Exposiciones

La otra carrera de Tobias Rehberger

I Die Every Day. Cor I, 15-31

3 noviembre, 2005 01:00

Vista del montaje en el Palacio de Cristal

Comisario: Agustín Pérez Rubio. Palacio de Cristal. Parque de El Retiro. Madrid. Hasta el 20 de febrero

Nacido en Esslingen, Alemania, en 1966, y actualmente profesor de la Städestschule de Frankfurt, donde reside, Rehberger es uno de los principales representantes de la tendencia que conjuga las propuestas de diseño de la Bauhaus y De Stijl con una irónica poética que, en ocasiones, anhela trascendencia civil y social. Expuesto a la vez en Estocolmo y Madrid, su obra integra las colecciones del MNCARS o del MUSAC de León.

Entre las preferencias de intervención de Tobias Rehberger están las que ha realizado en parques y jardines públicos de lugares tan distanciados entre sí como Chicago o Tokio. Ahora, "después de tres años de gestiones, investigación y muchos esfuerzos" ha podido hacerlo en uno de los espacios artísticos emblemáticos de Madrid, el Palacio de Cristal. Para realizarlo se ha servido de los instrumentos característicos de su trabajo: una conjunción de arquitecturas, modos del diseño industrial y concepción de objetos de utilidad tan singular como posiblemente anómala, en los que el color, la transparencia y la luz conforman, a su vez, la piel externa ofrecida a la mirada y la médula de su voluntad estética.

Pero, y como el críptico título, Muero todos los días, Cor. I, 15-31, extraído de la carta del apóstol Pablo a los Corintios quiere indicar, su intención no es únicamente la de desplegar una fiesta de encendidas y alegres cromías que se proyectan desde la jaula de cristal hacia el parque, ni tampoco habitarlo de exóticas criaturas que trepan por sus columnas, cuelgan de sus tirantes o se extienden por el suelo cual insólitas alfombras signadas, sino que explora y exhibe una reflexión sobre la autoría, lo biográfico, la interpretación y reinterpretación de la idea, su muerte y la resurrección de conceptos y especulaciones cuando ocurren en otro pensamiento u otro lugar.

"Este proyecto -informa el comisario Agustín Pérez Rubio- surge precisamente en el momento en que Tobias Rehberger toma conciencia de la infinidad de proyectos que ha ido realizando para lugares específicos y que finalmente han terminado engrosando una carpeta de inéditos que poco a poco aglutina ya toda otra carrera desconocida del artista".

La interrupción, censura, rechazo ideológico, renuncia económica u otros modos o circunstancias que colapsan el plan de un artista en los espacios públicos tuvo una de sus aventuras más conocidas en la destrucción de Tilted Arch de Richard Serra la noche del 15 de marzo de 1989. También podríamos hablar de los proyectos suspendidos de artistas españoles y bien podía estudiarse la otra carrera posible de Mitsuo Miura, Susana Solano, ángeles Marco, Eva Lootz, Sergi Aguilar o Jaume Plensa, nominados aquí sin orden preferencial alguno.

Chus Martínez, comisaria en la Sala Montcada de la muestra de Rehberger Trabajando, se pregunta en su texto del catálogo si resulta concebible su obra no como la reconstrucción de un espacio utópico, sino como una toma de conciencia de lo frágil que resulta en la contemporaneidad la noción de comunidad. Lo sería, a mi modo de ver, desde una doble perspectiva, la más favorable afecta, fundamentalmente, a los condicionantes materiales y formales con los que juega el artista -en los que coincide con un muy amplio grupo de artistas más o menos generacionalmente vinculados, que han hecho de la creación de "espacios débiles" argumento movilizador-. En el extremo opuesto, la más lábil, proviene de la asunción de tropos respecto de la comunidad misma, tan pronto ésta se aleja un mínimo de mi (su) propio centro. En este caso, y aunque resulte sólo anecdótico, Rehberger tiene en cuenta o quiere hacernos conscientes a los españoles del peso y poder de nuestras convicciones religiosas con sus títulos provocadores: Jesús de los nudistas como pabellón para el descanso en los baños de lodo, Jesús de los escondrijos a favor de los refugiados inmigrantes tratando de abandonar áfrica para empezar una nueva vida en el extremo sur de España, etc., lo que no creo que cause conmoción alguna en las ideas de los creyentes y poco más que una sonrisa en los agnósticos. Ahuyentar el esteticismo no parece función de los estetas.