Image: La belleza perdida

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Exposiciones

La belleza perdida

L’art nouveau. El legado de Siegfried Bing

8 septiembre, 2005 02:00

Tela con tres grullas volando sobre las olas, Japón, siglo XIX, bordado sobre seda

Caixaforum. Marqués de Comillas, 6-8. Hasta el 29 de enero

Siegfried Bing ((1835-1905) es un punto de referencia en la formación y difusión del "Art Nouveau", estilo que impregnó la arquitectura y la producción de objetos en el traspaso del siglo XIX al XX. La indumentaria, la tipografía, el vidrio, el mueble, el bibelot, el ornamento… todo acabó por ser "art nouveau" en un determinado momento. En realidad, el "Art Nouveau" fue la primera moda artística con un sentido comercial que, expandida desde París, se proyectó en toda la sociedad europea. Muy esquemáticamente, este estilo se asocia a cualidades de ligereza, erotismo, juventud… Es un sentir que sobrevuela la época y que se relaciona con la fecha simbólica de 1900, el cambio de siglo y la ciudad industrial de fondo. Como su propio nombre indica, en el "Art Nouveau" existe una ansiedad de renovación y modernidad. Son los inicios del cine, la luz eléctrica, el automóvil… El "Art Nouveau" es, entre otras cosas, la expresión de este dinamismo.

Por otro lado, la aportación de Siegfried Bing no es extraña a figuras como William Morris o Herman Muthesius, entre otros, figuras que con sus reflexiones, reformas y aportaciones están en el origen del diseño moderno. El inicio de la industrialización fue traumático e implicó un replanteamiento en la producción de objetos, el artesanado, la enseñanza, etc. Para hacer frente a la crisis y desorientación provocada por la industria, el proyecto de Siegfried Bing consistió -muy a grandes rasgos- en recuperar una artesanía de élite y un tipo de objeto aristocrático de alta calidad con el que la industria no podía competir. En este contexto de progresiva industrialización, y como réplica a ella, la tarea de Siegfried Bing consistió en promover un gusto por lo exquisito, lo raro, lo exótico, el lujo.

Si William Morris o Herman Muthesius -por continuar con los nombres anteriores- estaban inspirados en motivaciones morales, Siegfried Bing fue ante todo un comerciante. Un comerciante, sin embargo, entendido en un sentido muy amplio, como lo puede ser un marchante de arte a gran escala, por ejemplo. Bing promovió y coordinó talleres de artesanía, editó revistas y publicaciones divulgativas y tejió una trama comercial internacional de importación y exportación de objetos de Oriente, Estados Unidos o del resto de Europa. En definitiva, contribuyó en gran manera a introducir un nuevo gusto. Ahora bien, esto lo hizo arropado por una clase intelectual y política comprometida en la rehabilitación del artesanado francés amenazado por la competencia extranjera y la industrialización. Las expediciones o empresas de Siegfried Bing en Estados Unidos u Oriente contaron siempre con un apoyo institucional: el suyo fue un proyecto compartido con la administración francesa. Un aspecto importante es constatar las estrategias utilizadas, que se impondrán desde entonces: exposiciones divulgativas, compromiso institucional, dimensión internacional, apoyo de los media…

Pero el mundo de Siegfried Bing no se agota aquí. El suyo es un universo esteticista. Su voluntad es dignificar la vida cotidiana, transformar los objetos que nos rodean en arte, equiparar las bellas artes a la artesanía. éste era su objetivo, la recuperación de una belleza desterrada del mundo industrial. Las decoraciones de Siegfried Bing son como la construcción de una segunda naturaleza, un ambiente acaso más intenso que la vida real. El mismo Siegfried Bing apuntaba dos nociones claves en su concepto de interior: por un lado, "debía aportar paz a la vista y a los nervios" y ser "un refugio contra la crispación de la existencia moderna". Y por otro, era un espacio dinámico y vital en que el mundo del sueño se liberaba, un lugar en el que "surge una chispa misteriosa (…) que embriaga la imaginación y la transporta en un sueño de hadas". No es extraño, pues, que los surrealistas se interesaran por el "Art Nouveau", en el que advirtieron, con razón, una belleza onírica: los objetos de la vida cotidiana como si fueran sueños, el "sueño de los objetos". Quien contemple con atención la presente exposición -uno de sus méritos es el de exhibir los objetos que pasaron por las manos y los establecimientos de Siegfried Bing- observará que son objetos extraños e incluso misteriosos. Pero es en esta irracionalidad, en esta falta de lógica donde se encuentra el sentido profundo de estos objetos.

Siegfried Bing tuvo un éxito extraordinario en la Exposición Universal de 1900 de Paris. Este acontecimiento significó la eclosión del "Art Nouveau", pero representó también el fracaso de Siegfried Bing, una muerte lógica. A partir de ese momento el "Art Nouveau" se transforma en moda; hasta entonces había sido prácticamente un artículo de alto nivel realizado por un artesanado de élite. Posteriormente, el "Art Nouveau" se transforma en un producto de consumo masivo, se somete a un desgaste y a una progresiva banalización que terminan por desvirtuar el sentido originario que tuvo en un principio. Es entonces cuando se introducen los procesos industriales, las imitaciones, las formas delirantes que rozan el kitsch

Por lo demás, desde entonces nunca más se hablará de belleza. Esta palabra se omitirá como si no existiera en el diccionario. Acaso el mensaje de Siegfried Bing -con todas sus contradicciones- fuera precisamente el de embellecer la vida cotidiana.