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Arte internacional

La vida social de Vincent Van Gogh

Una exposición del museo Het Noordbrabants en Bolduque (Países Bajos) muestra al artista como un hombre apasionado que vivió sus relaciones de manera intensa y duradera

26 septiembre, 2019 08:03

“Últimamente mi relación con la gente ha mejorado y eso es muy importante para mí. El trabajo se resiente mucho con la soledad”, escribió Vincent Van Gogh en mayo de 1884. Conocido por su carácter fuerte y a veces difícil, el pintor tenía entonces poco más de 30 años y había regresado a vivir a casa con sus padres en Nuenen. En aquella pequeña e idílica ciudad que hoy conserva hasta un total de 21 localidades inmortalizadas por el artista en sus pinturas, Van Gogh viviría la triste pérdida de su padre, con quien, a pesar de su cariño mutuo, siempre tuvo una relación complicada, y el amor truncado con su vecina Margot Begemann, diez años mayor que él.

“Su relación con la gente que le rodeaba fue, de hecho, compleja y él alejó a algunos de ellos con su despiadada sinceridad”, cuenta el director del museo Het Noordbrabants, Charles de Mooij. Pero, lejos de esta imagen del atormentado y solitario pintor, “él era un hombre apasionado y sus relaciones fueron a menudo fuertes y duraderas”. Desde sus años en Brabante y La Haya, pasando por los periodos en París hasta su muerte en Auvers-sur-Oise el 29 de julio de 1890, el artista vivió en 23 lugares diferentes a lo largo de sus 37 años de vida y fue capaz de entablar amistades y contactos rápidamente en cada uno de ellos.

Bajo esta premisa, como muestra la exposición El círculo íntimo de Van Gogh: amigos, familiares, modelos que acoge el museo de Bolduque (Países Bajos) hasta el próximo 12 de enero, el pintor siempre estuvo rodeado de sus familiares y amigos íntimos y la influencia que estos ejercieron en su vida y en su trabajo fue verdaderamente notable. Con un total de 90 pinturas, dibujos, libros de bocetos, cartas y documentos, la muestra, comisariada por Sjraar van Heugten, antiguo director de colecciones del Museo Van Gogh, en colaboración con Helewise Berger, trata de arrojar luz en orden cronológico sobre su familia, su amistad con otros artistas como Anthon Van Rappard, Anton Mauve, Émile Bernard, Paul Gauguin o Henri de Toulouse, los modelos con los que él trabajó a lo largo de su trayectoria de manera particular y sus relaciones amorosas.

La familia Van Gogh

Hijo de un pastor protestante, Theodorus, y de Anna Cornelia, “sus padres fueron muy estrictos en su educación y la imagen de la familia es bastante negativa en general”, analiza Helewise Berger durante una visita al museo. “Hay una sombra sobre esos temas y en el catálogo tratamos de hacer justicia a la forma en que sus parientes lo apoyaron, porque aunque existieron fricciones en los últimos años de la vida de su padre, también hubo momentos muy positivos”, remarca la comisaria.

Así, la muestra recuerda a un Van Gogh que nunca dejó de tener a su familia muy presente, especialmente a su hermano Theo, que le apoyó a lo largo de su existencia y financió su carrera artística. “Por supuesto fue la persona más importante de su vida”, reconoce Berger pero también lo fue su padre, por el que siempre mostró un amor incondicional, a pesar de sus continuas peleas.

Vincent Van Gogh: 'Naturaleza muerta con Biblia' (1885). Museo Van Gogh de Ámsterdam (Fundación Vincent Van Gogh)

De su vida a la pintura, sus relaciones familiares se materializaron en cuadros como el Retrato de Theo Van Gogh o Naturaleza muerta con Biblia (1885), préstamo este último del Museo Van Gogh de Ámsterdam. El artista pintó este último cuadro poco después de la muerte de Theodorus Van Gogh. “Es muy simbólico -comenta la comisaria- porque en el final de la vida de su padre ellos tenían una relación complicada, con muchas discusiones por la religión y esto es lo que podemos ver en esta pintura. La Biblia del padre de Van Gogh que representa las ideas pasadas de moda y enfrente La alegría de vivir de Émile Zola, que representa las ideas modernas de Vincent”.

Distinta pero también intensa, fue su relación con su hermano pequeño, más tranquilo y sociable que el pintor, junto a quien llegó a convivir varios años en París. “Fue una especie de sorpresa para Theo. Ellos habían hablado de ello y de que él iría a París pero no esperaba que fuera a ser tan pronto”, cuenta la comisaria. Fue allí, precisamente, cuando conoció a Agostina Segatori. La vida amorosa de Van Gogh no había sido fácil. Tras su amor no correspondido por su prima Kee Vos y sus relaciones truncadas con Margot Begemann y Sien Hoornik, se enamoró de Segatori. “Este periodo no está tan bien documentado como el resto –apunta Berger-, porque él ahora vivía con Theo y no tenían que escribirse cartas. Pero nosotros sabemos que durante un tiempo tuvo una relación con ella. Era una mujer italiana, propietaria del café Le Tambourin y ella está representada en su obra”.

De izquierda a derecha, 'Autoretrato' (1887) y 'Retrato de Theo Van Gogh' (1887). Museo Van Gogh, Ámsterdam (Fundación Vincent Van Gogh)

Con préstamos de algunas obras maestras como Madame Roulin meciendo la cuna (1889) del Instituto de arte de Chicago, o L’Arlésienne (1890), cedida por la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Cotemporanea de Roma, cuyo retrato de Madame Ginoux, propietaria junto a su marido del café próximo a la Casa Amarilla donde vivió Van Gogh, es la imagen de esta exposición y del catálogo que la acompaña, desde sus inicios con Naturaleza muerta con sombrero de paja (1881) hasta su final, la muestra recuerda también los últimos momentos del pintor. Deprimido, el 27 de julio, él mismo se disparó en el pecho. Al enterarse de la noticia, Theo Van Gogh, que entonces se encontraba en París, se apresuró en su encuentro. Dos días después tristemente el pintor murió en su presencia. “Su funeral fue un broche final realmente digno de su gran espíritu y su gran talento”, describió Émile Bernard en una misiva a Albert Aurier.

Seis de las cartas de condolencia que firman entre otros Camille Pissarro, Henri de Toulouse-Lautrec o Paul Gaugin, se exhiben también en El círculo íntimo de Van Gogh.Ellos estaban profundamente conmocionados de escuchar la noticia de su muerte. Y esta es una forma muy interesante de descubrir cómo lo dijeron”, señala la comisaria Helewise Berger. “Él tuvo la rara cualidad de no olvidar nunca a ningún amigo”, escribió John Peter Russell en una de ellas. Amigo y artista, Van Gogh tampoco murió solo.

Un viaje por la vida de Van Gogh

Además de la exposición en Bolduque, la región de Brabante, al sur de Países Bajos, ofrece la oportunidad de visitar los lugares en los que Van Gogh creció y vivió durante gran parte de su vida y ser testigo de muchas de las imágenes que el artista retrató en sus cuadros, muchos de ellos expuestos en El círculo íntimo. Un viaje en el tiempo y en el espacio que evoca la infancia del genio en Zundert hasta el comienzo de su carrera en Etten, sus clases de dibujo en Tilburg o su primera obra maestra en Nuenen, Los comedores de patatas (1885). Precisamente entre las pintorescas calles de esta última localidad, donde el artista vivió junto a sus padres entre 1883 y 1885, se encuentran algunos de los rincones que Van Gogh inmortalizó en sus pinturas como la pequeña iglesia en la que su padre ejerció de pastor, su casa o el taller donde él mismo trabajó.

@mailouti