la secuencia: sin antes y después, como un desafío débil que alude a otras vidas que se cruzan casi siempre desapercibidas, a esos otros mensajes sin aparente destino. Por eso, en esta serie, la mensajera y el mensaje son los protagonistas. En las vitrinas encontramos el background: fotos en el Tompkins Park en el Lower East Side de Manhattan, cartas recibidas, algún libro, un plumón convertido en joya de plata, más plumas reales, recogidas y enviadas por amigos, algunos objetos voladores inventados: como el dedal-plumero, y plumas dibujadas y enrolladas como las escrituras sagradas.

Desde Hermes e Ícaro, en nuestra mitología, el vuelo alado simboliza tanto la comunicación como el deseo. Las cartas-cartelones de Del Rivero están cubiertas de plumas, cubriendo un amplísimo repertorio: solas, en dúo, formando cuadros excéntricos, en vertical, horizontal y diagonal, abundando en la grafía del hilo negro cosido al papel, en el dibujo que engaña como remiendo, con collages de mecanografías con caracteres hebreos, simulando pliegues y destacando las huellas impresas de alfileres antes bajo el papel de ábaca, tan luminoso y flexible. Nunca había llevado tan lejos la intimidad entre texto, hilo, papel, puntada, tejido, escritura, pluma y nido: es decir, la imaginación evanescente en la vida, de la juntura, del remiendo, de la costura y del sello en el manuscrito, los juegos de palabras y los juegos de sentidos, y las citas más o menos explícitas -a Duchamp, siempre a Cixous- en cadeneta humorística. Por tanto, dotando a cada una de estas hojas del valor de un arca del tesoro, por los secretos que cada una contiene.

La NASA y la bisutería
En La Conservera, la latencia mágica -que es cómo los artistas identifican lo espiritual, manipulando materiales de alquimia, como hace Elena del Rivero con el pan de oro- excede lo íntimo para lanzarse a intentar engarzar lo sideral y lo social. El reto es muy arriesgado, pero sale de él con dignidad. A Drawing Fallen from the Sky intenta dibujar sobre el suelo y en grandes dimensiones una fotografía tomada por la NASA de Andrómeda, con perlas, brillantes, lentejuelas y otros materiales de bisutería. Si la realización de los fulgores de la espiral de la galaxia es más que correcta, es inevitable pensar qué sería de esta instalación si se pudieran utilizar materiales alquímicos nobles. Pues aunque el resultado es muy efectista, rozando lo escenográfico y decorativo, sin embargo no deja de ser sincera, directa y sobrecogedora la experiencia simultánea de oír el sonido amplificado de las calles de Ceutí: sinestesia que a cualquiera le llevará a inducir la modesta cordura que deberíamos asumir como infinitesimal mota de polvo en el Universo.

Además, según la mitología griega, Andrómeda desnuda y sólo cubierta por joyas, encadenada al acantilado, fue rescatada por Perseo alado, con quien llegó a casarse y a tener hijos. Si el castigo y redención de "la que gobierna a los hombres" es leyenda ejemplar de la dominación del patriarcado, parecería que la artista quiere aportar nuevos sentidos con su "joya", subrayando los beneficios antes que alimentar el miedo que produce esta constelación que, según los científicos, se acerca a la Tierra a 140 kilómetros por segundo, por lo que colisionaría con nuestra Vía Láctea en 3.000 millones de años, lo que ya ha dado lugar a un subgénero de ciencia ficción en literatura y cine. Sin duda, la mensajera Elena Del Rivero pretende invertir esta opresiva leyenda con su bella versión.