Image: Nino Longobardi, después

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Exposiciones

Nino Longobardi, después

8 septiembre, 2005 02:00

Sin título, 1999

Fernando Latorre. Doctor Fourquet, 3. Madrid. Hasta el 20 de octubre. De 4.000 a 60.000 e

La Transvanguardia italiana es una de las tendencias internacionales de la segunda mitad del siglo XX que peor ha aguantado el paso del tiempo. Su rechazo del compromiso con el presente, las introspectivas actitudes individuales y la sobrevaloración del oficio pictórico han contribuido posiblemente a su "descuelgue" de la actualidad artística. No obstante, sus integrantes siguen en activo. Nino Longobardi (Nápoles, 1953) no estuvo en el primer grupo de los transvanguardistas (Clemente, Cucchi, Chia y, luego, Paladino y De Maria), pero sí participó en algunas de sus colectivas, y obtuvo cierto renombre incluso fuera de Italia. En España, Fernando Vijande le organizó una individual en 1982 (año en que también expuso en el Instituto Italiano de Madrid), y salvo obras puntuales en ferias y colectivas, no se había vuelto a saber de él hasta ahora.

Como es lógico, en más de veinte años la obra del artista ha experimentado una notable evolución, pero la esencia de su trabajo se mantiene, e incluso se ha aferrado a algunos motivos iconográficos. El cuerpo, la muerte, la animalidad o el peso del pasado siguen siendo temas centrales, pero las figuras y las configuraciones que los encarnan parecen haberse convertido en signos en los que la forma prevalece sobre el contenido. La antigua pulsión expresionista se ha enfriado, y se diría que Longobardi, obsesionado por los acabados perfectos (hasta enmarca sus obras), se ha volcado en la "confección" de cuadros en los que superpone telas de trama abierta a maderas o papeles sobre los que previamente ha pintado sus motivos, dejando encerrados en la "entretela" objetos como tenedores, caracoles, grapas de tapicero oxidadas o pedazos de piedra procedentes de las ruinas que rodean su palacio en Nápoles. Fondos vacíos y dibujo rápido a carboncillo caracterizan gráficamente a estas obras (realizadas entre 1999 y este año), que prolongan la propuesta primera del artista también en cuanto al mestizaje de dibujo y pintura. Un inexpresivo hieratismo de calaveras y antropometrías ha congelado la agitación de otros tiempos. Para nostálgicos.